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Bueno… ¿Pedro y Paula, no?
- Así es.
- (Suspiró) Hay demasiado para hablar con ustedes… Lola es una nena, emm…
especial.
- ¿En qué sentido? (Preguntó Pepe)
- Es demasiado sensible, si bien la gran mayoría de los nenes lo son, ella lo
es y mucho más, quizás por todo lo que le pasó, que ni siquiera sé si es todo,
porque bueno, no puedo obligar a hablar a nadie, menos a una nena. ¿No?
- ¿Y qué podemos hacer para cuidarla? No soporto más verla así, últimamente
vive llorando y me dice que le duele el pecho, y además, algo que me olvidé de
comentarte, hace algunos meses ella sufrió algunos ataques de pánico, pero como
pasó solo algunas veces y aisladas su doctora nos dijo que no era necesario
consultar con una psicóloga, pero bueno, creemos que ya no podemos solos y por
eso estamos acá.
- A ella, cuando éramos más chicos le pasaba lo mismo, lo de los ataques de
pánico.
- Emm… Sí.
- Ahora que me lo dicen entiendo cada vez un poco más, no quiero asustarlos, pero
no está lejos de que vuelva a pasarle eso. (Pau suspiró y yo tomé su mano) Pero
tranquilos, Lola no dejó de hablar maravillas de ustedes, de cuánto los ama y
de cuánto la cuidan y se siente amada por ustedes. (Nosotros sonreímos) Y eso
es lo más importante acá, sin la contención de ustedes ella nunca va a poder
superar lo que le pasa.
- ¿Y qué es lo que le pasa?
- Angustia, tiene muchas cosas adentro para ser tan chiquita, le pasaron muchas
cosas que las reprimió, y ahora el inconsciente le empezó a jugar en contra,
por eso sus sueños y angustia. Y además, se siente muy sola… Me contó lo que le
pasó en la escuela, en las dos, me contó lo que pasó en sus familias, lo que te
pasó a vos y porque no podes volver a tener un hijo (Dijo mirándola a Pau, y yo
tomé más fuerte su mano) Me contó que la secuestraron, el mismo hombre que te
hizo eso a vos…
- (Pau suspiró) Es demasiado para ella, y me llena de culpa.
- No, no es su culpa… Ustedes no eligen lo que pasó.
- Pero deberíamos haberla cuidado más y no contárselo.
- A veces es peor esconderle las cosas, y que ahora se arrepientan no sirve de
nada, solo tienen que estar con ella, escucharla cada vez que quiera hablarles
y no presionarla para que lo haga.
- Está bien… (Respondió Pau)
- ¿Y con la escuela? ¿Volvemos a cambiarla?
- Mmm… No, lo peor fue en la anterior, en esta ella me contó que si tiene
amiguitas, y me parece que otro cambio la desestabilizaría más.
- ¿Y entonces? (Preguntó Pau)
- Y entonces… Estén con ella, simplemente eso. Y, lo ideal, sería que tenga
sesiones, en un principio, dos veces por semana… Pero bueno, no sé si quieren
hacerlas conmigo…
- Sinceramente sí, es muy difícil que Lola se abra, es muy retraída con la
gente que no conoce, y si lo hizo con vos, por algo debe ser.
- Entonces pueden pactar las citas en recepción, al menos durante el siguiente
mes, y también deberíamos tener algunas charlas nosotros, pero eso lo iremos
viendo. (Nosotros asentimos con la cabeza) Y sí tiene algún episodio de pánico…
¿Sabes cómo calmarla?
- No sé si lo hacemos bien, pero siempre pudimos calmarla.
- ¿Saben que tienen que ponerla de costado para que no se ahogue?
- Sí… (Respondí) La primera vez que pasó supe cómo reaccionar, como antes le
pasaba a ella…
- ¿Puedo saber por qué te pasaba a vos?
- (Suspiró) Es una historia muy larga… (Hizo una pausa) Tiene que ver con ese
hombre…
- Es algo muy difícil…
- ¿Lola lo sabe?
- Solo una parte…
- ¿Puedo saber cuál?
- Que ese hombre mató a mis viejos, cuando yo tenía trece años, ante mis ojos…
(Dijo con los ojos llenos de lágrimas y yo uní mi otra mano a la suya) Y ese
hombre es el mismo que me dejó embarazada, y mató a su propio hijo… (Dijo ya
quebrada) Es el mismo hombre que la secuestró, porque estaba empecinado en
hacerme mal.
- Tranquila… ¿Queres un poco de agua?
- Por favor.
- Ya te traigo.
- Gracias…
Ella se levantó y yo le susurré a Pau.
- Contáselo.
- No puedo.
- Sí que podes, te va a hacer bien… Y además, capaz podes venir vos también,
sabes que te haría muy bien.
Y en ese momento, la doctora volvió…
- Gracias. (Dijo agarrando el vaso de agua y tomó un poco, lo dejo en el
escritorio y Clara volvió a sentarse frente a nosotros)
- ¿Se puede saber qué es lo que ella no sabe?
- (Pau suspiró y cerró sus ojos) Ese hombre, abusó de mi mamá… Y después lo
hizo conmigo, durante muchísimos años, me tuvo cautiva, desde el momento en el
que mató a mis viejos… (Dijo rompiendo en llanto) Y siento que eso, aunque yo
no quiera, repercute en ella, porque no puedo tener un estado anímico normal,
no suelo estar alegre… Intento estarlo para ella, pero no sé, hay veces que no
puedo, y siento que en vez de hacerle bien hago todo al revés, y es horrible.
(Hizo una pausa y abrió sus ojos) Y encima ella quiere un hermanito, y yo no se
lo puedo dar… Si quedó embarazada puedo llegar a morirme. (Suspiró)
- ¿Lola sabe lo que puede pasarte?
- Sí… (Dije, tratando de dejarla respirar a Pau)
- Acaba de cerrarme todo… Ella tiene miedo de quedarse sola. Tanta gente se fue
de su vida… Y sabe que puede llegar a pasarle algo a su mamá.
- Pero nosotros lo hablamos con ella, y como pudimos, le explicamos que ella no
va a quedar embarazada, porque es algo que se decide.
- Hagánselo sentir.
- Es lo que intentamos… (Dijo Pau llorando)
- Y lo hacen, porque los ama. (Pau sonrío) Y respecto a lo que me contaste vos…
¿Puedo decirte algo? (Dijo, refiriéndose a ella)
- Sí.
- Sinceramente en esta profesión se escucha de todo, pero es el día de hoy que
escucho estas cosas y no dejo de angustiarme… (Hizo una pausa) ¿Hiciste algún
tratamiento psicológico?
- Sí, pero nada funciona.
- Volve a hacerlo, te va a hacer bien… Te noto muy triste, y no sé, me gustaría
poder ayudarte.
- Sos un amor Clara.
- Solo amo lo que hago, amo ayudar a la gente.
- Yo la voy a convencer de que vuelva a hacer algo, y posiblemente con vos. (Pau
rio) Es un poco terca.
- Es solo que me cuesta ocuparme de mí.
- Es hora de que lo hagas quizás, y además, así la vas a estar ayudando a tú
hija.
- Tiene razón amor… (Dije)
- Puede ser, prometo que lo voy a pensar.
- Pensalo tranquila, y ahora los dejo que Lola los debe estar esperando.
- ¿Puedo pasar al baño antes?
- Sí, obvio. Salgan tranquilos que yo tengo que bajar a buscar unas cosas.
(Dijo parándose, y nosotros también nos paramos) Un gusto chicos.
- Lo mismo decimos, gracias.
Nos saludamos y ella se fue, Pau me abrazó y yo también lo hice.
- Me muero de vergüenza.
- Sh, tranquila. (Besé su cabeza) Dale, anda al baño y lávate la cara que Loli
seguro te va a dar un súper abrazo que va a hacer que todo se pase.
- (Suspiró) ¿Me esperas?
- Toda la vida. (Pau sonrío y me besó, para luego irse)
A los pocos minutos estaba otra vez a mi lado y salimos, Lola ni bien nos vio
corrió a nosotros y Pau la alzó.
- ¡Al fin! (Dijo abrazándola)
- (Sonrío) ¿Vamos a casa princesa?
- Sí…
- Zai… ¿Venís o te alcanzo a tu casa? (Pregunté)
- Si no molesto…
- ¡Zaira! (La reté) ¿Cómo vas a molestar?
- Bueno, no sé.
- Venís a casa, y no se discute.
que bueno ahora estoy entendiendo un poco mas, pero hay pequeñas cosas de la historia que no me cierran, como los mareos y las nausias de pau
ResponderEliminarson por las hemorragias que tuvo, igualmente, esas cosas no siempre tienen una razón, puede ser simplemente presión baja.
Eliminarahh gracias.
Eliminarmuy buenos los capítulos,ojala todo empiece a mejorar....
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