martes, 3 de septiembre de 2013

Capítulo 66

Pepe y Nico habían salido solos, yo estaba ordenando el cuarto que compartíamos con Pepe cuando Ali se asomó por el umbral de la puerta.

- Pau… ¿Tomamos mate?
- (Me di vuelta) Dale Ali. (Dije terminando de doblar la ropa) ¿Vamos para allá?
- En donde quieras.
- Te noto muy seria. ¿Pasa algo?
- Necesito hablar con vos.
- Me da un poco de miedo.
- (Rio) No Pau, tranquila.
- ¿Pasó algo?
- Veni que te cuento.

La seguí hasta la cocina y después de preparar mate nos sentamos en el living.

- En realidad es una pregunta la que te quiero hacer.
- Decime…
- ¿Le pasa algo a Pepe?
- (Suspiré) Sí, pero no sé si me corresponde a mí contártelo… Anoche hablamos, me contó muchas cosas que tenía bastante reprimidas, pero no sé, no quiero que se enoje.
- Te entiendo Pau, pero es mi hijo.
- Lo sé Ali… (Hice una pausa) Es por todo lo de Nico, pero habla con él… Si le insistís con paciencia te lo va a contar, necesita hacerlo.
- Siento que soy muy mamá de Nico y que a Pepe lo dejo solo, que por eso no quiere contarme las cosas… Y me da culpa.
- Estoy segura de que él no lo siente así.
- ¿Vos decís?
- Yo te digo que lo mejor es que hables con él, siento que los dos lo necesitan.
- Lo voy a intentar.
- Dejame a mí, yo lo convenzo.
- Sos increíble Pau.
- (Reí) ¿Por qué?
- Estás cambiando a mi hijo, y eso es impagable. Él siempre fue muy cerrado, y de hacerse el fuerte, pero siento que vos lo conoces en serio, y no sabes lo tranquila que me deja saber que está con una mujer como vos.
- (Sonreí) Te aseguro que todo es mutuo… (Tomé su mano) Y siempre voy a estar con él.
- Gracias Pau.
- No tenes nada que agradecerme.

-

Más tarde…

- ¿Cómo la pasaron? (Preguntó Pau, abrazándome por la espalda)
- Muy bien. Gracias mi amor.
- No tenes nada que agradecer. (Besó mi mejilla)
- ¿Vos? ¿Qué hiciste?
- Charle mucho con tú mamá.
- ¿Mucho?
- Sí, bastante.
- ¿Se puede saber de qué?
- Vos después habla con ella, seguro te cuenta.
- Pero…
- Habla con ella.
- ¿Sobre?
- Vos solo habla con ella.
- ¿Ahora? (Pregunté un poco confundido)
- ¿Por qué sos tan complicado? (Yo reí) Después de cenar, así hablan solos y tranquilos.
- Pero te estoy dejando mucho tiempo sola.
- Sos muy lindo. ¿Sabías? Pero es hora de que resuelvas lo que te pasa a vos mi amor, y hay cosas en las que yo no puedo ayudarte. (Besó mi nuca) Y ahora quiero besos, te extrañé.
- (Hice que ella dé media vuelta, sin soltarla y que quede frente a mí) ¿Mucho?
- Mucho. (Me tomó por la cintura)
- Yo también te extrañé. (La besé) No estoy acostumbrado a pasar tanto tiempo lejos tuyo, excepto cuando trabajo.
- Igual está bueno que nos separemos un poco. ¿No?
- Solo un poco.
- Solo un poco, sino te extraño mucho. (Sonreímos y nos besamos)
- ¿Merendaste?
- Sí… ¿Vos?
- También. (La besé) ¿Vamos a caminar un rato?
- ¿Queres?
- Sino, no te lo estaría proponiendo.
- Es que te noto medio cansadito.
- Pero necesito que salgamos un ratito solos.
- ¿A dónde vamos?
- A cualquier lado menos a donde te hace mal. (Ella sonrío y yo la besé)

Íbamos caminando, tomados de la mano y ella con su cabeza apoyada en mi hombro.

- ¿Estás bien? (Pregunté y besé su frente)
- Sí, solo tengo un poco de frío.
- (La abracé por el costado frotando su brazo con mi mano) ¿Queres que volvamos?
- No, quiero que paremos en algún lado y que me abraces un ratito.
- En casa, en la cama.
- ¿Por qué?
- No conozco otra plaza Pau, y no quiero que vayamos ahí.
- (Suspiró) ¿Alguna heladería que tenga banquitos afuera?
- ¿Eso es una indirecta para un helado?
- Puede ser. (Reímos y fuimos camino a la heladería)

El helado se había terminado, yo estaba sentado en un banco con las piernas estiradas sobre éste y mi espalda sobre la pared.
Pau sobre mí, su espalda sobre mi pecho, sus piernas sobre las mías y nuestras manos unidas sobre su panza.
La sentí suspirar y cerró sus ojos.

- (Besé su cuello y susurré) Te amo.
- (Sonrío) Yo también te amo mi amor.
- (Posé mi mentón su cabeza) Me llenas de paz.
- (Aferró mi mano a la suya) Y vos a mí. (Hizo una pausa) Siempre. (Acaricié sus dedos con los míos) Te juro que viviría así.
- Yo también, no te soltaría nunca.
- No lo hagas, porque me caigo.
- (La abracé lo más fuerte que pude) Jamás lo haría, jamás.
- Y yo tampoco te soltaría a vos. (Cerré mis ojos también) Tus brazos son mi lugar en el mundo.
- Vos sos mi lugar en el mundo.
- Ai, sos tan lindo.
- Vos me pones así.
- ¿Así cómo?
- Sensible.
- No, yo no te pongo así… Vos sos sensible, pasa que se lo escondes a todos, menos a mí.
- ¿Cuándo me conociste tanto?
- (Rio) Nos conocemos hace bastante ya, y digamos que te saqué la ficha bastante rápido.
- Es que sos la única que me conoce completo.
- Me encanta que te muestres cómo sos conmigo, sino nunca me hubiese podido enamorar, pero… ¿No te parece que estaría bueno que los demás también te conozcan así?
- No sé Pau, pero por favor no me enrosques que estábamos bien.
- (Rio) Bueno, perdón.
- (Besé su cabeza) No quiero cortarte pero…
- Yo lo hago por vos Pepe, pero sé que te cuesta y te entiendo, porque a mí también muchas veces me cuesta.
- Gracias mi amor.
- Te amo. (Acarició mi mejilla)
- Te amo hermosa.

1 comentario: