- ¿Por qué no salen un rato con
Lola? Así se te pasa la culpa… (Dije en su oído)
- Mmm…
- Dale.
- ¿Y vos?
- Me quedo con tú mamá.
Lo convencí y ni bien cruzaron la puerta dejé caer mi cabeza sobre mis brazos en la mesa, comenzando a llorar.
- Ay, ay, ay… (Dijo Ali sentándose a mí lado, abrazándome por el costado)
- No puedo más.
- Tranquila chiquita, tranquila.
- ¿Cómo queres que me tranquilice teniendo a mi hija así? No puedo, no puedo… Encima Pedro y yo nos caemos a pedazos, no tenemos fuerzas para sostenernos nosotros y pretendemos sostener a Lola. Somos un desastre.
- Decís lo mismo que Pedro, y yo no creo que sea así… Como padres son hermosos, y siempre están para ella.
- No, no. Recién me pidió por favor que no nos vayamos más porque cuando nos vamos le duele el pecho… Y nosotros nos fuimos.
- Pero… Era algo que Pedro tenía que hacer.
- Lo sé, y no podía dejarlo solo, pero tampoco puedo dejar sola a mi hija… Y entre que intento repartirme, me dejo sola a mí, que bastante mal estoy. No sé para donde disparar, ni que hacer, ni cómo reaccionar. Es desesperante.
- No es por menospreciar a los hombres, pero las mujeres siempre somos capaces de repartirnos para estar para todos y para nosotras mismas.
- Yo no puedo Ali.
- Sí que podes Paulita…
- ¿Cómo? Decime cómo y te juro que lo hago.
- Primero deja de tirarte tan abajo, vales y podes mucho más de lo que vos crees. Y lo sabes. (Suspiré y escondí mi cara en mis brazos) Dale, arriba. Vos podes, todos pueden salir adelante.
- No soporto que Lola esté así.
- Ya se le va a pasar, creeme que sé que no hay sentimiento más horrible que ver a tú hijo sufriendo, pero todo pasa, y más si la contienen y la miman como lo están haciendo.
- Todos me dicen lo mismo, pero te juro que ya no sé.
- Vas a ver que sí, Lola es una nena llena de vida, de fortaleza, y si ustedes la ayudan, ya todo se va a pasar.
- (Suspiré) ¿Te enojas si quiero estar sola?
- ¿Cómo me voy a enojar? Solo sabe que si necesitas hablar, podes contar conmigo.
- Gracias Ali, de verdad.
- Nada que agradecer.
Sonreí a medias y me levanté, para dirigirme a la hamaca en la que había estado esa mañana, cuando sonó mi celular.
‘Te amo más de lo que te puedo explicar, y no sé, necesitaba decírtelo’
‘Soy tan afortunada de tener al lado mío un hombre como vos, te amo con la vida mi amor’
- Mmm…
- Dale.
- ¿Y vos?
- Me quedo con tú mamá.
Lo convencí y ni bien cruzaron la puerta dejé caer mi cabeza sobre mis brazos en la mesa, comenzando a llorar.
- Ay, ay, ay… (Dijo Ali sentándose a mí lado, abrazándome por el costado)
- No puedo más.
- Tranquila chiquita, tranquila.
- ¿Cómo queres que me tranquilice teniendo a mi hija así? No puedo, no puedo… Encima Pedro y yo nos caemos a pedazos, no tenemos fuerzas para sostenernos nosotros y pretendemos sostener a Lola. Somos un desastre.
- Decís lo mismo que Pedro, y yo no creo que sea así… Como padres son hermosos, y siempre están para ella.
- No, no. Recién me pidió por favor que no nos vayamos más porque cuando nos vamos le duele el pecho… Y nosotros nos fuimos.
- Pero… Era algo que Pedro tenía que hacer.
- Lo sé, y no podía dejarlo solo, pero tampoco puedo dejar sola a mi hija… Y entre que intento repartirme, me dejo sola a mí, que bastante mal estoy. No sé para donde disparar, ni que hacer, ni cómo reaccionar. Es desesperante.
- No es por menospreciar a los hombres, pero las mujeres siempre somos capaces de repartirnos para estar para todos y para nosotras mismas.
- Yo no puedo Ali.
- Sí que podes Paulita…
- ¿Cómo? Decime cómo y te juro que lo hago.
- Primero deja de tirarte tan abajo, vales y podes mucho más de lo que vos crees. Y lo sabes. (Suspiré y escondí mi cara en mis brazos) Dale, arriba. Vos podes, todos pueden salir adelante.
- No soporto que Lola esté así.
- Ya se le va a pasar, creeme que sé que no hay sentimiento más horrible que ver a tú hijo sufriendo, pero todo pasa, y más si la contienen y la miman como lo están haciendo.
- Todos me dicen lo mismo, pero te juro que ya no sé.
- Vas a ver que sí, Lola es una nena llena de vida, de fortaleza, y si ustedes la ayudan, ya todo se va a pasar.
- (Suspiré) ¿Te enojas si quiero estar sola?
- ¿Cómo me voy a enojar? Solo sabe que si necesitas hablar, podes contar conmigo.
- Gracias Ali, de verdad.
- Nada que agradecer.
Sonreí a medias y me levanté, para dirigirme a la hamaca en la que había estado esa mañana, cuando sonó mi celular.
‘Te amo más de lo que te puedo explicar, y no sé, necesitaba decírtelo’
‘Soy tan afortunada de tener al lado mío un hombre como vos, te amo con la vida mi amor’
Suspiré, inhalando aire fresco, intentando que éste
llegara a cada parte de mí, con el afán de encontrar, al menos, un poco de paz.
Estaba con mis ojos cerrados, pero la sentí a Lola corriendo hacia mí.
- ¿Qué haces ahí mamá? Las hamacas son para los nenes. (Dijo riendo, y yo también reí)
- ¿Queres que te hamaque?
- ¡Sí!
Me levanté, la deje sentarse a ella y la comencé a hamacar, Pepe nos miraba sonriendo, y yo le devolví la sonrisa.
Volví mi vista a Lola y de repente lo sentí detrás de mí, posando sus manos en mi cintura. Sonreí y besó mi cuello.
- Estuviste llorando… (Reí) Sos tremenda eh.
- Dejame, necesito hacerlo. (Me abrazó)
- Te amo… ¿Sabes?
- Fue muy lindo tú mensaje, me hizo sonreír en medio de las lágrimas… Yo también te amo mi amor. (Nos besamos y seguimos hamacándola a Loli, hasta que ella nos pidió de parar y se acercó a nosotros, parándose frente a nosotros)
- ¿Podemos ir a ver una peli los tres juntos?
- Mmm… No sé si llegamos antes de cenar Loli, después miramos una si queres.
- ¿Y ahora? ¿Qué hacemos?
- ¿No queres dibujar un ratito?
- Pero si ustedes vienen conmigo.
- Vamos con vos y ponemos música. ¿Te parece?
- ¡Sí!
- Dale princesa, y además entremos que hace frío, y vos estás congelada.
La abracé por el cuello y así caminamos hasta adentro, Loli se quedó con sus abuelos y nosotros le dijimos que la esperábamos en el cuarto.
- Amor… No te hagas la tonta.
- No me hago la tonta, sí, lloré, muchísimo. ¿Qué queres que le haga?
- Que hables conmigo.
- Es lo mismo que te pasa a vos, lo que me pasa a mí… Ya está, necesitaba llorar un poco.
- ¿Segura?
- Sí mi amor. (Lo besé)
- Confío en vos.
- Sí los dos nos ponemos a llorar juntos terminamos por el piso. (Lo besé y me refugié en su pecho, al menos por el ratito que podía, él me abrazó y besó mi cabeza)
- Vos vas a volver a la psicóloga.
- Vos también deberías ir amor…
- Somos una familia demasiado complicada.
- Pero llena de amor. (Sonrío y nos besamos)
Lola dibujaba y nosotros la observábamos, mientras escuchábamos un poco de música.
- Loli… (Dije tratando de que deje de mirar su hoja, pero ella no lo hacía)
- Tranqui. (Susurró Pepe en mi oído y yo no entendía nada, pasaron algunos minutos, ella dejo sus cosas y se dirigió al baño)
- ¿Qué le pasa?
- No sé, esperemos a que vuelva amor. Respetala, dejala con sus tiempos.
- (Reí) ¿Estoy muy encima, no?
- No Pau, pero dejala un poco, no vas a poder hacer que no sufra, aunque duela, es así.
- Lo sé, y es lo que más me duele.
- Tranquila. (Besó mi mejilla y en ese momento entró Lola, sin decirnos nada se acostó en la cama, boca abajo, yo me quise acercar pero Pedro me paró)
- Hija… (Susurró y paró la música) Loli… ¿Queres que nos quedemos o que nos vayamos? (Lola buscó su mano y la tomó) ¿Nos quedamos? (Lola asintió con su cabeza) ¿Los dos? (Loli repitió la acción) ¿Y queres que nos acostemos con vos? (Lola volvió a hacer lo mismo, y nosotros nos acomodamos a sus costados)
Pasó un largo rato, en el que ella, de a poco, comenzaba a llorar.
- Mi amor… ¿Nos queres contar qué pasa? (Susurré)
- No sé mami.
- ¿Te duele el pecho?
- Mucho.
- Tranquila Loli, mamá y papá estamos acá con vos. (Besó su mejilla y yo suspiré)
Lola terminó sobre mi pecho, boca arriba, yo masajeaba su pecho y Pepe sus piernas y sus pies. Era increíble lo franelera que era.
- ¿Un poquito mejor mi vida? (Preguntó Pepe)
- Un poquitito.
- ¿Y queres cenar?
- Mmm…
- La abuela hizo tú comida favorita.
- ¿En serio?
- Sí.
- Entonces sí, pero llévame papi.
Reímos, Pepe la alzó y así fueron juntos hasta el comedor, yo detrás de ellos.
Estaba con mis ojos cerrados, pero la sentí a Lola corriendo hacia mí.
- ¿Qué haces ahí mamá? Las hamacas son para los nenes. (Dijo riendo, y yo también reí)
- ¿Queres que te hamaque?
- ¡Sí!
Me levanté, la deje sentarse a ella y la comencé a hamacar, Pepe nos miraba sonriendo, y yo le devolví la sonrisa.
Volví mi vista a Lola y de repente lo sentí detrás de mí, posando sus manos en mi cintura. Sonreí y besó mi cuello.
- Estuviste llorando… (Reí) Sos tremenda eh.
- Dejame, necesito hacerlo. (Me abrazó)
- Te amo… ¿Sabes?
- Fue muy lindo tú mensaje, me hizo sonreír en medio de las lágrimas… Yo también te amo mi amor. (Nos besamos y seguimos hamacándola a Loli, hasta que ella nos pidió de parar y se acercó a nosotros, parándose frente a nosotros)
- ¿Podemos ir a ver una peli los tres juntos?
- Mmm… No sé si llegamos antes de cenar Loli, después miramos una si queres.
- ¿Y ahora? ¿Qué hacemos?
- ¿No queres dibujar un ratito?
- Pero si ustedes vienen conmigo.
- Vamos con vos y ponemos música. ¿Te parece?
- ¡Sí!
- Dale princesa, y además entremos que hace frío, y vos estás congelada.
La abracé por el cuello y así caminamos hasta adentro, Loli se quedó con sus abuelos y nosotros le dijimos que la esperábamos en el cuarto.
- Amor… No te hagas la tonta.
- No me hago la tonta, sí, lloré, muchísimo. ¿Qué queres que le haga?
- Que hables conmigo.
- Es lo mismo que te pasa a vos, lo que me pasa a mí… Ya está, necesitaba llorar un poco.
- ¿Segura?
- Sí mi amor. (Lo besé)
- Confío en vos.
- Sí los dos nos ponemos a llorar juntos terminamos por el piso. (Lo besé y me refugié en su pecho, al menos por el ratito que podía, él me abrazó y besó mi cabeza)
- Vos vas a volver a la psicóloga.
- Vos también deberías ir amor…
- Somos una familia demasiado complicada.
- Pero llena de amor. (Sonrío y nos besamos)
Lola dibujaba y nosotros la observábamos, mientras escuchábamos un poco de música.
- Loli… (Dije tratando de que deje de mirar su hoja, pero ella no lo hacía)
- Tranqui. (Susurró Pepe en mi oído y yo no entendía nada, pasaron algunos minutos, ella dejo sus cosas y se dirigió al baño)
- ¿Qué le pasa?
- No sé, esperemos a que vuelva amor. Respetala, dejala con sus tiempos.
- (Reí) ¿Estoy muy encima, no?
- No Pau, pero dejala un poco, no vas a poder hacer que no sufra, aunque duela, es así.
- Lo sé, y es lo que más me duele.
- Tranquila. (Besó mi mejilla y en ese momento entró Lola, sin decirnos nada se acostó en la cama, boca abajo, yo me quise acercar pero Pedro me paró)
- Hija… (Susurró y paró la música) Loli… ¿Queres que nos quedemos o que nos vayamos? (Lola buscó su mano y la tomó) ¿Nos quedamos? (Lola asintió con su cabeza) ¿Los dos? (Loli repitió la acción) ¿Y queres que nos acostemos con vos? (Lola volvió a hacer lo mismo, y nosotros nos acomodamos a sus costados)
Pasó un largo rato, en el que ella, de a poco, comenzaba a llorar.
- Mi amor… ¿Nos queres contar qué pasa? (Susurré)
- No sé mami.
- ¿Te duele el pecho?
- Mucho.
- Tranquila Loli, mamá y papá estamos acá con vos. (Besó su mejilla y yo suspiré)
Lola terminó sobre mi pecho, boca arriba, yo masajeaba su pecho y Pepe sus piernas y sus pies. Era increíble lo franelera que era.
- ¿Un poquito mejor mi vida? (Preguntó Pepe)
- Un poquitito.
- ¿Y queres cenar?
- Mmm…
- La abuela hizo tú comida favorita.
- ¿En serio?
- Sí.
- Entonces sí, pero llévame papi.
Reímos, Pepe la alzó y así fueron juntos hasta el comedor, yo detrás de ellos.
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