domingo, 28 de julio de 2013

Capítulo 27

- ¿Queres que te acompañe?
- No, gracias. Necesito hacerlo sola.
- ¿Segura?
- Sí.
- Bueno, te espero acá.
- Gracias. (Solté su mano, ya que estaba unida a la mía y comencé a caminar, algo inestable hacia el interior del cementerio, después de dejar mis datos en la recepción me indicaron como llegar)

Cada paso que hacía era más tembloroso que el anterior, y desde que dije ‘Gracias’ en la recepción que las lágrimas ya eran incontrolables…

Cuando llegué me dejé caer con mis rodillas frente a ellos, llorando, llorando con lágrimas que nacían de lo más profundo de mí, lágrimas que eran el resultado de tantos años de dolor, y de culpa.

- Perdón, perdón por no haber podido hacer nada para que ustedes no estén acá, perdón por nunca haber podido escapar, por ser esta mierda que soy, por no ser nada. Perdón, perdón, perdón. (Sequé mis lágrimas) Lo único que espero es que mi bebé esté con ustedes, cuídenlo, por favor… (Suspiré) Sé que no estoy en condiciones de pedirles algo, pero se los ruego… Al fin y al cabo estoy segura que está mejor allá con ustedes, que acá conmigo.

Y en ese momento vi como mis manos temblaban, y de repente no vi más nada.

Me desperté en un hospital. ¿Otra vez?

-

Pau estaba tardando demasiado, asique decidí entrar a buscarla. Y menos mal que lo hice, estaba convulsionando otra vez. Tirada en el suelo, temblando pero tensa, con sus ojos cerrados.

Un poco más tranquilo que la primera vez, pero nervioso, la tomé en brazos y corriendo la llevé a mi auto, obvio que hicieron muchas preguntas, la gente que pasaba, pero no respondí ninguna.

La acomodé en el asiento trasero del auto, y ella ya estaba conciente.

- Tranquila… (Dije abriéndole su camperita, ya que estaba toda transpirada)
- ¿Qué me pasó? (Balbuceó)
- Volviste a convulsionar, te estoy llevando al médico. Tranquila. ¿Sí? (Besé su mano y cerré la puerta trasera del auto, abrí la delantera y me senté para arrancar rumbo al médico)

Un par de horas después, entré a la habitación en donde ella estaba durmiendo.

Me senté a su lado y corrí el pelo de su cara.

¿Por qué te quiero así Paula?

- Pepe…
- Pau… (Susurré) Hola.
- ¿Qué pasó?
- ¿No te acordas?
- No…
- Volviste a convulsionar, en el cementerio, pero no te preocupes, ya estás bien.
- (Suspiró) Perdón.
- No me tenes que pedir perdón tonta… Ya está, ya pasó.
- Te hago pasar cosas feas.
- Hubieron cosas peores… Y que tampoco importan ahora. Vos tranquila. ¿Sí?
- Sí me lo decís es porque sí importan.
- No, perdón… No tendría que haber dicho nada.
- Pero lo dijiste.
- No es lugar para hablarlo, además, en un rato te dan el alta.
- Dejame sola entonces.
- ¿Por qué?
- Porque te hace mal estar conmigo.
- Me parece que es completamente lo contrario.
- No Pepe….
- Sí Pau, y eso tampoco lo vamos a discutir. Vos tenes que estar tranquila.
- No puedo estarlo sabiendo que te hago mal.
- No me haces mal, me haces muy bien.
- No Pedro.
- Paula, estamos en un hospital, no vamos a discutir acá… (Ella quiso hablar pero no la dejé) Sh…

Más tarde, ya estábamos otra vez en casa… Ella descansando en su cama, y yo revisando algunos mails del trabajo, cuando terminé con esto fui a saludar a Pau, ya que me iría a dormir. (O eso pretendía, sabía que no iba a poder escapar de terminar la charla iniciada más temprano)

- Me voy a dormir Pau… (Le dije desde la puerta, ya que ella estaba mirando tele)
- ¿Podemos hablar antes?
- ¿De qué? (Pregunté haciéndome el desentendido)
- Sabes de qué.
- No quiero Pau.
- ¿Por qué?
- Porque no quiero ponerte mal a vos.
- ¿Y estar mal vos sí? Por favor, necesito que hablemos. (Me dijo mientras apagaba la tele, luego se levantó y se acercó a mí)
- Hablamos si vos te quedas en la cama.
- Ya me cansé de estar ahí.
- No me importa, vos tenes que cuidarte. Volves a la cama.
- ¿No crees que es mejor que tenga otra convulsión y no me despierte más? (Preguntó mirando al suelo, yo la tomé por su mentón e hice que me mire, con los ojos llenos de lágrimas)
- ¿Cómo vas a decir eso Pau?
- Es lo que siento, solo sirvo para hacerte pasar malos momentos, o para hacerte mal. No soy nada para nadie, ni para mí. ¿Para qué sigo viva? (Dijo llorando y yo no lo soporté, necesité abrazarla, y eso hice)
- Para estar conmigo, y hacerme bien a mí.
- No me mientas, ya sé que te hago mal.
- Me duele un poco todo lo que pasa entre nosotros, pero eso no quita que vos no me sigas haciendo bien, ni borra todo lo que me hiciste reflexionar y cambiar respecto a mi hermano, ni cambia que pienso seguir intentando enamorarte.
- No te gastes en eso, por favor. Olvidate de mí, va a ser lo mejor.
- Nunca podría hacerlo, ni voy a hacerlo.
- Vos te mereces una mujer, no esto que soy yo.

Yo me separé un poco de ella, lo suficiente para tan solo poder mirarla a los ojos. Mi frente estaba pegada a la suya, y nuestras narices se rosaban.

- No me gusta que pienses así, ni tampoco me gusta ver tanta tristeza en tus ojitos.
- ¿Y qué queres? ¿Qué esté feliz? (Preguntó con un hilo de voz)
- No, quiero que te dejes ayudar, un poquito.
- Y yo quiero que te des cuenta que es en vano todo lo que hagas, porque ya soy así, y te mereces otra cosa vos.
- Yo decido que me merezco y que no… Y te quiero a vos.
- Te voy a lastimar Pedro.
- Dejame que me dé la cabeza contra la pared entonces, o sino, dejame que te demuestre que si le haces bien a alguien, o sea, a mí.
- Va a pasar lo primero, y no quiero.

Yo cerré mis ojos y me acerqué aún más a ella, necesitaba volver a besarla.

- Por favor Pepe, no.
- No me vas a convencer de que no lo haga. (Dije aferrándola a mí, por su cintura) Y tampoco vas a poder escaparte.
- ¿Por qué haces esto?
- Porque te quiero.

Y uní mis labios a los suyos, ella al principio se resistió, pero luego siguió aquel beso a la perfección.

- Yo también te quiero…

2 comentarios:

  1. hayyyyy que lindo cap!! me encanto un poquito triste al principio pero despues me encanto son tan tiernos.... la verdad es que pau es una terca jajja

    ResponderEliminar
  2. Mas tierno el capitulo. Me encanta la novela!

    ResponderEliminar