Capítulo 15

Nunca me había pasado algo así con una mujer… Nunca había estado seriamente con una mujer, esa era la realidad, porque nunca nadie me había llegado a conocer en realidad, porque ninguna me hacía sentir bien, porque ninguna era distinta, todas eran iguales, frías, vacías y hasta algo huecas… Buscaban plata, y como yo soy abogado, sabían que la podían encontrar.

Pero… Ella sí era especial, era distinta. De repente me daban ganas de abrazarla y protegerla de todo el mal, de tranquilizarla, consolarla. Tenía la necesidad de secar sus lágrimas y ayudarla, de estar con ella.

Me moría por poder sacarla de ese lugar horrible en donde estaba, en donde ella se ponía.

Quería ser su primer amor, el hombre que le enseñe lo que es el amor. El hombre que la cuide, a ella y a su bebé.

Comenzó a amanecer, y yo seguía allí, pensando… Tan solo pensando.

-

Me desperté y noté que estaba sola.

De repente me acordé de que me había dormido mientras él me mimaba y una extraña sensación me recorrió de punta a punta, de pies a cabeza. Sonreí, reí. Me hacía tan bien…

Fue y es la primera persona capaz de hacerme olvidar de todo por un rato… ¿Eso sería el amor? ¿Qué es el amor? Pregunta sin respuesta, al menos para mí.

La puerta se abrió, era Pedro.

- Ah, está bien. El insomnio es de los dos. (Dije riendo y él también rio)
- Así parece. (Se sentó en su cama, en el carrito de abajo)
- ¿Dormiste algo?
- No, nada… No sé qué onda, estoy desveladisimo.
- Sí que sabes qué onda, nadie se desvela porque sí. Algo te pasa…
- Mmm….
- Mmm… Tengo razón. (Reímos)
- ¿Sabes que me pasa?
- ¿Qué?
- Vos… No podía dejar de pensar en vos.
- ¿Y eso es bueno o  malo? (Pregunté con vergüenza)
- Bueno, bueno… (Sonreí y tapé mi boca con la sabana, solo lo miraba…) Sos muy tierna. ¿Sabes? (Yo reí y él destapó mi cara) No te tapes, sos hermosa. (Yo sonreí y él también lo hizo) Y más cuando sonreís.
- Me da un poco de miedo todo esto.
- No tengas miedo, nunca te haría algo malo. (Yo volví a sonreír, nerviosa) Solo tenes que dejarte llevar.
- Me haces muy bien, me haces sentir cosas muy lindas.
- Y vos a mí… (Acarició mi pelo) No tenes que tener miedo, es algo lindo lo que nos pasa.
- Pero que nunca me pasó.
- Permitite que te pase entonces.
- ¿Cómo?
- Así…
- Mmm…
- Dale, no seas tonta.
- No, no es eso. (Dije algo molesta) Dejame.
- Hey. No te enojes.
- (Suspiré) En serio. No es con vos, es conmigo.
- ¿Por qué?
- Porque me odio Pedro.
- Basta con eso Pau.
- Basta vos, no te enganches conmigo. Te voy a hacer mal.
- Estoy seguro de que no.
- Yo estoy segura de que sí. Y no te mereces que te haga mal.
- Pero vos me haces bien.
- Pepe, no soy una mina normal.
- ¿Quién determina la normalidad?
- No me des vuelta lo que te digo… En serio. Me abusaron durante diez años, estoy embarazada… Vos buscas amor, una compañera, alguien que pueda contenerte, y sé que yo no voy a poder darte eso. Sé que no puedo darle nada a nadie. (Y eso era lo que verdaderamente sentía)
- ¿Me dejas demostraste que estás equivocada? Por favor.
- No. No quiero que sea a costa tuya.
- ¿Me dejas contarte algo?
- Mmm… Bueno.
 - Como ya te dije, sos la primera persona que me está conociendo en serio. ¿Y sabes qué? Yo tampoco estoy conforme con lo que soy, con nada. Odio el escudo ese que cree, odio esa personalidad fuerte que todos creen que tengo, odio no poder mostrarme vulnerable por miedo. Odio nunca haber podido amar sin contradicciones, sin problemas de por medio, odio que nunca el Pedro real haya podido enamorarse y enamorar a una mujer. (Suspiró, con sus ojos llenos de lágrimas, lo que provocó que yo llore cada vez más) Y no me preguntes por qué vos si me estás conociendo, sos especial… (Tomó mi mano) Me haces bien, y sé que yo te hago bien a vos, y quiero que tengamos una oportunidad. La primera, para los dos… A nuestros tiempos, no me importa si nos vamos a dar nuestro primer beso ahora, dentro de un mes o un año… Solo me importa que no quiero perderte, porque estás logrando llegar al verdadero Pedro, y te juro que sos la primera persona que lo hace. Por favor. Nunca me harías mal… (Secó mis lágrimas y yo cerré mis ojos, buscando las palabras para responderle)
- Me dejas sin palabras, no sé qué responderte…. (Suspiré) Solo que me da miedo.
- No tengas miedo…
- Pero…
- Pero nada. (Posó su dedo índice en mis labios) Por favor, no digas nada. Solo quiero saber que te convencí de que te necesito. (Yo sonreí y asentí con mi cabeza, me senté y lo abracé, lo más fuerte que pude. Ambos llorábamos, con angustia, con dolor, con bronca)
- Te quiero Pepe, mucho. Gracias…
- Sh, yo también te quiero… Los quiero, a los dos.
- (Sonreí) Los dos te queremos. (Reímos y nos abrazamos más fuerte)

Él estaba sentado en la cama, a los pies de ella, y yo en la otra punta, con mi espalda apoyada en la cabecera.

- ¿No tenes sueño?
- Bastante.
- ¿Y por qué no dormís?
- Porque ya es tarde.
- No importa, dale. Yo te cuido el sueño si queres… (Yo reí) En serio eh. (Reímos y él se levantó) Acostate… (Yo sonreí y eso hice, él me tapó y se sentó a mi lado) Hace bien dormir y olvidarse de todo…
- Hacelo vos también entonces.
- Tenes razón…. (Reímos)

Pepe se levantó otra vez para cerrar la puerta y trabarla, para que nadie nos despierte. Se acostó en su cama y tomó mi mano, haciendo que nuestros dedos se entrelacen.

- Descansa Pau.
- Vos también Pepe… (Besó mi mano y yo me acomodé de costado, para poder mirarlo) Y aunque me de miedo y me niegue, me hace muy bien que estés conmigo, y que me mimes.
- (Sonrió) Digo lo mismo, solo que saco la parte del miedo. (Reímos) Dale, descansa…
- Vos también.

Me quedé dormida, después de un largo rato…

Mi cabeza no paraba… ¿Qué hacía? ¿Qué elegía? ¿La cobardía o la valentía? ¿Qué alguien me cuide o seguir sola? ¿Me dejaba llevar o seguía como estaba, sola? ¿Y si cuándo termina de conocerme deja de quererme? ¿Y si no se banca que tenga un hijo? ¿Y? ¿Y? ¿Y?

Pero sus ojitos no mienten… ¿O sí? ¿Y sus palabras?

¿Cómo se entiende a un hombre? ¿Cómo se lo descifra? ¿Cómo me descifro? ¿Cómo entiendo esto que me pasa?

Todas eran preguntas, pero no encontraba ninguna respuesta.