martes, 24 de septiembre de 2013

Capítulo 87

Me desperté y casi sin pensarlo me fui a bañar, intentando distraerme con aquella acción tan cotidiana. (Cosa que, claramente, fue inútil) No podía sacar de mi mente a mi hermano, no podía dejar de pensar en todo lo que había sufrido y en lo que estaría sufriendo ahora. Me bañé, y después de lavarme la cara una y otra vez (y de vestirme, para ir a la sentencia) me asomé al cuarto.
- Pau. ¿Te levantas?
- ¿Qué hora es? (Preguntó súper dormida)
- Son las nueve, y en un rato hay que ir al juzgado.
- Bueno, ahora me levanto.
- Te espero.
Desayunamos, casi en silencio y salimos rumbo al juzgado. Estacioné a unas cuadras y comencé a caminar, bastante rápido. Sentí a Pau abrazándome por la espalda, haciéndome frenar.
- ¿Podes parar un poco?
- Estoy caminando Paula.
- Sabes que no me refiero a eso.
- Por favor, necesito que terminemos con esto.
- Pero que no me hayas dado ni un beso no va a hacer que todo sea más rápido. Entiendo que estás mal, pero no por eso tenes que hacerme el vacío, yo quiero estar con vos mi amor.
- (Suspiré) Perdón, no puedo reaccionar de otro modo.
- ¿Me das un beso? (Me di vuelta y le di un beso, sinceramente, sin ganas) Pepe... (Suspiró y ahora fue ella quien me besó)
- ¿Qué Paula?
- (Se separó de mí) Nada, deja. (Y ahora fue ella quien comenzó a caminar, yo la seguí y por fin estábamos dentro del juzgado)
La sentencia había sido favorable para ambos, pero me hubiese gustado haberme alegrado por aquella. Perpetua para ambos.

Paula salió con Zaira, y según había entendido, se irían juntas.
-
Estaba feliz, pero no del todo. Era lo que siempre había esperado, pero el no saber cómo llegar a Pedro me hacía mal, me partía al medio. Me despedí de Zai y volví a mi casa, con la esperanza de allí encontrarlo.
Lo encontré en el balcón, mirando la ciudad... Él abrazaba sus rodillas y estaba de espaldas a mí. Me arrodillé detrás de él, sigilosamente, y lo abracé por el cuello, posando mis manos en su pecho.
- (Suspiré) Perdón por irme así, pero me duele no poder llegar a vos, no saber cómo hacer para ayudarte... Y gracias por todo lo que hiciste Pepe, en serio... Me salvaste en todos los sentidos, soy libre gracias a vos. (Besé su cuello)
- No tenes nada que agradecerme, y no te sientas mal por eso, son cosas mías. Y creéme que me gustaría poder festejar con vos lo que pasó, pero no, no puedo.
- Quiero poder estar con vos, ayudarte... Contenerte.
- Prefiero pasarlo solo.
- ¿Por qué? Dejame estar con vos, por favor.
 - No sé por qué, pero así lo prefiero. Quiero viajar solo.
- (Dejé escapar una lágrima e hice una pausa, para tomar aire y poder hablar) No seas así mi amor, por favor. No te aísles, no te hace bien, lo sabes.
- Necesito aislarme.
- ¿Para qué?
- Porque no logro poner en palabras lo que me pasa, porque no quiero molestar a nadie.
- No me molestas Pedro.
- Te estoy hablando en serio.
- Y yo también, te voy a acompañar, aunque no me hables.
- Pau, por favor.
- ¿Por favor qué? ¿Crees que te voy a dejar solo?
- Es lo que te estoy pidiendo.
- No me importa. (Lo abracé más fuerte, conteniendo las ganas de llorar) Necesitas alguien que esté con vos.
- Me voy con mi familia.
- Estás siendo muy hiriente conmigo… (Dije ya sin poder contenerlo, y me senté frente a él) Soy tu novia, como decís vos, tu mujer, creí que también era parte de tú familia. (Sequé mis lágrimas) Yo también quiero estar con vos, como siempre vos estuviste conmigo.
- (No dijo nada, tan solo me abrazó contra su pecho) Perdón mi amor, no quiero hacerte mal a vos… (Suspiró) Es solo que necesito estar solo.
- ¿En serio no queres que vaya con vos?
- No, no sé.
- ¿Qué no sabes? (Me separé un poco de él y sequé sus lágrimas)
- No sé, no sé nada Pau.
- (Suspiré) ¿Puedo acompañarte? No quiero dejarte solo, y sé que no vas a estar solo literalmente, pero tus viejos deben estar como vos o peor, quiero que alguien medianamente entero pueda contenerte, no quiero que te vayas a pique, no quiero dejarte caer… Te prometí que nunca iba a soltarte la mano. Por favor…
- No quiero que estés mal por mi culpa.
- Dentro de todo lo horrible que es la situación, a mí me hace bien poder acompañarte y saber que al menos, un poquitito bien te hago… No te preocupes por mí. (Lo abracé) Dale. ¿Vamos a armar el bolso?
- No sé qué responderte, solo me sale decirte que te amo con todo mi alma.
- (Sonreí y besé su mejilla) Con saber eso me basta.
- Perdoname, en serio.
- Ya pasó. (Lo abracé más fuerte) Yo también te amo mi amor.

-

El viaje fue más interminable que nunca…

- Pepe. ¿Queres que paremos un rato?
- No sé, me da igual.
- Así te despejas un poco, estás muy nervioso… No da que manejes así. Para en esa estación de servicio, dale.

Estacioné en aquella estación de servicio y apoyé mi cabeza contra el respaldo, sentí su mano sobre la mía y suspiré.

- ¿Queres comer algo?
- No, no tengo hambre.
- No comes nada desde ayer Pepe.
- Lo sé, pero en serio.
- En serio que comas, estás manejando amor. (Agarró la billetera) Ya vengo. (Y se bajó del auto)

Yo me quedé allí, sin moverme… Mirando a través del vidrio los árboles que estaban frente a mí, no sé por qué me colgué mirando cómo se movían, cómo no podían desplazarse, estaban siempre estancados a un mismo lugar, sin posibilidad de moverse de allí… Y así me sentía yo, estancado, sin poder salir de ese pozo tan oscuro en el que me sentía flotar.

Me di cuenta que Paula había vuelto cuando escuché la puerta del auto cerrarse…

- Traje dos tostados con gaseosa…
- Bueno. (Respondí sin siquiera prestarle atención)
- (Sentí su mano en mi pierna, luego de que me diera un sándwich y apoyara las gaseosas) Pepe… ¿Me podes mirar al menos?
- ¿Para qué?
- ¿Cómo para qué? Porque cuando dos personas hablan se miran a la cara.
- No tengo fuerzas para hacerlo.
- No te entiendo, y me duele no entenderte… Quiero poder ayudarte, nada más.
- (La miré, casi sin poder sostener la mirada) Te dije que quería venir solo.
- Está bien Pedro, si queres pasar todo solo y hacerte mierda solo, hacelo. (Respondió con lágrimas en sus ojos) Me voy a comer afuera, cuando tengas ganas de seguir avisame, porque no voy a quedarme sola en el medio de la ruta.

Se bajó enojada del auto, pegando un portazo y se alejó del mismo, hasta que la perdí de vista, porque se sentó detrás de un árbol.

Intenté comer pero fue en vano… ¡Me sentía un tarado!


4 comentarios:

  1. Me encanta la novela!!! escribis hermoso! te juro estoy sufriendo por pp

    ResponderEliminar
  2. Me encanta la nove Cami. Aunque ahora no comente tanto como antes a la nove la sigo leyendo. Espero el proximo capitulo. Besos!!!

    ResponderEliminar
  3. aiaiaiaiai por fin me pude poner al dia con la nove Cami !!!! Ojala Pepe recapacite, lo unico que gana asi es perderla a Pau!
    quiero reconciliacionnnnnnnnnn!
    AMO como escribis Cami!
    Besosssssss :)

    ResponderEliminar
  4. ayyyyyyy Camiii!
    estoy sufriendo de la mano de estos protagonistas!
    debo ser un poco masoquista.

    que tristeza estos caps! pero la historia es genial.
    besosss y que pase de una vez todo!

    ResponderEliminar