Pepe,
después de un rato, se quedó dormido y yo no me moví ni medio segundo de su
lado... Y no pude evitar largarme a llorar, sentía su dolor como mío, pero, aun
así, no lograba comprender sus reacciones y sabía perfectamente que en
cualquier momento podía volver a hacerme el vacío. Y eso me dolía, porque
sentía que no era lo suficiente para él. (Y para nadie)
Pensé y me maquiné demasiado, pero, finalmente, me
quedé dormida.
Cuando me desperté, me encontré sola en la cama y
me largué a llorar, como una nena, cuando encontré en la mesita de luz una
notita que decía 'Perdón, pero necesito estar solo... Te amo, y gracias, en
serio’
Por medio segundo quise responderle mediante un mensaje de texto, pero luego me arrepentí y no me quedó otra que aceptar que no podía estar a su lado… Aunque no terminaba de entender por qué. ¿No sería lo suficiente?
Sequé mis lágrimas y me levanté, busqué mi ropa, junto a mis cosas y lo llevé todo para el otro cuarto, y simplemente no me iba porque no tenía a donde, pero necesitaba buscar un trabajo e irme, y aunque lo último que quería en el mundo era dejarlo solo, entendía que era lo que él necesitaba y entendía que lo necesitaba porque yo no era lo suficiente para contenerlo, y así, llegaba a la misma conclusión de siempre, no iba a terminar de ser una mujer nunca. (Y tenía que aceptarlo)
-
No pude manejarlo y me fui a caminar, por quién sabe dónde, pero a caminar y solo. No soportaba tenerla a mi lado y llorar todo el tiempo, odio ser así, cerrado, aislado… Pero no puedo manejarlo, necesito estar solo y pasar toda esta mierda solo.
Cuando volví, después de algunas horas fui a mi habitación y noté que Pau no estaba, pasaron algunos segundos y la sentí detrás de mí, llorando.
- Pepe. ¿Podemos hablar?
- (Me di vuelta y la miré) ¿Por qué lloras?
- ¿Podemos hablar?
- Sí… (Ella sin decirme nada, entró en la habitación y se sentó en la cama, yo me senté frente a ella y le di el pie para que hable)
- Pepe… (Suspiró, haciendo una pausa) A ver, no sé cómo decírtelo… (Tomó mi mano y no pudo seguir sosteniendo mi mirada) Te juro que entiendo, entiendo que esta sea tu reacción, que necesites estar solo y que ese sea tú modo de canalizar el dolor, de hacer tú duelo… Me duele no poder acompañarte, y me duele no por qué vos necesites estar solo, sino porque siento que es así porque yo no soy lo suficientemente mujer para vos ni para nadie… Y no es tú culpa, es algo que me pasa a mí, desde siempre, o desde que me pasó todo lo que me pasó…
- Te juro que no es así.
- Por algo no queres que te acompañe, y capaz que no te des cuenta que es por eso.
- Estoy seguro de que no…
- Capaz que sí Pepe, y te juro que lo entiendo y lo acepto.
- No Pau.
- (Suspiró) Yo lo siento así Pepe, y ¿Seguís queriendo que me vaya?
- Sí, pero no es por eso.
- Bueno, está bien… Aunque no sea lo que quiera, aunque sea lo que no quiera y me duela, me voy a ir.
- Te juro que no es para siempre.
- Nadie sabe Pepe, lo único que tenemos es el hoy… Y el hoy es así.
- Perdoname.
- (Me abrazó y yo también la abracé) Te amo Pepe, nunca lo olvides, por favor.
- Yo también te amo mi amor… (Besé sentidamente su mejilla) Y perdón, pero lo necesito.
- Ya está Pepe, no te puedo negar que me duele, pero te respeto.
- Gracias, pero me hace mierda que sufras.
- (Se separó un poco de mí) Preocupate por estar vos bien ahora…
- Pero también me preocupo por vos.
- Si nos estamos separando, es para que cada uno pueda resolver lo que necesita… O al menos espero que sea así.
- Te prometo que sí.
- Eso espero mi amor… (Me acerqué a ella y besé sentidamente sus labios, en medio de lágrimas de ambos)
- Ya sé que no te vas ahora, pero cuidate…
- Ay, no voy a poder separarme de vos… (Dijo aferrándose a mí, abrazándome y apoyando su cabeza en mi pecho)
- (Besé su cabeza, cerrando fuerte mis ojos para dejar las lágrimas en libertad y la abracé lo más fuerte que pude) No hace falta que te vayas, podes quedarte acá…
- Pero… No sé, capaz nos haga bien a los dos.
- No creas que algo va a cambiar entre nosotros…
- No sé… (Se levantó) No sé, prefiero irme.
- ¿Segura?
- Eso es lo que me pediste.
- Pero me estoy arrepintiendo un poco. (Sonrío y volvió a abrazarme) Quedate un rato acá conmigo.
- Sabes que siempre me quedaría… Pero… (Suspiró) ¿No te vas a ir otra vez?
- Te prometo que no.
-
Me desperté y otra vez estaba sola, creí que lo iba a encontrar en alguna parte del departamento pero no… Y no solo que no estaba, sino que no volvió hasta los tres días siguientes, y encima no se había llevado el celular.
¿En dónde se había metido? ¿Tanto le costaba avisar? ¡Sí le había dicho que le respetaba la decisión si necesitaba estar solo!
Tenía el corazón en la boca y me temblaba el cuerpo… (Así estaba desde ese día en el que me desperté y noté que no volvía)
Cuando me levanté de la cama, llorando, como lo hacía desde el día que se había ido… (Y no lloraba porque se había ido, lloraba porque no sabía cómo estaba) Me levanté demasiado mareada… ¿Qué me pasaba?
Me miré al espejo y estaba bastante pálida, claro… No comía hacía más de un día.
Después de desayunar (Y sinceramente desayuné mucho, aunque no tuviese hambre) me fui a bañar y volví a marearme… No dejaba de pensar en Pedro, ni de llorar. ¿A dónde te metiste nene?
¡Necesitaba saber que estaba bien! Simplemente eso.
No aguantaba más sola, y si bien hablaba todos los días por teléfono con Zai, ahora le pedí que venga a hacerme compañía.
‘Zai… ¿Podes venir a casa?’
‘Estoy saliendo de bañarme, te prometo que en un ratito estoy. ¿Pasó algo más?’
‘Qué no aguanto más Zai, lo necesito acá conmigo.’
‘En un rato estoy por tú casa’
Por medio segundo quise responderle mediante un mensaje de texto, pero luego me arrepentí y no me quedó otra que aceptar que no podía estar a su lado… Aunque no terminaba de entender por qué. ¿No sería lo suficiente?
Sequé mis lágrimas y me levanté, busqué mi ropa, junto a mis cosas y lo llevé todo para el otro cuarto, y simplemente no me iba porque no tenía a donde, pero necesitaba buscar un trabajo e irme, y aunque lo último que quería en el mundo era dejarlo solo, entendía que era lo que él necesitaba y entendía que lo necesitaba porque yo no era lo suficiente para contenerlo, y así, llegaba a la misma conclusión de siempre, no iba a terminar de ser una mujer nunca. (Y tenía que aceptarlo)
-
No pude manejarlo y me fui a caminar, por quién sabe dónde, pero a caminar y solo. No soportaba tenerla a mi lado y llorar todo el tiempo, odio ser así, cerrado, aislado… Pero no puedo manejarlo, necesito estar solo y pasar toda esta mierda solo.
Cuando volví, después de algunas horas fui a mi habitación y noté que Pau no estaba, pasaron algunos segundos y la sentí detrás de mí, llorando.
- Pepe. ¿Podemos hablar?
- (Me di vuelta y la miré) ¿Por qué lloras?
- ¿Podemos hablar?
- Sí… (Ella sin decirme nada, entró en la habitación y se sentó en la cama, yo me senté frente a ella y le di el pie para que hable)
- Pepe… (Suspiró, haciendo una pausa) A ver, no sé cómo decírtelo… (Tomó mi mano y no pudo seguir sosteniendo mi mirada) Te juro que entiendo, entiendo que esta sea tu reacción, que necesites estar solo y que ese sea tú modo de canalizar el dolor, de hacer tú duelo… Me duele no poder acompañarte, y me duele no por qué vos necesites estar solo, sino porque siento que es así porque yo no soy lo suficientemente mujer para vos ni para nadie… Y no es tú culpa, es algo que me pasa a mí, desde siempre, o desde que me pasó todo lo que me pasó…
- Te juro que no es así.
- Por algo no queres que te acompañe, y capaz que no te des cuenta que es por eso.
- Estoy seguro de que no…
- Capaz que sí Pepe, y te juro que lo entiendo y lo acepto.
- No Pau.
- (Suspiró) Yo lo siento así Pepe, y ¿Seguís queriendo que me vaya?
- Sí, pero no es por eso.
- Bueno, está bien… Aunque no sea lo que quiera, aunque sea lo que no quiera y me duela, me voy a ir.
- Te juro que no es para siempre.
- Nadie sabe Pepe, lo único que tenemos es el hoy… Y el hoy es así.
- Perdoname.
- (Me abrazó y yo también la abracé) Te amo Pepe, nunca lo olvides, por favor.
- Yo también te amo mi amor… (Besé sentidamente su mejilla) Y perdón, pero lo necesito.
- Ya está Pepe, no te puedo negar que me duele, pero te respeto.
- Gracias, pero me hace mierda que sufras.
- (Se separó un poco de mí) Preocupate por estar vos bien ahora…
- Pero también me preocupo por vos.
- Si nos estamos separando, es para que cada uno pueda resolver lo que necesita… O al menos espero que sea así.
- Te prometo que sí.
- Eso espero mi amor… (Me acerqué a ella y besé sentidamente sus labios, en medio de lágrimas de ambos)
- Ya sé que no te vas ahora, pero cuidate…
- Ay, no voy a poder separarme de vos… (Dijo aferrándose a mí, abrazándome y apoyando su cabeza en mi pecho)
- (Besé su cabeza, cerrando fuerte mis ojos para dejar las lágrimas en libertad y la abracé lo más fuerte que pude) No hace falta que te vayas, podes quedarte acá…
- Pero… No sé, capaz nos haga bien a los dos.
- No creas que algo va a cambiar entre nosotros…
- No sé… (Se levantó) No sé, prefiero irme.
- ¿Segura?
- Eso es lo que me pediste.
- Pero me estoy arrepintiendo un poco. (Sonrío y volvió a abrazarme) Quedate un rato acá conmigo.
- Sabes que siempre me quedaría… Pero… (Suspiró) ¿No te vas a ir otra vez?
- Te prometo que no.
-
Me desperté y otra vez estaba sola, creí que lo iba a encontrar en alguna parte del departamento pero no… Y no solo que no estaba, sino que no volvió hasta los tres días siguientes, y encima no se había llevado el celular.
¿En dónde se había metido? ¿Tanto le costaba avisar? ¡Sí le había dicho que le respetaba la decisión si necesitaba estar solo!
Tenía el corazón en la boca y me temblaba el cuerpo… (Así estaba desde ese día en el que me desperté y noté que no volvía)
Cuando me levanté de la cama, llorando, como lo hacía desde el día que se había ido… (Y no lloraba porque se había ido, lloraba porque no sabía cómo estaba) Me levanté demasiado mareada… ¿Qué me pasaba?
Me miré al espejo y estaba bastante pálida, claro… No comía hacía más de un día.
Después de desayunar (Y sinceramente desayuné mucho, aunque no tuviese hambre) me fui a bañar y volví a marearme… No dejaba de pensar en Pedro, ni de llorar. ¿A dónde te metiste nene?
¡Necesitaba saber que estaba bien! Simplemente eso.
No aguantaba más sola, y si bien hablaba todos los días por teléfono con Zai, ahora le pedí que venga a hacerme compañía.
‘Zai… ¿Podes venir a casa?’
‘Estoy saliendo de bañarme, te prometo que en un ratito estoy. ¿Pasó algo más?’
‘Qué no aguanto más Zai, lo necesito acá conmigo.’
‘En un rato estoy por tú casa’
‘Por favor Zai’
‘Tranquila amiga’
‘Te juro que no puedo estar tranquila’
‘Te prometo me apuro’
‘Gracias gorda’
‘No tenes nada que agradecerme’