lunes, 30 de septiembre de 2013

Capítulo 92

Pepe, después de un rato, se quedó dormido y yo no me moví ni medio segundo de su lado... Y no pude evitar largarme a llorar, sentía su dolor como mío, pero, aun así, no lograba comprender sus reacciones y sabía perfectamente que en cualquier momento podía volver a hacerme el vacío. Y eso me dolía, porque sentía que no era lo suficiente para él. (Y para nadie)
Pensé y me maquiné demasiado, pero, finalmente, me quedé dormida.
Cuando me desperté, me encontré sola en la cama y me largué a llorar, como una nena, cuando encontré en la mesita de luz una notita que decía 'Perdón, pero necesito estar solo... Te amo, y gracias, en serio’

Por medio segundo quise responderle mediante un mensaje de texto, pero luego me arrepentí y no me quedó otra que aceptar que no podía estar a su lado… Aunque no terminaba de entender por qué. ¿No sería lo suficiente?

Sequé mis lágrimas y me levanté, busqué mi ropa, junto a mis cosas y lo llevé todo para el otro cuarto, y simplemente no me iba porque no tenía a donde, pero necesitaba buscar un trabajo e irme, y aunque lo último que quería en el mundo era dejarlo solo, entendía que era lo que él necesitaba y entendía que lo necesitaba porque yo no era lo suficiente para contenerlo, y así, llegaba a la misma conclusión de siempre, no iba a terminar de ser una mujer nunca. (Y tenía que aceptarlo)

-

No pude manejarlo y me fui a caminar, por quién sabe dónde, pero a caminar y solo. No soportaba tenerla a mi lado y llorar todo el tiempo, odio ser así, cerrado, aislado… Pero no puedo manejarlo, necesito estar solo y pasar toda esta mierda solo.

Cuando volví, después de algunas horas fui a mi habitación y noté que Pau no estaba, pasaron algunos segundos y la sentí detrás de mí, llorando.

- Pepe. ¿Podemos hablar?
- (Me di vuelta y la miré) ¿Por qué lloras?
- ¿Podemos hablar?
- Sí… (Ella sin decirme nada, entró en la habitación y se sentó en la cama, yo me senté frente a ella y le di el pie para que hable)
- Pepe… (Suspiró, haciendo una pausa) A ver, no sé cómo decírtelo… (Tomó mi mano y no pudo seguir sosteniendo mi mirada) Te juro que entiendo, entiendo que esta sea tu reacción, que necesites estar solo y que ese sea tú modo de canalizar el dolor, de hacer tú duelo… Me duele no poder acompañarte, y me duele no por qué vos necesites estar solo, sino porque siento que es así porque yo no soy lo suficientemente mujer para vos ni para nadie… Y no es tú culpa, es algo que me pasa a mí, desde siempre, o desde que me pasó todo lo que me pasó…
- Te juro que no es así.
- Por algo no queres que te acompañe, y capaz que no te des cuenta que es por eso.
- Estoy seguro de que no…
- Capaz que sí Pepe, y te juro que lo entiendo y lo acepto.
- No Pau.
- (Suspiró) Yo lo siento así Pepe, y ¿Seguís queriendo que me vaya?
- Sí, pero no es por eso.
- Bueno, está bien… Aunque no sea lo que quiera, aunque sea lo que no quiera y me duela, me voy a ir.
- Te juro que no es para siempre.
- Nadie sabe Pepe, lo único que tenemos es el hoy… Y el hoy es así.
- Perdoname.
- (Me abrazó y yo también la abracé) Te amo Pepe, nunca lo olvides, por favor.
- Yo también te amo mi amor… (Besé sentidamente su mejilla) Y perdón, pero lo necesito.
- Ya está Pepe, no te puedo negar que me duele, pero te respeto.
- Gracias, pero me hace mierda que sufras.
- (Se separó un poco de mí) Preocupate por estar vos bien ahora…
- Pero también me preocupo por vos.
- Si nos estamos separando, es para que cada uno pueda resolver lo que necesita… O al menos espero que sea así.
- Te prometo que sí.
- Eso espero mi amor… (Me acerqué a ella y besé sentidamente sus labios, en medio de lágrimas de ambos)
- Ya sé que no te vas ahora, pero cuidate…
- Ay, no voy a poder separarme de vos… (Dijo aferrándose a mí, abrazándome y apoyando su cabeza en mi pecho)
- (Besé su cabeza, cerrando fuerte mis ojos para dejar las lágrimas en libertad y la abracé lo más fuerte que pude) No hace falta que te vayas, podes quedarte acá…
- Pero… No sé, capaz nos haga bien a los dos.
- No creas que algo va a cambiar entre nosotros…
- No sé… (Se levantó) No sé, prefiero irme.
- ¿Segura?
- Eso es lo que me pediste.
- Pero me estoy arrepintiendo un poco. (Sonrío y volvió a abrazarme) Quedate un rato acá conmigo.
- Sabes que siempre me quedaría… Pero… (Suspiró) ¿No te vas a ir otra vez?
- Te prometo que no.

-

Me desperté y otra vez estaba sola, creí que lo iba a encontrar en alguna parte del departamento pero no… Y no solo que no estaba, sino que no volvió hasta los tres días siguientes, y encima no se había llevado el celular.

¿En dónde se había metido? ¿Tanto le costaba avisar? ¡Sí le había dicho que le respetaba la decisión si necesitaba estar solo!

Tenía el corazón en la boca y me temblaba el cuerpo… (Así estaba desde ese día en el que me desperté y noté que no volvía)

Cuando me levanté de la cama, llorando, como lo hacía desde el día que se había ido… (Y no lloraba porque se había ido, lloraba porque no sabía cómo estaba) Me levanté demasiado mareada… ¿Qué me pasaba?
Me miré al espejo y estaba bastante pálida, claro… No comía hacía más de un día.

Después de desayunar (Y sinceramente desayuné mucho, aunque no tuviese hambre) me fui a bañar y volví a marearme… No dejaba de pensar en Pedro, ni de llorar. ¿A dónde te metiste nene?
¡Necesitaba saber que estaba bien! Simplemente eso.

No aguantaba más sola, y si bien hablaba todos los días por teléfono con Zai, ahora le pedí que venga a hacerme compañía.

‘Zai… ¿Podes venir a casa?’

‘Estoy saliendo de bañarme, te prometo que en un ratito estoy. ¿Pasó algo más?’

‘Qué no aguanto más Zai, lo necesito acá conmigo.’

‘En un rato estoy por tú casa’


‘Por favor Zai’

‘Tranquila amiga’

‘Te juro que no puedo estar tranquila’

‘Te prometo me apuro’

‘Gracias gorda’

‘No tenes nada que agradecerme’

domingo, 29 de septiembre de 2013

Capítulo 91

Era el momento de volver a casa, Paula viajaba en el asiento trasero, yo manejaba… Sin temor a equivocarme puedo afirmar que no cruzamos ni media palabra en todo el camino. (Y no lo hacíamos hacía dos días)

Buscó sus cosas y se las llevó a su antiguo cuarto, sin decirme nada, hasta la noche.

Después de comer algo, solo por comer e intentar distraerme con algo, sentí a Pau detrás de mí, suspiré.

- Pedro… ¿Podemos hablar?
- (Ella intentaba contener sus lágrimas y me moría de ganas de abrazarla, pero necesitaba mantener distancia, sentía que alejándola de mí la lastimaría menos que teniéndola cerca) ¿Hay algo qué hablar?
- ¿Vos me estás jodiendo? ¡Hace días que ni siquiera me miras a los ojos!
- Lo sé.
- ¿Y entonces?
- ¿Y entonces qué?
- Mira Pedro, no entiendo por qué estás haciendo esto, pero noto y sé que te molesta que esté cerca tuyo, asique por ahora me voy al otro cuarto, sabes que estoy buscando trabajo, asique en cuanto me consiga algo me voy… Y me duele muchísimo que esto sea así, pero creo que es lo que vos elegís, y aunque me destruya, lo respeto.
- Perdón. (Dije sin poder mirarla a la cara)
- No entiendo que te pasa, te juro que no lo entiendo.
- Yo tampoco.
- ¿Y entonces?
- No sé, prefiero que te vayas.
- ¿Vamos a terminar todo lo nuestro así? ¿Te das cuenta que te estás quedando solo por qué vos queres y no por qué la vida quiere que así sea? (Asentí tímidamente con mi cabeza) Bueno, al menos lo sabes…
- Yo te sigo amando, pero… Ahora necesito que nos separemos.
- ¿Para qué?
- No sé, pero necesito que así sea.
- No te entiendo Pedro.
- Yo tampoco me entiendo.
- ¿Por qué lo haces? ¿Te das cuenta que te estás haciendo mal o peor? No te hace bien estar solo, y yo lo único que quiero, o quería, era simplemente poder acompañarte, así como vos lo hiciste conmigo cuando yo perdí a mi hijo.
- ¿Querías?
- (Suspiró) Ahora, sinceramente, estoy enojada, y no sé si está bien o mal, porque quizás debería entenderte… Pero lo que pasó y el modo en el que me trataste o el modo en el que no me trataste, me dolió y me duele. Soy tu novia… Y si lo deje de ser no me enteré.
- No, no lo dejaste de ser.
- ¿Y entonces qué estamos haciendo?
- No sé… No sé Pau. (Suspiré y sequé mis lágrimas) Pero necesito que ahora esto sea así.
- Está bien, lo acepto… Pero necesito entender qué es lo que pasa.
- Que me duele el alma, eso pasa…
- ¿Y no te dolería un poquito menos si alguien te acompañara?
- No sé…
- ¿Y no te interesaría saberlo? ¿Te das cuenta que estás haciendo una boludes, no? ¿Te das cuenta que sería todo al menos un poquito menos doloroso si me dejaras que te diera un abrazo?

Yo no pude responderlo, aunque lo intenté, y ella me abrazó, por primera vez en muchos días me dejé, y me largué a llorar, aún más, casi sin tener estabilidad, me abalancé sobre ella, no soportaba tanto dolor.

- No puedo Pau, no lo soporto…
- Sh… (Sentí que me abrazó más fuerte) Ya va a pasar mi amor, te lo prometo. (Me besó la cabeza)
- No, no va a pasar. (Me separé de ella, con bronca)
- Ahora seguro te sentís en el medio de la nada, pero… De a poquito se te va a pasar.
- Estoy seguro de que no.
- Sí, vas a ver que sí… (Secó suavemente mis lágrimas)
- ¿Cuándo?
- No sé, pero date tiempo… Es todo muy reciente.
- Y ya no lo soporto.
- (Volvió a abrazarme) Todo dolor se puede soportar, nadie recibe un dolor que no sea capaz de soportar.
- Excepto yo.
- No Pepe, no. Ya sé que ves todo oscuro, lo sé, porque lo sentí, pero te aseguro que cuando menos lo esperes un rayito de luz va a aparecer.
- ¿Qué rayito de luz Paula? ¡Eso no existe en mi vida!
- En mi caso… Fuiste vos.
- (Sonreí, tan solo un poco) ¿Y vos quisieras ser el mío?
- Me encantaría, pero tenes que dejarme… 
- (Me separé, un poco de ella) No sé qué hacer, ni cómo reaccionar, no tengo fuerzas para nada.
- Dejate cuidar, mimar… Contener.
- ¿Venís conmigo un ratito a la cama?
- No me lo tendrías ni que preguntar, pero antes… (Rosó su nariz con la mía, muy suavemente y luego me besó) Te extrañaba.
- Yo también mi amor. (La besé) Perdón.
- Sh, no pidas perdón… Cada uno reacciona como puede, y entiendo que esta sea tú forma, pero necesito que entiendas que no es la mejor… (Secó mis lágrimas) ¿No te hace bien que te dé un abrazo? (Preguntó con la voz quebrada y yo la abracé)
- Soy un tarado, en vez de abrazarte te alejo.
- No te preocupes por eso, te juro que está todo bien… Y sé que estás enojado con la vida, lleno de bronca y de dolor, y que por eso quizás digas o hagas cosas que no sentís realmente.
- (Me separé un poco de ella) Siento que teniéndote cerca te hago peor de lo que te haría si te alejo de mí, por eso todo lo que hago o digo.
- (Negó con su cabeza) Nada es tan doloroso como estar lejos tuyos mi amor. (Me besó) Y jamás me harías mal, jamás. (Volvió a besarme) Jamás. ¿Escuchaste?
- Sí. (La besé)
- Veni, vamos a la cama…

Sin dejar de abrazarme, me dirigió hasta el cuarto y en la cama me dejé caer.

Nos acostamos, y nos metimos dentro de la cama… Mi cabeza estaba apoyada en su hombro y ella en silencio, jugaba con mis dedos sobre su panza.

Apagó la luz y suspiré.

- ¿Por qué no intentas descansar un ratito? Sé que hace noches que no dormís.
- Porque cierro los ojos y no puedo dejar de imaginarlo.
- Cerra los ojos e intenta pensar en otra cosa… (Dijo entrelazando mis dedos con los suyos, aún sobre su panza) Te va a hacer bien mi amor.
- Gracias...
- ¿Por qué?
- Por seguir acá conmigo, a pesar de todo...
- No termino de entender lo que hiciste, pero si entiendo que cada persona tiene un modo distinto de transitar el dolor, y supongo que esa será la tuya... Aunque espero que no vuelvan a agarrarte esos ataques de soledad.
- Perdón amor...
- Ya está.
  Pero te trate muy mal, no te lo merecías.
- Ya pasó Pepe, en serio... Dejame cuidarte ahora y listo.
- Te amo... (Besé su mano)
- Te amo mi amor. (Besó mi cabeza y ahora me abrazó) Intenta tranquilizarte un poco y descansar...
- Necesito que me pare un poco la cabeza, y la angustia... Tengo un nudo en el pecho que no me deja respirar. (Sentí su mano comenzando a jugar con el pelo de mi nuca y poco a poco, comencé a tranquilizarme) Lo extraño Pau...
- Él está con vos mi amor, sentilo porque está con vos.
- No... No está.
- Sí que está, si vos así lo queres, él está.
- Tengo miedo de olvidarme de su voz...
- No mi amor, hay cosas que jamás se olvidan, vas a ver que de a poco vas a poder recordarlo y sentirlo con una sonrisa, cómo él vivió siempre.
 - No voy a poder.
- Vas a ver que sí... (Hizo una pausa y besó mi frente) Dale, intenta descansar, yo mientras te cuido y te hago mimitos.
- Sos tan linda...
- Sh...

viernes, 27 de septiembre de 2013

Capítulo 90

Finalmente me fui, y solo.

Había comenzado a llover, pero no me importaba, caminaba debajo de la lluvia… Ya empapado.
El día, el cielo gris y las gotas de agua cayendo de él, reflejaban a la perfección mi estado.

El celular había sonado infinitas veces, hasta que lo apagué. ¿Qué parte de que quería estar solo no habían entendido?

Caminé por horas, sin poder dejar de llorar ni medio segundo, hasta que decidí volver, simplemente porque no tenía a donde pasar la noche.

Ni bien crucé la puerta, Paula estaba encima mío. ¡Otra vez!

- Pepe…
- ¿Queres que me vaya de nuevo?
- No.
- Entonces dejame.

Ella se alejó de mí, sin decirme más nada y yo me fui a bañar… Con agua hirviendo, moría de frío.

Cuando salí me fui directo a mi cuarto, y allí pensaba estar, al menos hasta mañana.

- Pepe. ¿Queres comer algo?
- Lo único que quiero es estar solo. ¿Podes entenderlo?
- ¿Podes no maltratarme? Entiendo que estés mal, te juro que lo entiendo y sé que lo que sentís es horrible, pero no por eso tenes que hacerme sentir mal a mí. Lo único que quiero es darte un abrazo, porque sos mi novio, porque me duele que estés mal, porque te amo. ¿Vos podes entender eso?
- Dejame solo.
- ¿Podes responderme al menos?
- No.
- ¿Por qué haces esto Pedro?
- Porque quiero estar solo, punto. (Me paré) Andate.
- Seguís sin responderme nada de lo que te pregunté.
- No me interesa responderte. (Ella cerró la puerta y se apoyó en ella) Andate.
- No me voy a ir, aunque me trates mal.
- ¿Por qué me haces esto?
- Porque quiero entenderte, porque quiero poder hacer algo por vos.
- No vas a poder devolverme a mi hermano, asique, no vas a poder hacer nada.
- ¿Por qué te aíslas?
- Porque quiero hacerlo.
- ¿Para qué?
- Para llorar a mí hermano en paz.
- ¿No es mejor hacerlo con alguien al lado?
- No, porque nadie entiende lo que me pasa.
- Yo sí te entiendo, y te aseguro que tus papas también.
- No, nadie.
- Entonces si crees que nadie te entiende, explicate. ¡No te aísles Pedro!
- ¡Nadie entiende que lo único que quiero es estar en su lugar, y que él siga acá! ¡Nadie entiende que siempre quise que todo sea al revés! Porque él se merecía seguir viviendo, y yo no, porque no hice ni media bien en la vida.
- Sabes que no es así Pepe.
- Sí que es así.
- No Pepe, no… Hiciste muchísimas cosas hermosas, y entiendo que de la bronca y el dolor quieras que todo sea al revés, pero las cosas son así Pepe, y no las podes cambiar, no te atormentes con eso, y menos con que vos no vales, porque no es así.
- Sí que es así Paula. ¿Qué hice yo en la vida? ¡Nada!
- Te rompes el alma laburando para ayudar a tú familia, y no hay nada más noble que eso… Me salvaste, me enamoraste…
- No, no es así.
- ¿No me enamoraste?
- No sé Paula.
- Yo sí lo sé, y si me enamoraste.
- Andate, por favor.
- Pepe… No seas terco, por favor.
- No soy terco, quiero estar solo Paula. ¡Solo!
- Te haces peor, vos solo.
- ¡No me importa! ¡Te vas Paula! (Dije comenzando a intentar abrir la puerta, hasta que lo logré) ¡Te vas!

-

Terminé yéndome, aunque no sabía si eso era lo correcto.

- Tranqui Pau. (Me dijo Ramiro al llegar al living y al verme dejarme caer en el sillón)
- Perdón, ustedes están mal y yo les caigo llorando.
- (Ali posó su mano en mi espalda) Estamos todos mal por lo mismo, y valoro mucho lo que estás haciendo por Pepe, aunque él no lo haga.
- (Suspiré) No sé si sirve de mucho.
- En algún momento va a aflojar…
- Eso espero.
-  Vas a ver que sí.
- Ojala. (Hice una pausa y los miré) ¿No quieren ir a descansar?
- No creo que pueda.
- Les va a hacer bien, calmar un poco la cabeza y la angustia… Al menos antes de mañana.
- Tiene razón Ali. ¿Vamos?
- Hay que cerrar todo…
- Yo me encargo, no se preocupen… Vayan.
- Gracias.
- No me agradezcan. (Me levanté del sillón y los saludé, abrazándolos… Luego, se fueron)

Me encargué de cerrar todo, busqué una manta y me acosté a dormir en el sillón, en el cuarto que compartía con Pedro estaba él, y no me animaba a ir al de Nico, quizás querían que quedé todo así… Asique, me dormí en el sillón, después de varias horas.
-

Estaba apoyando mis brazos en el marco de la ventana, mirando la ciudad de noche… Mirando el cielo, intentando encontrarlo en algún lado. Lo necesitaba acá conmigo, otra vez.

¿Por qué tanto dolor? ¿Por qué? ¿Por qué él? ¡Si no se lo merecía!

Dormir fue imposible… Eran las tres y media de la mañana cuando salí del cuarto en busca de un vaso de agua y la vi a Pau allí, me acerqué a ella y la tapé, me dolía ser así con ella, pero sabía que era lo mejor. Besé su mejilla y me alejé.

-

Sentí a Pedro conmigo, pero no reaccioné, simplemente para que no se enoje, tan solo espere que se acostara y se durmiera, para acostarme con él y por fin poder abrazarlo, necesitaba hacerlo…

- Pau…
- Sh, no me voy a ir. (Lo abracé más fuerte) Seguí durmiendo.
- Pero…
- Pero nada mi amor. (Besé su mejilla)

-

Me sentí bien, o al menos un poquito mejor de lo que estaba, al dormirme con ella, al sentirla cerca, pero cuando me desperté al día siguiente, la dejé sola… No quería hacerle mal, no sé, no entendía lo que estaba haciendo, pero quería y necesitaba alejarla de mí.

El balcón estaba frío, bah, hacía frío…  Pero no me importaba, ya se habían despertado todos y estaban preparados para ir al entierro. Momento que no prefiero relatar.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Capítulo 89

Sin pensarlo demasiado, cuando el médico se retiró yo salí corriendo de aquel lugar y comencé a correr y correr, varias cuadras, sin dejar de llorar, intentando negar lo que ya era una horrible realidad: Mi hermano ya no estaba.

Perdí la cuenta de la cantidad de cuadras que corrí, pero una vez más, Paula me alcanzó.

- Pepe, para… ¡Para! (Me gritó y me abrazó por la espalda) No corras más, quedate conmigo. (Dijo llorando y sentí que me abrazó aún más fuerte) No estás solo mi amor, por favor… Quedate acá.
- Sí que estoy solo, y más solo que nunca… (Dije intentando redactar una frase, entre el inmenso dolor y el agite de tanto correr, era casi imposible hacerlo)
- Yo estoy con vos, y siempre voy a estarlo. (Sin soltarme, se paró frente a mí y me miró a los ojos, secó mis lágrimas y me abrazó por el cuello)
- Me quiero morir Paula.
- No mi amor, no. (Hizo una pausa) ¿Queres que vayamos a tú casa? ¿Queres que volvamos al hospital?
- No sé Pau, no sé.
- (Se separó un poco de mí y me miró a los ojos) Decime vos…
-  A mi casa. (Tomó mi mano y comenzó a caminar, sin decirme nada y así fuimos hasta casa)

Sin decirle nada me fui a mi cama y me dejé caer allí, abrazando la almohada, sin poder dejar de llorar.

- ¿Puedo pasar? (Preguntó Pau desde la puerta)
- Si queres…

Pau se acercó a mí, se arrodilló en el suelo y comenzó a acariciar mi pelo.

- ¿Cómo sigo después de esto?
- Tenes que transitar el dolor Pepe, otra no te queda… Pero, con el tiempo se acepta y se aprende a convivir con eso, capaz nunca deje de doler, y es lo más probable, pero se lo acepta.
- No lo soporto.
- Vas a ver que cuando pase el tiempo, de a poquito, el dolor se va a ir aliviando.
- No Paula.
- Créeme que sí Pepe, te lo dice alguien que perdió a sus papas y a un hijo… Todo pasa mi amor, aunque nunca deje de doler, pasa…
- ¿Me dejas solo?
- Si así lo queres… Yo voy a estar acá, cualquier cosa que necesites, me llamas. (Besó mi mejilla) Te amo. (Se levantó y se fue)

Me sentía vivo, pero muerto… Muerto en vida, el dolor de un segundo al otro se había apoderado de cada rincón de mí, de cada hueco… Yo era dolor, solo dolor, un inmenso, profundo e insoportable dolor.

Quería estar solo, ahogarme yo solo… Ahogarme en lágrimas, en dolor, en melancolía, en nostalgia… ¡En toda esta mierda que sentía!
Ahogarme hasta morirme.

-

Sentí vibrar mi celular y luego de secar mis lágrimas, atendí.

- Hola…
- Pau… (La escuché llorar a Ali del otro lado del teléfono) ¿Pedro está con vos?
- Sí, bah, está en su habitación, me pidió de estar solo… Pero yo estoy en tú casa.
- Cuidalo, por favor.
- Te prometo que lo voy a hacer. Ustedes también cuídense.
- Hacemos lo que podemos Pau…
- Cualquier cosa que necesiten, díganme.
- Gracias, en serio… Ahora tenemos que hacer trámites, no sé, en un par de horas vamos a estar en casa.
- Tomense el tiempo que necesiten, yo me quedo con Pepe.
- Gracias Pau.
- No tenes nada que agradecerme Ali.

Después de un rato, en el que me cambié y tomé un poco de agua, volví al cuarto de Pedro, abrí silenciosamente la puerta pero…

- Te dije que quiero estar solo.
- No te hace bien estar solo ahora.
- No me importa lo que me haga bien o lo que me haga mal, quiero estar solo. (Me quise acercar a él, necesitaba abrazarlo, me partía el alma verlo así, pero él me lo impidió) Solo.
- Por favor, no te aísles mi amor.
- Andate Paula, por favor.
- No puedo saber que estás así y no estoy con vos, me siento una inútil.
- Estando acá no vas a poder hacer nada, es lo mismo.
- Yo sé que un abrazo te haría bien.
- Un abrazo no va a devolverme a mi hermano.
- No, pero…
- ¡Pero nada! ¡Te vas!

Yo no le respondí nada, tan solo lo miré a los ojos por algunos segundos, al borde de las lágrimas y me fui.

Me quedé un rato del otro lado de la puerta, con la esperanza de que se arrepienta… Pero no fue así.

Ali llegó sola, y yo corrí a abrazarla.

- Lo siento mucho Ali. (Dije ahogada en lágrimas)
- Gracias chiquita, pero ya sabía que iba a pasar… Aunque eso no quiera decir que no me duela hasta el alma. (La abracé más fuerte) ¿Y Pepe?
- Solo en el cuarto, quiere estar solo… Me echó. (Dije separándome de ella)
- Voy a verlo…
- ¿Segura?
- Sí Pau.
- Cuidado, porque te va a responder mal… (Ella suspiró y se fue)

-

Escuché que tocaban la puerta….

- ¡Te dije que quiero estar solo Paula!
- No soy Pau. ¿Puedo pasar? (Preguntó mamá abriendo la puerta)
- No, solo es solo.
- Por favor hijo. (Dijo entrando) No te aísles, no te hace bien.
- ¿Todos van a venirme con el mismo cuentito?
- No es un cuentito hijo, es la verdad… A mí también me duele.
- ¿No te vas a ir?
- No.
- Entonces me voy yo.

Me levanté, demasiado enojado y salí del cuarto, mamá me siguió hasta la puerta y luego lo hizo Paula, hasta el pasillo.

- ¿A dónde vas?
- No te importa.
- Pepe, por favor.
- ¿Por favor qué?
- ¿Te das cuenta que estás reaccionando como un nene?
- Reacciono como puedo Paula, acaba de morirse mi hermano. ¿Lo podes entender?
- Sí que lo entiendo, y por eso lo que te estoy diciendo… Quiero estar con vos, al menos para poder darte un abrazo.
- No te gastes.
- Sabes que no sería así.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Capítulo 88

(Tragándome el orgullo) Bajé del auto, activé la alarma y la busqué, me senté contra el mismo árbol en el que estaba ella, pero en el lado contrario, es decir, nuestras espaldas estaban juntas. (Bueno, con el tronco en el medio)

- Pau… (Suspiré) ¿Me escuchas?
- Sí no me vas a tratar mal, te escucho. (Dijo en medio de lágrimas y me partió el alma, busqué su mano y la tomé, no soportaba saber que estaba mal por mi culpa, pero no podía mirarla a la cara, si lo hacía, jamás iba a poder contarle todo lo que en verdad sentía)
- Primero perdón, no soporto saber que te hago mal… Pero tampoco soporto lo que me pasa, no puedo controlarlo, no sé, no me entiendo. (Hice una pausa) Tengo miedo, tengo miedo de lo que pueda llegar a pasar conmigo, con mi vida. Siento que no lo voy a poder soportar, y no quiero que vos seas testigo de toda esta mierda, tengo pánico de llevarte conmigo  a un lugar horrible del que no sé si voy a poder salir, te mereces un poco de felicidad y una vez que la tenes yo la estoy arruinando.
- (Soltó mi mano y se sentó a mi lado, sin despegar su espalda del tronco) No entiendo que es lo que me queres decir. ¿Queres que nos separemos?
- (Suspiró) No, solo quiero que vos no pases todo esto conmigo.
- Pero yo no te dejaría solo, nunca.
- No quiero hacerte mal.
- No me haces mal Pedro, me hace mal saber que vos estás mal y yo no puedo hacer nada. (Apoyó mi cabeza en su hombro) ¿Por qué te empecinas en ponerte peor de lo que ya estás?
- Porque me sale ser así, porque soy así, cerrado, aislado… No puedo ser de otro modo, quiero estar solo porque siento que todos los que están conmigo algún día se van a ir, por las razones que sean, pero que todos se van a ir como mi hermano y me voy a quedar solo, entonces prefiero anticiparme a ese momento.
- Eso no va a pasar.
- Estoy destinado a eso.
- Nadie está destinado a nada, cada uno es dueño de su destino, y vos podes elegir el tuyo… Si vos elegís quedarte solo va a ser por tú decisión, no por la de la naturaleza o de la vida.
- Odio que me tires las cosas así, a veces te odio por ser tan sincera.
- (Rio) No me sale ser de otro modo…
- Lo sé, y en cierto punto agradezco que seas así. (La abracé, acercándola más a mí) Prometeme que en cuanto te esté haciendo mal a vos me vas a poner un freno.
- Si necesitas que te lo prometa, te lo prometo… Pero eso no va a pasar.
- (La tomé por sus mejillas, haciendo que nuestras miradas se conecten después de mucho tiempo) Perdoname, soy un tarado… (Suspiré) Es que no sé ni que siento, soy una vorágine de cosas horribles, y no puedo controlarme.
- Te entiendo Pepe, pero no te alejes de mí, por favor… ¿Te das cuenta que no tiene sentido, no? (Asentí con mi cabeza y cerré mis ojos)
- Perdón.
- Si me das un beso con un poquito de ganas te perdono… (Yo sonreí y la besé)
- Te amo Pau, perdón.
- Sh… (Rosó su nariz con la mía) Yo también te amo mi amor.

Nos quedamos un rato ahí, abrazados… Mirando el cielo, hasta que decidimos volver al auto y emprender lo que nos quedaba de camino.

Llegar fue horrible, abrazar a mis viejos fue aún peor.

Pasó el resto de aquel día, y era de madrugada…

Nico estaba aislado, y yo necesitaba despedirme de él. Pau se había quedado dormida sobre mi hombro, mamá y papá también estaban dormidos y yo no sabía para donde disparar, creo que por primera vez en estos últimos días hice lo más lógico y la abracé a mi novia, necesitaba sentirla cerca.

- Pepe…
- Sh, seguí durmiendo.
- No… (Levantó su cabeza y refregó sus ojos) ¿No dormiste nada?
- No, no puedo.
- (Suspiró y acarició mi mejilla) ¿No queres que vayamos un ratito al bar?
- Me da igual.
- Dale, así te tranquilizas un poco y después intentas descansar un ratito.

Después de tomar algo en el bar de la planta baja volvimos a donde estábamos hacia un rato, ella apoyó su cabeza en mi hombro y yo la mía sobre la de ella. (Como si eso fuese cómodo)
Ella buscó mi mano y entrelazó mis dedos con los suyos.

- Intenta dormir, al menos un ratito…
- Es muy incómodo así Pau.
- ¿Y cómo hacemos?
- Así… (La abracé por la espalda e hice que nos acostemos en aquella especie de sillón en la que estábamos) ¿No es mejor?
- Pero estamos en un hospital.
- No importa Pau, hay mucha gente así. (Besé su nuca)
- Bueno, está bien… Nos quedamos así si dormís.
- Te prometo que lo intento.
- Entonces deja de hablar. (Reí, sin ganas y al rato creo que me quedé dormido)

Me desperté porque había demasiado ruido, y sí… Estaba en un hospital. Me senté y con cuidado hice que Pau quedara con su cabeza sobre mis piernas, no quería despertarla.

De Nico, no había noticias… Y eso no sabía si era bueno o malo.

Sentí a Pau despertarse y corrí el pelo de su cara.

- Hola. (Dije y ella sonrío)
- Hola… (Hizo una pausa) Perdón que sonría en una situación así, pero para serte sincera, tenía pánico de despertarme y que no estés. (Se levantó y se sentó a mi lado)
- Estoy… (La besé) Gracias a vos por estar.
- No tenes nada que agradecerme.

Y en ese momento llegaron mamá y papá, supongo que de desayunar. Y se sentaron a nuestro lado.

- ¿Por qué no van un rato para casa chicos?
- No pa, me quiero quedar acá.
- No tiene mucho sentido que se queden.
- No me quiero ir, en serio.
- ¿Y vos Pau?
- Prefiero quedarme con él.
- Bueno, pero al menos vayan a desayunar.
- Ahora vamos pa, gracias por preocuparte…

Desayunamos y pasamos la mañana allí, la convencí a Pau de que al menos se vaya a bañar, y al rato, volvió…

- Pepe. ¿No queres que vayamos a dar una vueltita? Al menos a la manzana… Está lindo afuera, y te  va a hacer bien tomar un poco de aire.
- Pau, no…
- Te prometo que son menos de diez minutos, dale. (Hizo una pausa) Al menos a la puerta, te doy unos besos y entramos.
- ¿Para qué?
- Para que te suba un poquitito el ánimo.
- Perdón que te lo diga, pero te tenes demasiado confianza. (Reímos ambos, sin ganas)
- Un ratito. (Me tomó de la mano) Dale.
- Bueno, está bien. (Dije dejándome guiar por ella)

Esa tardecita, el médico nos llamó a los familiares directos, y sinceramente su cara no era la que más me animaba…

Nunca en la vida hubiese querido escuchar esas palabras, ni recibir aquella noticia. Nunca creí que podía sentir un dolor tan desgarrador y tan de golpe dentro de mí.

martes, 24 de septiembre de 2013

Capítulo 87

Me desperté y casi sin pensarlo me fui a bañar, intentando distraerme con aquella acción tan cotidiana. (Cosa que, claramente, fue inútil) No podía sacar de mi mente a mi hermano, no podía dejar de pensar en todo lo que había sufrido y en lo que estaría sufriendo ahora. Me bañé, y después de lavarme la cara una y otra vez (y de vestirme, para ir a la sentencia) me asomé al cuarto.
- Pau. ¿Te levantas?
- ¿Qué hora es? (Preguntó súper dormida)
- Son las nueve, y en un rato hay que ir al juzgado.
- Bueno, ahora me levanto.
- Te espero.
Desayunamos, casi en silencio y salimos rumbo al juzgado. Estacioné a unas cuadras y comencé a caminar, bastante rápido. Sentí a Pau abrazándome por la espalda, haciéndome frenar.
- ¿Podes parar un poco?
- Estoy caminando Paula.
- Sabes que no me refiero a eso.
- Por favor, necesito que terminemos con esto.
- Pero que no me hayas dado ni un beso no va a hacer que todo sea más rápido. Entiendo que estás mal, pero no por eso tenes que hacerme el vacío, yo quiero estar con vos mi amor.
- (Suspiré) Perdón, no puedo reaccionar de otro modo.
- ¿Me das un beso? (Me di vuelta y le di un beso, sinceramente, sin ganas) Pepe... (Suspiró y ahora fue ella quien me besó)
- ¿Qué Paula?
- (Se separó de mí) Nada, deja. (Y ahora fue ella quien comenzó a caminar, yo la seguí y por fin estábamos dentro del juzgado)
La sentencia había sido favorable para ambos, pero me hubiese gustado haberme alegrado por aquella. Perpetua para ambos.

Paula salió con Zaira, y según había entendido, se irían juntas.
-
Estaba feliz, pero no del todo. Era lo que siempre había esperado, pero el no saber cómo llegar a Pedro me hacía mal, me partía al medio. Me despedí de Zai y volví a mi casa, con la esperanza de allí encontrarlo.
Lo encontré en el balcón, mirando la ciudad... Él abrazaba sus rodillas y estaba de espaldas a mí. Me arrodillé detrás de él, sigilosamente, y lo abracé por el cuello, posando mis manos en su pecho.
- (Suspiré) Perdón por irme así, pero me duele no poder llegar a vos, no saber cómo hacer para ayudarte... Y gracias por todo lo que hiciste Pepe, en serio... Me salvaste en todos los sentidos, soy libre gracias a vos. (Besé su cuello)
- No tenes nada que agradecerme, y no te sientas mal por eso, son cosas mías. Y creéme que me gustaría poder festejar con vos lo que pasó, pero no, no puedo.
- Quiero poder estar con vos, ayudarte... Contenerte.
- Prefiero pasarlo solo.
- ¿Por qué? Dejame estar con vos, por favor.
 - No sé por qué, pero así lo prefiero. Quiero viajar solo.
- (Dejé escapar una lágrima e hice una pausa, para tomar aire y poder hablar) No seas así mi amor, por favor. No te aísles, no te hace bien, lo sabes.
- Necesito aislarme.
- ¿Para qué?
- Porque no logro poner en palabras lo que me pasa, porque no quiero molestar a nadie.
- No me molestas Pedro.
- Te estoy hablando en serio.
- Y yo también, te voy a acompañar, aunque no me hables.
- Pau, por favor.
- ¿Por favor qué? ¿Crees que te voy a dejar solo?
- Es lo que te estoy pidiendo.
- No me importa. (Lo abracé más fuerte, conteniendo las ganas de llorar) Necesitas alguien que esté con vos.
- Me voy con mi familia.
- Estás siendo muy hiriente conmigo… (Dije ya sin poder contenerlo, y me senté frente a él) Soy tu novia, como decís vos, tu mujer, creí que también era parte de tú familia. (Sequé mis lágrimas) Yo también quiero estar con vos, como siempre vos estuviste conmigo.
- (No dijo nada, tan solo me abrazó contra su pecho) Perdón mi amor, no quiero hacerte mal a vos… (Suspiró) Es solo que necesito estar solo.
- ¿En serio no queres que vaya con vos?
- No, no sé.
- ¿Qué no sabes? (Me separé un poco de él y sequé sus lágrimas)
- No sé, no sé nada Pau.
- (Suspiré) ¿Puedo acompañarte? No quiero dejarte solo, y sé que no vas a estar solo literalmente, pero tus viejos deben estar como vos o peor, quiero que alguien medianamente entero pueda contenerte, no quiero que te vayas a pique, no quiero dejarte caer… Te prometí que nunca iba a soltarte la mano. Por favor…
- No quiero que estés mal por mi culpa.
- Dentro de todo lo horrible que es la situación, a mí me hace bien poder acompañarte y saber que al menos, un poquitito bien te hago… No te preocupes por mí. (Lo abracé) Dale. ¿Vamos a armar el bolso?
- No sé qué responderte, solo me sale decirte que te amo con todo mi alma.
- (Sonreí y besé su mejilla) Con saber eso me basta.
- Perdoname, en serio.
- Ya pasó. (Lo abracé más fuerte) Yo también te amo mi amor.

-

El viaje fue más interminable que nunca…

- Pepe. ¿Queres que paremos un rato?
- No sé, me da igual.
- Así te despejas un poco, estás muy nervioso… No da que manejes así. Para en esa estación de servicio, dale.

Estacioné en aquella estación de servicio y apoyé mi cabeza contra el respaldo, sentí su mano sobre la mía y suspiré.

- ¿Queres comer algo?
- No, no tengo hambre.
- No comes nada desde ayer Pepe.
- Lo sé, pero en serio.
- En serio que comas, estás manejando amor. (Agarró la billetera) Ya vengo. (Y se bajó del auto)

Yo me quedé allí, sin moverme… Mirando a través del vidrio los árboles que estaban frente a mí, no sé por qué me colgué mirando cómo se movían, cómo no podían desplazarse, estaban siempre estancados a un mismo lugar, sin posibilidad de moverse de allí… Y así me sentía yo, estancado, sin poder salir de ese pozo tan oscuro en el que me sentía flotar.

Me di cuenta que Paula había vuelto cuando escuché la puerta del auto cerrarse…

- Traje dos tostados con gaseosa…
- Bueno. (Respondí sin siquiera prestarle atención)
- (Sentí su mano en mi pierna, luego de que me diera un sándwich y apoyara las gaseosas) Pepe… ¿Me podes mirar al menos?
- ¿Para qué?
- ¿Cómo para qué? Porque cuando dos personas hablan se miran a la cara.
- No tengo fuerzas para hacerlo.
- No te entiendo, y me duele no entenderte… Quiero poder ayudarte, nada más.
- (La miré, casi sin poder sostener la mirada) Te dije que quería venir solo.
- Está bien Pedro, si queres pasar todo solo y hacerte mierda solo, hacelo. (Respondió con lágrimas en sus ojos) Me voy a comer afuera, cuando tengas ganas de seguir avisame, porque no voy a quedarme sola en el medio de la ruta.

Se bajó enojada del auto, pegando un portazo y se alejó del mismo, hasta que la perdí de vista, porque se sentó detrás de un árbol.

Intenté comer pero fue en vano… ¡Me sentía un tarado!


lunes, 23 de septiembre de 2013

Capítulo 86

Caminábamos los dos en silencio, sin saber a dónde. (O al menos yo no lo sabía) Su brazo rodeaba mi cintura y el mío hacía lo mismo con él.

- ¿A dónde vamos Pepe? (Pregunté como para hablar, el silencio ya era demasiado incomodo)
- No sé.
- Ah. (Respondí casi sin sonido) ¿Vamos a desayunar?
- Sí, pero no sé a dónde.

Desayunamos en silencio, y ya no lo soportaba más.

- ¿Me podes decir qué te pasa?
- Nada Paula.
- Vos no sos así de callado, nunca.
- No me jodas.
- Y tampoco me tratas mal, menos cuando sabes que estoy mal. No te creo, y me incomoda demasiado esta situación.
- Si te incomoda andate.
- Bueno.

Me levanté, demasiado enojada y salí de aquel bar, al minuto sentí que me seguía y me tomó de la mano.

- Ahora me dejas. (Respondí sin mirarlo)
- Perdón, no quise tratarte así… Quise cuidarte y no me salió.
- Claro, ahora vos sos el santo.
- ¡Paula! (Dijo intentando gritarme pero se quebró)
- ¿Me podes explicar qué te pasa?
- Acá no.
- ¿Pagaste?
- Sí.
- ¿Podemos ir a casa?
- Por favor.

Llegamos, sin cruzar palabra alguna en todo el camino y me senté en el sillón, abrazando mis piernas.

- ¿Puedo? (Preguntó sentándose a mí lado)
- Sí. (Respondí y él se sentó a mi lado) ¿Me explicas qué te pasa? ¿Le pasó algo a Nico? Porque juro que no te entiendo.
- Es que… (Suspiró y se quebró)
- ¿Es qué que mi amor? (Pregunté tomando su mano)
- Ya está.
- ¿Qué está?
- Todo.
- No te entiendo Pepe… (Bajé mis piernas y me acerqué aún más a él, acariciando su mejilla)
- Ya fue.
- ¿Qué cosa?
- Perdón, pero no quiero ponerte peor
- Me pones peor sin decirme nada. ¿Qué es lo que fue? (Hice una pausa y sentí que el mundo se me venía abajo) ¿Lo nuestro fue?
- No mi amor, no. ¿Estás loca?
- (Suspire, tranquilizándome) ¿Y entonces?
- Nico, entró en coma… Y ya no hay vuelta atrás. (Me confesó ahogado en lágrimas, con un hilo de voz, yo no dije nada, tan solo lo abracé) Perdón, no quería…
- Sh, no tenes que pedir perdón. (Lo abracé aún más fuerte)
- Sí, no te lo quería decir porque sé que estás mal, y no quería ponerte peor.
- Te juro que me matas de amor, pero no me gusta que hagas esas cosas, y menos que menos que sufras todo vos solo… (Besé su mejilla)
- Perdón.
- Ya pasó Pepe.

Me quedé un rato allí, abrazándolo, dejando que llore, intentando contenerlo. (Aunque sabía que era inútil)

- ¿Ya no se puede hacer nada? (Pregunté haciendo que se separe un poco de mí, haciendo que nuestras frentes queden juntas)
- No Pau, ya no. Solo un milagro lo salvaría.
- Confía en eso entonces.
- Ya no tiene sentido.
- Sí que tiene sentido, siempre tiene sentido ser positivo, sino, nunca hubiese podido estar acá.
- Es distinto Pau.
- No Pepe.
- Sí… (Suspiró) Ya está, solo espero que pase rápido porque no soporto saber que está agonizando.
- ¿Cuándo va a estar la sentencia?
- Mañana. ¿Por?
- Porque después de eso nos vamos para allá, así estás con ellos.
- No, no quiero.
- Y yo no quiero que te arrepientas, tus viejos te necesitan.
- Pero…
- Pero nada mi amor.

Había pasado un rato, él se había ido a bañar y yo estaba en el balcón, intentando tranquilizarme, me sentía casi tan angustiada y nerviosa como él, y justamente lo que quería era tranquilizarlo, no alterarlo más.

Lo escuché acostarse en la cama y yo me asomé por la ventana. (Ya que el cuarto daba al balcón)

- ¿Venís un ratito afuera? (Pregunté intentando sonar animada)
- No tengo ganas amor.
- Dale, así te despejas un poquito.
- Prefiero que vengas vos para acá.
- Mmm… Bueno, está bien.

Entré y me dirigí al cuarto, me acosté a su lado y él apoyó su cabeza en mis piernas.

- ¿Por qué Pau? ¿Por qué? ¿Por qué nunca más voy a poder escuchar su voz? ¿Por qué nunca más voy a poder abrazarlo, ni que él me abracé? ¿Por qué a él? ¿Por qué todo este sufrimiento? ¿Por qué no puede tener el derecho de vivir como vive cualquiera?
- Ojala pudiera respondértelo.
- (Suspiró) No lo soporto.
- ¿No podes ser un poco positivo?
- No Pau, si los médicos no lo son.
- Pero…
- Por favor, no quiero ilusionarme con algo que no va a pasar.
- (Acaricié su pelo) Tranquilizate un poquito, por favor.
- No puedo amor.
- Un poquito. (Corrí su cabeza y me acosté a su lado, posando mi mano en su pecho y dejando mi nariz junto a su mejilla) Tranquilo. (Susurré) Intenta descansar, te va a hacer bien.
- No puedo, la cabeza no me para ni medio segundo.
- Cerra los ojos… (Dije levantándome un poco, apoyándome en mi brazo y haciendo que cierre sus ojos con mi mano libre, volví a posar su mano en mi pecho, del lado izquierdo, sobre su corazón y comencé a tararearle una canción)
- Te amo mi amor.
- Yo también te amo Pepe. (Besé su frente, sentidamente y sentí su mano acariciando mi mejilla) Y ya todo va a pasar, te lo prometo.
- Quedate conmigo, por favor.
- Siempre mi amor, siempre.

Me acomodé a su lado, abrazándolo.

- Descansa un ratito.
- No sé si voy a poder.
- Intentalo al menos.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Capítulo 85

Cuarto intermedio. (O algo así) Le pedí a Pepe que salgamos de ahí, necesitaba abrazarlo.

Nos alejamos un par de cuadras, caminando separados hasta que no soporté más y lo abracé, llorando como nunca.

- Sh… Ya pasó hermosa, ya pasó.
- Me muero de miedo.
- No, no tenes por qué tener miedo.
- Sentía su mirada amenazante sobre mí y, era horrible, fue horrible. Es horrible.
- (Sentí que me abrazó más fuerte) Mi amor, ya está, ya pasó.
- No, no pasó, y nunca va a pasar.
- Sí Pau, te prometo que sí. (Besó mi mejilla) Tranquilizate, por favor.
- ¿Me puedo ir a casa?
- ¿Así y sola? No.
- No puedo volver.
- Estás conmigo mi amor, y yo no me puedo ir.
- Pero…
- Por favor, aguanta, falta la declaración de Zai y la de ellos… Y después ya está, hasta que no esté la sentencia no volvemos.
- No puedo volver Pepe.
- Por favor Pau, no quiero que te vayas así, además, quedate a hacerle el aguante a Zai.

Y en ese momento la vi detrás de Pepe y me separé un poco de él.

- Tranquila amiga. (Dijo Zai secando mis lágrimas) Ya pasó.
- No puedo más, no soporto más.
- Ya es lo último mi amor, y te juro que ahora sí.
- Dale Pau, arriba. Ya está, ya dijiste todo.
- Pero me muero de miedo.
- No hermosa, no.
- Dale, vamos. Ya es hora de volver…
- No puedo volver, vayan ustedes.
- No te vamos a dejar sola amiga.
- Prefiero quedarme sola a volver.
- Amor, no te voy a dejar sola y lo sabes.

Terminaron convenciéndome y volvimos, lo que más me costaba era no estar abrazada a él. (Porque era lo único que necesitaba en ese entonces)

Las declaraciones pasaron, y por fin era hora de volver.

Llegué a casa y sin escala me dirigí al cuarto, quité mis zapatillas y me metí en la cama. (Sin expectativas de salir, al menos, hasta el día siguiente)

- Amor. ¿Puedo pasar? (Yo no respondí, me daba lo mismo, todo me daba lo mismo. Sentí que se sentó detrás de mí y corrió el pelo de mi cara, yo le daba la espalda) Pau… ¿Queres que me quede o queres que te deje sola?
- Quedate y abrazame, por favor. (Él me abrazó por la espalda y yo me quebré aún más) ¡Se declaró inocente Pedro! ¡Es una mierda! (Dije temblando)
- Sh, tranquilizate, estás temblando.
- Ya lo sé, y no puedo tranquilizarme.
- Pero Pau, no quiero que te pase nada.
- (Suspiré) Perdón, no quiero hacerte pasar un mal momento.
- No tenes que pedir perdón. ¿Queres tomar la pastilla por las dudas?
- No.
- ¿Segura? Por las dudas, dale, no quiero que la pases peor.
- (Suspiré) Me da todo lo mismo Pedro.
- ¿Me miras? (Dijo haciendo que me dé vuelta, y lo hice, desganada. Volvió a correr el pelo de mi cara y secó mis lágrimas) Es el final mi amor, ya está, solo falta la sentencia, que va a ser favorable para nosotros, porque a pesar de que se haya declarado inocente no hay una sola prueba a su favor, asique tenes que tranquilizarte y empezar a despreocuparte, por favor.
- No puedo Pepe, te juro que no puedo.
- Dale. ¿No queres tomar la pastilla? Así descansas y te tranquilizas. (Encogí mis hombros) Te la traigo.

Pepe se levantó y cuando volvió creo que yo no me había movido ni medio milímetro. Me senté, solo para tomar el remedio y volví a acostarme, no tenía fuerzas para nada.

Él acariciaba mi cara y mi pelo, frente a mí… Lo sentía, porque mis ojos estaban cerrados.

- Pau. ¿Me escuchas? (Yo asentí con mi cabeza) Tranquilizate, hacelo por vos mi amor… Es momento de que empieces a vivir tú vida sin miedos, porque ya está, ya pasó todo, estamos juntos, y bien, los dos.
- Ninguno de los dos está bien, no me quieras convencer con boludeces, y perdón que te lo diga así, pero estoy muy intolerante y…
- Bueno, está bien. (Dijo algo molesto)
- No, perdón, no quise que te enojes. (Abrí mis ojos para poder mirarlo) Pero no intentes convencerme con algo que los dos sabemos que no es real.
-Tenes razón, mejor no digo nada.
- ¿Te enojaste?
- No.
- Sí que te enojaste, te conozco… Y no te enojaste por lo que te dije, te enojaste porque vos queres evadir que estás mal. ¿O no?
- Odio que me conozcas así.
- (Reí, aunque sin ganas) Mmm… Ninguno de los dos tiene ganas de hablar. ¿O no? (Él negó con su cabeza) Entonces podes ir a cerrar todo, porque a mí no me sacas de adentro de la cama ni que me mates. (Reímos) Y te venís a dormir acá conmigo hasta mañana.
- Mmm…
- Dale, te espero.

Al rato volvió, se metió en la cama y me abrazó rodeando mi espalda con su brazo, ya que yo estaba boca abajo, pero yo me di vuelta, era incomodo dormir así.
(Como siempre) Me acomodé sobre él y una de mis manos se dirigieron a su barba, para mimarlo, y su mano hacía lo mismo pero con mi pelo.
Ninguno de los dos decía nada, pero estábamos juntos y sabíamos lo que el otro necesitaba.


-

Me desperté varias horas después, al día siguiente y ella seguía durmiendo sobre mí. Corrí el pelo de su cara y la abracé aún más fuerte, con cuidado de no despertarla. Besé su frente y suspiré.

¿Por qué todo era tan difícil? No podía más, y sabía que ella tampoco. Quisiera algo que nos pueda tranquilizar, o apagar un poco el dolor.

No sabía cómo protegerla, tampoco podía protegerme yo.

La sentí despertarse, pero no dijo nada… Tan solo suspiro.

- Buen día.
- Buen día. (Respondió sin siquiera abrir sus ojos) ¿Qué hora es?
- Las ocho.
- Mmm… ¿Y hay que levantarse?
- Como quieras.
- No, no quiero. (Se dio vuelta dándome la espalda)
- (Me acerqué a ella) ¿Queres estar sola?
- Quiero no pensar.
- ¿Y no preferís que salgamos un rato?
- ¿Ahora?
- Sí, ahora… Está lindo, hay sol. Podemos salir a desayunar.
- No tengo ganas.
- Sinceramente yo tampoco, pero nos va a hacer bien a los dos.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Capítulo 84

- ¿Estás mejor Pepe?
- No Pau. (Suspiró y buscó mi mano) No quiero más esto, no los soporto más.
- Ya va a pasar amor.
- Y tampoco lo voy a soportar.
- Tranquilo, no pienses en negativo.
- ¿Cómo queres que esté tranquilo? ¿Vos viste cómo está Paula? ¡Nunca estuvo así! (Dijo gritándome, a punto de llorar)
- Tranquilizate, no te sirve de nada estar así.
- No puedo estar de otro modo.
- Pero no es necesario que me grites Pepe.
- Perdón. (Dijo sin mirarme) En serio, vos no tenes la culpa de nada, todo lo contrario, estás acá bancándome
- (Me acerqué a él e hice que me mire) Ya pasó... (Lo besé y lo abracé) Tranquilo, no sufras de ante mano.
- Pero tarde o temprano va a pasar.
- Pero quizás, y ojala, este no sea el momento.
- Pero quizás sí.
- (Me separé un poco de él) Pensa en positivo.
- No puedo Pau.
- Sí que podes Pepe, dale.
- No, te juro que no.
- (Sequé sus lágrimas con cuidado y lo besé sentidamente en sus labios) Tranquilizate mi amor, por favor. (Y ahora fue él quien me abrazó y yo lo abracé aún más fuerte)
- Tengo miedo...
- No estás solo. (Susurré en su oído)
- Me siento en el limbo.
- (Lo abracé aún más fuerte) Agarrate de mí, jamás te dejaría caer.
- Te amo.
- Yo también te amo.

-

No sabía cómo explicar lo que sentía, porque jamás me había sentido tan mal conmigo y con el mundo.

Debimos volver a casa, la feria judicial terminaba y el juicio iniciaría.

Audiencias y más audiencias, pero el peor día había llegado, hoy Paula y Zaira debían presentarse como testigos claves, y sabía que por más que Pau se hiciera la superada porque Nico seguía mal, ella estaba hecha mierda.

- ¿Vamos amor?
- (Suspiró) ¿Vos no te vas a ir de ahí?
- ¿Cómo me voy a ir de ahí Pau? Soy su abogado defensor.
- No sé si voy a poder.
- Sí que vas a poder.
- ¿Él va a estar ahí?
- Sí Pau.
- Entonces no voy a poder. (Dijo con lágrimas en los ojos, dejándose caer en el sillón, pero yo la tomé por la cintura, haciendo que se aferre a mí)
- Tranquila, sí que vas a poder mi amor… (Ella negó con su cabeza) Sí Pau, sí. (La besé) Decís todo, todo… Y listo, ya está, no lo ves nunca más.
- No voy a poder Pedro.
- Sí que vas a poder mi amor, sí. (La abracé y ella escondió su cara en mi hombro, llorando cada vez más)
- Perdón.
- ¿Por qué?
- Por esto.
- No tenes que pedirme perdón.
- Sí Pepe, yo sé que estás con otras cosas en la cabeza y…
- (La interrumpí y me separé un poco de ella) Y nada, sabes que no me gusta que te hagas la superada cuando vos también estás mal, vos para mí, yo para vos.
- (Sonrío) Te amo tanto. (Me besó)
- Tanto como te amo yo a vos princesa.
- (Rio) Pensé que ya habías archivado esa especie de piropo bizarro.
- Mmm… Sí, pero lo sacó y lo desempolvo cuando necesito hacerte reír.
- Sos tan lindo. (Volvió a besarme)
- (Sequé sus lágrimas con mis pulgares) Tranquila. ¿Sí?
- Mmm… Eso voy a intentar.

Llegamos con Pau, tomados de la mano ingresamos al juzgado y en el pasillo con encontramos con Zai. Entramos juntos a la sala y aún no había ni la mitad de la gente.

- No se guarden nada, nada.
- Me da miedo… (Dijo Zai)
- No Zai, sí ellos van a quedar presos. ¿Miedo de qué?
- No sé, de que me haga algo igual.
- Quédense tranquilas que las dos van a estar bien.
- Siento que no voy a poder.
- Siento lo mismo.
- Sí que van a poder, dale, es lo último que tienen que hacer para vivir tranquilas.

-

El juicio había iniciado, o al menos eso entendía yo…

Me temblaba hasta el alma, tenerlo tan cerca de mí me hacía sentir más vulnerable que nunca…

Mi turno llegó, Pepe se paró conmigo y me acerqué a ese lugar (Que vaya a saber uno como se llama) en el que oficias de testigo.

- Señorita, le recuerdo que está bajo juramento.
- Lo sé. (Respondí con la voz demasiado temblorosa y sentí la mano de Pepe acariciar la mía)
- Comience con su declaración. (Yo lo miré a Pedro y él asintió con su cabeza, yo suspiré e intenté comenzar con aquello)
- Bueno… Yo al señor Juan Ignacio Catalano (El Toro) lo conozco desde que nací, siempre creí que era el mejor amigo de mi papá… Pero mucho tiempo después, me enteré de que él abusaba de mi mamá, que la violaba… (Y mis ojos ya estaban llenos de lágrimas) Y como era una nena lo primero que hice fue correr a contárselo a mi papá, y cuando él se enteró fue directamente a enfrentarlo, en ese momento lo secuestró, y luego hizo lo mismo con mi mamá y conmigo. (Tomé aire para poder seguir y quité mi vista del frente) Nos llevó a todos a un lugar horrible, y fue ahí en donde asesinó a mis viejos, frente a mis ojos. (Y no pude soportarlo más, me quebré y no podía seguir)
- Tranquila señorita.
- ¿Queres agua? (Me preguntó Pedro y yo asentí con mi cabeza, él me alcanzó un poco y luego de tomarlo susurró) Tranquila.
- Continúe por favor.
- (Volví  a tomar aire) Me secuestró a partir de ese día y empezó a abusarme, primero él y después comenzó a traer a otros hombres. ¡Y yo era una nena! Me pegaba, me maltrataba, me quemó, me hizo cortes, me quiso ahogar, y me quiso matar, más de una vez… Vivía una pesadilla, en una habitación sin una sola ventana, en la oscuridad y llena de humedad. Estuve casi diez años ahí, no me dejó terminar la escuela, no me dejó vivir durante esos diez años.
Muchas veces quise escaparme, pero nunca pude… Hasta que un día me enteré que estaba embarazada, y de él, y ahí logré escaparme.
- ¿Y su hijo?
- Lo mató. (Dije ya ahogada en llanto, sin soportar más la situación) Me lo arrancó de mi panza.
- ¿Cómo fue? (Preguntó la jueza y yo volví  a tomar agua, para intentar tranquilizarme al menos un poco)
- Yo estaba con mi novio, quién me salvó de él, cuando quise escaparme y él volvió a retenerme… en la plaza, era de noche, y apareció de la nada, con una navaja… Y me la clavó en la panza, nadie pudo salvar a mi bebé. (Dije con un hilo de voz)
- ¿Y de su socio? ¿Qué sabe?
- Eso, que era su socio… Yo jamás lo vi, solo conocía su nombre.
- Abogado. ¿Quiere preguntarle algo?
- Sí. ¿Usted sigue teniendo consecuencias psicológicas debido a todo lo que sufrió?
- Muchísimas, creo que nunca voy a poder superarlo. (Dije secando mis lágrimas)

viernes, 20 de septiembre de 2013

Capítulo 83

Llegamos al hospital en donde Nico estaba, mamá estaba con él, papá se había ido a casa  a buscar unas cosas y yo estaba en la sala de espera, con Pau sentada sobre mí, quién me abrazaba por el cuello, yo lo hacía por su cintura.

- Si queres anda a mi casa Pau, estamos hace mucho tiempo acá.
- No me voy a ir sin vos, cuando vos quieras ir, vamos.
- No seas terca.
- No soy terca, quiero estar con vos. Sé que soy con la única que vas a hablar ¿O no? (Asentí con mi cabeza, sin mirarla)
- Pero…
- Sh, voy a estar con vos y punto.
- ¿No te hace mal estar acá? (Pregunté volviendo a mirarla)
- Me trae malos recuerdos, y me angustia un poco, pero quiero estar con vos. Basta.
- En serio amor.
- Basta Pepe, me voy a quedar. (Y antes de que yo le responda me calló de un beso)
- Gracias.
- Sh. (Volvió a besarme y en ese momento salió mamá, después de darle un abrazo, ella se sentó al lado de Pau y yo entré a la habitación)

-

- ¿Cómo estás Ali?
- Tirando para no aflojar.
- (Tomé su mano) Tranquila, tú hijo va a estar bien.
- Ya no Pau, ya no.
- Sí Ali, él va a estar bien, confía.
- Sé la verdad, desde siempre.
- Pero no está escrito el futuro de nadie.
- El de él sí.
- Pero no sabes cuándo va a pasar, confía en que ahora no.
- Ojala pudiera pensar así, pero ya no me quedan más fuerzas.
- Sí que podes, si te lo permitís.

-

Entré en la habitación y Nico se sorprendió al verme…

- Pepe. ¿Qué haces acá?
- Mmm… Vengo a estar con vos.
- ¿Pero vos no estabas con Pau de vacaciones?
- Sí, pero volvimos.
- No hacía falta.
- ¿Vas a retarme o me vas a dar un abrazo? (Pregunté haciéndome él serio y reímos, me acerqué a él y lo abracé) ¿Cómo te sentís?
- Mal Pepe.
- (Me separé un poco de él) ¿Muy mal?
- Como siempre que me pasan estas cosas.
- Ya se te va a pasar.
- No sé Pepe.
- Sí Nico, dale, tene fé.
- ¿De dónde la sacó?
- De vos, de tú fuerza. (Tomé su mano) Vos podes hermano.
- Ya no sé si puedo.
- Sí que podes Nico, sí que podes.
- No Pepe.
- Sí Nico, y no se discute. Dale para adelante.
- Tengo miedo de chocarme con la pared.
- No Nico, no…

Y en ese momento entró una enfermera, asique tuve que salir…

-

Lo vi a Pepe salir, esperaba que se siente a mi lado pero no, salió corriendo del hospital. Ali intentó seguirlo pero yo la paré.

- Dejame, voy yo.

Comencé a seguirlo y lo alcancé casi en la otra cuadra.

- Amor. ¡Para! (Pero él no frenaba) Pedro, amor… Dale, no te vayas, no te quedes solo. No te hace bien.
- ¡Nada me hace bien en este mundo, nada! (Gritó con muchísima angustia y me partió el alma)
- ¿Yo tampoco? (Pregunté con lágrimas en los ojos)
- No, no lo dije por vos… No quise que te sientas mal. (Dijo con culpa y terminó de matarme)
- (Me acerqué a él) No te lo dije con esa intención… (Hice una pausa y sequé sus lágrimas, él bajó su mirada y yo lo tomé por sus mejillas, haciendo que me mire) Si yo te hago bien aferrate a mí Pepe.
- Pau…
- ¿Qué? (Y él no pudo seguir hablando, terminó de quebrarse y yo lo abracé) Yo estoy con vos mi amor, no te escapes…
- No puedo reaccionar de otro modo.
- Sí que podes mi amor, conmigo, yo siempre te voy a dar un abrazo.
- Pero me muero de vergüenza.
- No Pepe, no, por favor. Conmigo no, confía en mí… No te hace bien tragarte todo solo, te hace peor de lo que ya te hace… (Besé su cuello) Yo estoy acá, siempre voy a estar, siempre… Y no tengas vergüenza, por favor.
- ¿Podemos ir a casa?
- ¿Queres que vayamos a tú casa?
- Sí.
- Entonces sí mi amor. (Me separé un poco de él y lo besé)

En silencio y abrazados caminamos hasta la casa de su familia…

- ¿Queres pegarte una ducha? Yo te espero en la cama con muchos mimos.
- (Me besó) Gracias mi amor.
- Sabes que no tenes nada que agradecer. (Nos besamos) Dale, anda. (Nos dimos un último beso y él fue a bañarse)

-

El agua casi hirviendo caía sobre mi nuca, intentaba tranquilizarme, pero era imposible, tenía una sensación en el cuerpo demasiado horrible, demasiado angustiante.
Sabía que era la última. ¡Lo sabía! ¡Lo sentía!

No lo soportaba, no podía ni imaginar el dolor que sentiría y aun así, ya no lo soportaba.

Salí de la ducha, no tenía sentido seguir allí. Necesitaba el abrazo de mi novia, era lo único que calmaría, al menos un poco, mi dolor.

Sin decirle nada, me acosté a su lado, hecho un bollito y apoyé mi cabeza en su pecho, ella me abrazó y comenzó a jugar con mi pelo, así, pasamos un rato…

- Te amo Pau… (Dije casi sin voz)
- Yo también te amo mi amor, mucho. (Besó mi frente)
- Y perdón por esto.
- No tenes que pedir perdón, vos me bancaste millones, y yo te bancaría todas esas y muchas más, porque necesito verte bien.
- No sé si voy a poder estar bien.
- Sí que vas a poder, porque Nico va a estar bien.
- Ya no Pau.
- Vas a ver que sí mi amor, tene fe.
- No puedo, te juro que no puedo.
- Sí que podes, dale.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Capítulo 82

Cuando llegamos a la casa…

- Me muero de frío. ¿Te enojas si me voy a bañar?
- Mmm… Sí te vas sola, sí… Si no, no.
- Sos tremendo eh.
- ¿Qué tiene de malo? ¡Sos mi novia!
- (Reí) Nada tiene de malo, nunca rechacé nada… Solo dije que sos tremendo.
- ¿Y por qué?
- Mmm… Porque lo sos. (Reímos y me acerqué a él para darme un beso) Tengo frío en serio.
- (Me aferró a él por la cintura) Podemos bañarnos con agua bien, bien caliente… Y además, sé cómo hacer que entres en calor.
- (Largué una carcajada) Te amo tanto…
- (Sonrío) Como yo a vos mi amor… (Nos besamos y así fuimos hasta la ducha)

-

Era de madrugada, me desperté algo exaltado, asustado… Me tranquilicé (aunque solo un poco) Al ver a Pau durmiendo sobre mí, pero, aun así, una sensación demasiado fea me recorría por dentro.

Prendí mi celular y tenía un mensaje, comprendí mi horrible sensación al leerlo y me levanté, con cuidado de no despertar a mi novia.

Llamé a mamá, para terminar de entender lo que había pasado… Nico estaba internado otra vez, por una convulsión, sin poder respirar por sus propios medios…

Me encontraba sentado en el suelo, mirando por la ventana la playa… Asustado, triste, angustiado.

No sé cuánto tiempo pasó, pero sentí una manta que se posaba sobre mis hombros.

- ¿Qué pasa Pepe? (Preguntó susurrando, arrodillándose detrás de mí, abrazándome por el cuello)
- Nico… (Suspiré)
- ¿Qué le pasó?
- Convulsionó y está internado, conectado a un respirador…
- (Suspiró y besó mi nuca) ¿Está muy mal?
- Así, no sé, hablé con mamá hace un rato.
- ¿Y por qué no me despertaste?
- Porque no quería molestarte.
- No me molestas tonto, dale, veni… Vamos a la cama, acá hace frío.
- No me voy a poder dormir.
- Pero te puedo mimar un ratito así te tranquilizas. (Se levantó y me dio la mano para que yo también lo haga, nos metimos en la cama y ella me abrazó, haciendo que mi cabeza quede sobre su pecho)
- Nunca creí que una mujer me iba a ver llorar tanto. (Besó mi cabeza, riendo) En serio Pau, me muestro demasiado vulnerable frente a vos…
- Y me encanta que lo hagas, eso quiere decir que confías en mí.
- Y muchísimo… (Suspiré) Por eso todo lo que te dije hoy, y perdón que todo termine así pero…
- (Me interrumpió) No tenes que pedir perdón por nada… (Comenzó a jugar con el pelo de mi nuca) Tranquilo.
- Gracias mi amor.
- Sabes que no tenes nada que agradecer.
- Sí que tengo que agradecer, sos lo más lindo y lo más puro que tengo.
- Sh… Sabes que es todo mutuo. (Unió su mano a la mía, haciendo que nuestros anillos queden juntos) Ese momento es lo más puro que tenemos, y para siempre.

-

Había pasado un largo rato, y aunque él estuviese con los ojos cerrados, sabía que no estaba durmiendo.

- ¿Queres que volvamos?
- No.
- Yo sé que queres estar con él.
- Pero… (Suspiró) No quiero que nuestros días terminen así.
- Tenemos toda la vida para estar así amor, y además, con todo lo que hiciste ya está, fue hermoso… Pero hay veces que hay que tener, emm… prioridades, aunque esa palabra suene horrible, hay cosas más importantes que otras.
- Vos sos importante.
- Y tú hermano también.
- No puedo Pau.
- (Hice que se separe de mí, para poder mirarlo a los ojos) No te escapes… (Sequé una lágrima que caía en su mejilla) Amor, él te necesita, no te escapes, no te aísles, no te recluyas… Él te necesita y vos necesitas estar con él, y aunque me lo niegues, yo sé que eso es así. ¿O no? (Él asintió con su cabeza, ya llorando) Y, aunque suene horrible lo que voy a decir, mira si no vas y después te arrepentís…  (Él me abrazó demasiado fuerte, y yo también lo abracé)
- Te amo Paula, gracias.
- (Besé su mejilla, sentidamente) Te amo mi amor… (Susurré en su oído y nos abrazamos aún más fuerte) Dale, él va a estar bien, pero para estarlo te necesita.
- ¿En serio no te enoja que volvamos?
- Amor. ¿Cómo me va a enojar? No seas tonto.
- Pero…
- Pero nada, los peros te los pones vos, lo sabes.
- Sí, lo sé.
- Entonces no digas más nada, descansas un rato, yo mientras guardo todo y cuando estés descansadito para manejar, nos volvemos.
- No te das una idea de lo que te amo.
- (Sonreí) Te amo mi amor, con la vida. (Lo besé y él se acostó, yo lo tapé y me senté a su lado) Dale, descansa…
- ¿Y vos?
- Ya dormí bastante… (Comencé a acariciar su pelo) Descansa vos.
- Gracias.
- Sh…

Era tarde, o temprano… En fin, el mediodía. Preparé un almuerzo con las pocas cosas que quedaban en la heladera y fui a despertarlo a Pepe…

- Mi amor. (Susurré en su oído)
- ¿Qué?
- Son las doce y media. ¿Te levantas y comemos?
- Mmm…
- ¿Queres seguir durmiendo?
- Sí, para no pensar.
- Perdón por despertarte, pero no sabía a qué hora querías llegar y…
- No es tú culpa amor. Ya voy…

Almorzamos, terminamos de guardar todo y después de que Pepe hablara con quien nos había alquilado la casa, salimos a la ruta.

- ¿Mate? (Pregunté)
- Mmm… Bueno.

Me puse a preparar mate y puse música, intentando distender un poco la situación…

- ¿Vamos directamente a la casa de tus viejos?
- Sí. ¿Te jode?
- No Pepe, solo quería saber.
- Ay, perdón. ¿Estoy muy a la defensiva, no?
- Sí amor, pero no te preocupes… Te entiendo, estás con otras cosas en la cabeza. (Acaricié su nuca)
- ¿Y sabiendo que estoy así me confías para que maneje en la ruta con vos arriba del auto?
- (Reí) Me gusta que hagas chistes.



------------

Punto 1, las palabras de Juli respecto al capítulo de ayer fueron 'un casamiento con el universo' no sé, lo dejo al criterio del que lo lea (?
Punto 2, lo lindo dura poco, bienvenidos a la novela again jajaja

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Capítulo 81

Llegamos a un lugar bastante especial, en dónde había una especie de sábana blanca sobre la arena, y todo rodeando con velas… En el medio de la playa. Claramente no entendía nada.

- ¿Qué es esto amor?
- Una mantita con velas.
- Eso ya lo sé.
- ¿Y entonces para qué preguntas?
- Hey, basta de descansarme.
- Bueno, está bien. (Me tomó de la mano y me invitó a sentarme en aquella sabanita)
- ¿Cuándo preparaste todo esto?
- Emm… Digamos que tengo conocidos que me pueden hacer favores.
- Nunca termino de conocerte eh.
- (Rio) No hice nada raro, solo le prepare una sorpresa a mi novia. ¿Está mal?
- Está hermoso, no sabes lo que bien que se siente que me mimes. (Lo besé) Es muy lindo todo esto.
- (Me abrazó por la espalda y apoyó su mentón en mi hombro) Necesitaba sorprenderte, regalarte algo… (Besó mi mejilla)
- Sos tan lindo mi amor. (Posé mis manos sobre las suyas)
- Vos sos hermosa. (Sonreí) Disfruta de la noche, de la luna… De las estrellas.
- Y de vos.
- Mmm… Bueno, y de mí. (Reímos) Que después tengo otra sorpresa para vos…
- ¿Otra? ¿Y para qué me lo decís? No sirvo para esperar.
- (Rio) En realidad esto no es la sorpresa, eso viene después…
- Ay, me matas de intriga…  Y de amor. (Giré mi cabeza y lo besé)
- Disfruta de esto ahora mi amor…
- Mmm… (Me recosté sobre él) Me da mucha paz esto.
- Entonces sh…
- Hey, basta de callarme.
- (Rio) Bueno, pero disfrutemos un poco de esto…
- Te amo mi amor.
- Te amo bonita. (Nos besamos y nos quedamos por un rato, observando el mar, el cielo… Juntos, abrazados, unidos)

-

No sé cuánto tiempo había pasado, pero seguíamos allí, abrazados, en silencio, escuchando el viento y el sonido del agua del mar.

- Pau… (Susurré)
- ¿Qué mi amor?
- ¿Me acompañas a otro lado?
- ¿A dónde?
- A la orilla, prometo no hacerte caminar tanto ahora. (Reímos y nos levantamos, bah, en realidad, primero me levanté yo y luego, la ayudé a ella para que también lo haga)
- Por favor, deja de dar vueltas, porque te juro que ya no doy más.
- No te tenía tan ansiosa.
- (Rio) Soy bastante.

De la mano fuimos hasta la orilla, y cuando el agua ya nos mojaba por encima de los tobillos, decidimos parar.

La tomé por la cintura, y ella lo hizo por mi cuello… Me temblaba cada centímetro del ser, y por lo que me dijo Pau, creo que se notaba.

- ¿Qué pasa amor?
- Estoy un poquito nervioso.
- ¿Se puede saber por qué?
- Si no se me pasan los nervios, no.
- ¿Y cómo se te pasarían los nervios?
- Con muchos besos de mi novia. (Ella sonrío y comenzó a besarme por toda la cara, terminando en mis labios)
- ¿Así?
- Perfecto. (Sonreímos y volvimos a besarnos)
- ¿Me explicas algo? Por favor.
- Mmm… Sí.
- ¡Al fin! (Reímos y volvimos a besarnos)
- Bueno, digamos que todo esto no fue porque sí… Fue por algo especial, lindo… O eso creo yo. (Y de repente vi como sus ojitos comenzaban a brillar, y no necesitaba más nada)
- ¿Y qué sería eso?
- Mmm… Dejame hablar un poquito, me cortas el clima.
- (Rio) Ay, perdón. (Me besó y se quedó callada, clavando sus ojitos brillantes en los míos)
- Sos muy linda. ¿Sabías? (La besé)
- Tengo un novio muy, muy lindo que me lo dice todos los días. (Yo sonreí y la besé, otra vez)
- Como te decía… (Reímos por última vez y por fin nos pusimos ‘serios’) Siento que sos especial, desde el primer momento en que te vi, tan vulnerable, cuando tuve la necesidad de ayudarte y de protegerte… (Choqué mí frente a la suya, pero sin despegar mi mirada de la suya, nunca, y también acerqué su cuerpo al mío) Siempre fuiste especial, fuiste la primera mujer a la que miré, a la que escuché, a la que registré como mujer, a la que amé, a la que amo, cada día un poco más… Sos la primera persona a la que escucho, sos la primera persona a la que me permití abrirme, dejarme conocer, tal cual soy. (Y aunque no quisiera, mis ojos se estaban llenando de lágrimas, al igual que los suyos) Sos la mujer de mi vida, el amor de mi vida, la mujer con la que quiero estar hasta mi último segundo, a la que quiero amar con locura, a la que quiero besar, abrazar y mimar todos los días, todos… (La besé en sus labios, sentidamente) Te amo Paula, con mi vida, y nunca había sentido algo así, tan real, por nadie… (Volví a besarla y me separé tan solo un poco de ella) Es por eso que… Quiero que… (Busqué en mi bolsillo un par de anillos que llevaba allí guardados y se los mostré) Que nos juremos amor eterno, que nos lo juremos y que se lo juremos a esta maravillosa naturaleza que nos rodea en este momento. Que la luna, el mar, las estrellas y el cielo queden como únicos testigos de esto. ¿Aceptas? (Ella asintió con su cabeza, más emocionada que yo y nos besamos, casi como si no pudiésemos evitarlo)
- Me dejaste sin palabras… (Dijo en medio de aquel beso tan sincero)
- No hace falta que digas nada ahora, solo besame. (Nos sonreímos y continuamos besándonos, por mucho tiempo)

-

Sentía el corazón a punto de salirse de mi pecho, de la emoción, de la alegría. ¡Del amor!

- Te amo con la vida mi amor… (Susurré sin saber que decir) Gracias por elegirme, por haberme salvado y por seguir haciéndolo todos los días. (Hice una pausa) Gracias por estar tan pendiente de mí, por cuidarme, por amarme, por hacerme sentir tú mujer. (Lo besé) Te juro que me desarmaste, no me esperaba algo así ni ahí… (Volví a besarlo) Sos lo mejor que me pasó en la vida, y quiero que seas mi amor y mi vida para siempre.
- (Tomó mi mano y delicadamente puso mi anillo, besó mi mano y la dejó caer) Para siempre.
- (Tomé su anillo e hice exactamente lo mismo que él) Para siempre mi amor. (Nos abrazamos y nos besamos, ambos emocionados, pero la emoción terminó cuando Pepe me tiró al suelo, provocando que una ola nos empapé) ¡No Pedro! (Dije riéndome)
- (Rio también) Sh, quería que sea lo más inolvidable e innovador posible. ¿No me salió?
- Te salió todo perfecto, sobre todo porque me sorprendiste y de verdad.
- Era lo que quería.
- Gracias.
- A vos amor, por aceptar.
- ¿Creíste que no iba a aceptar?
- Mmm… No, pero siempre un poquito de temor hay.
- Ay, sos tan lindo. (Lo besé) Te amo mi amor.
- Te amo mi vida.

Después de quedarnos allí, en la arena y empapados por el mar, besándonos, quién sabe de dónde, Pedro consiguió una manta, la cual posó sobre mis hombros, para el camino de vuelta.

- ¿De dónde sacaste todo esto?
- La cabaña de ahí es de un conocido, digamos que tenía todo arreglado.
- Sos el mejor. (Dije y lo besé)
- Lo sé, lo sé.
- Tampoco da que te agrandes. (Reímos y nos besamos)

--------------

Este capítulo fue idea de Juli, utilizó unas palabras extrañas que ahora no recuerdo.. Pero buen, ojala haya quedado lindo, jaja ;)

martes, 17 de septiembre de 2013

Capítulo 80

La escuchaba a Pau tararear una canción desde el cuarto, asique, agarré la cámara y a escondidas comencé a fotografiarla… Estaba muy compenetrada, y con una sonrisa.

- No Alfonso. (Dijo riendo) Acá la fotógrafa soy yo.
- Bueno, sorry. (Reímos) Te saque fotos hermosas, asique chito.
- A verlas… (Dijo intentando agarrar la cámara, pero yo no la dejé)
- No…
- ¿Por qué?
- Porque seguro las borras.
- Entonces son escrachos.
- (Reí) No amor, dale.
- Dale vos, quiero verlas. (Me sacó la cámara y se dedicó a mirarlas)
- ¿Y? ¿Viste que son hermosas?
- Tampoco te agrandes, que vos acá sos el abogado. (Dijo riendo y yo también reí)
- Pero saliste muy linda.
- Obvio, fue todo mérito mío. (Reímos y le di un beso) ¿A dónde vamos esta noche?
- ¿Eso quiere decir que tenemos que salir?
- Al menos a caminar por el centro, o no sé, a la playa.
- Mmm… Si queres podemos ir a cenar y después vamos al cine, o a caminar, o en el orden que quieras, el orden de los factores no altera el producto.
-  No era con tanta pretensión igualmente, solo quería que salgamos un poco.
- Y yo armé un plan. ¿Aceptas?
- Acepto, acepto. (Me besó) Me voy a bañar entonces…
- Dale.

-

La peli ya se había terminado y caminábamos rumbo a la casa…

- ¿Queres que llevemos helado?
- Por favor. (Dije casi desesperada y reímos)
- Sos tremenda eh.
- Hey, vos ofreciste.
- Te estoy jodiendo tonta.
- Qué gracioso eh.
- (Me abrazó por la cintura) Bueno, perdón che.
- No sé si te perdono.
- Mmm… ¿Y sí al helado le sumo besos y mimos?
- Podríamos negociarlo. (Reímos y besó mi mejilla)
- Helado y tengo otra sorpresa para vos.
- Ay, no. ¡Así no vale!
- ¿Qué no vale?
- Que me digas que tenes una sorpresa para aflojarme.
- Te juro que va a valer la pena.
- Decime.
- No señorita, es una sorpresa.
- Pero…
- Pero nada. (Me besó) ¿Vamos?
- Vamos.

Caminamos hasta la heladería, pero en vez de comerlo, lo guardamos en el freezer. ¿Por qué me hacía esto?

- Ahora quiero el helado.
- (Rio) ¿El helado o la sorpresa?
- La sorpresa.
- Entonces no te quejes y veni conmigo.
- ¿A dónde?
- Deja de preguntar porque no te voy a responder nada.
- No, decime que es.
- No mi amor. (Hizo que lo abracé por atrás, por el cuello, y comenzó a caminar, no me quedó otra que seguirlo)
- Decime algo.
- No, no puedo.
- Dale, algo chiquitito.
- Callate ansiosa.
- ¡Ufa!
- Sh, dale. Camina.
- ¿Es muy lejos?
- Basta amor.
- Decime algo Pedro.
- (Rio) Sh…

Caminamos en silencio hasta la puerta de la casa que daba a la playa y nos quitamos los zapatos, bah, él sus zapatillas y yo mis zapatos.

- ¿Vamos a la playa?
- Sí.
- ¿Por qué?
- Porque…. No te voy a decir. (Reímos y lo seguí)

Caminamos mucho, por la orilla, mojando nuestros pies, sin dejar de abrazarnos.

- Ya me está matando la intriga.
- Estamos por llegar.
- ¿A dónde queres ir? Es todo playa.
- ¿Vos te crees que soy un improvisado?
- Mmm… No sé.
- ¿En serio me crees alguien improvisado? ¿En serio?
- (Reí) Sos un meticuloso para todo.
- Ah, menos mal, sino, no sé con quién habías estado todo el tiempo. (Reímos)
- ¿Me decís que tenes preparado?
- ¡Basta mi amor!
- Bueno, está bien.

Caminamos otro largo trayecto y yo no daba más, ni caminando ni de la ansiedad.

- ¿Estás seguro que es una sorpresa o simplemente estamos caminando?
- Sos insoportable amor.
- Hey, estamos caminando hace una hora.
- Exagerada.
- A veces lo soy, pero acabo de ver la hora. Y salimos hace una hora.
- Bueno, aguanta que en un ratito llegamos.
- ¿Me podes decir al menos a dónde estamos yendo?
- A la playa.
- Pero ya estamos en la playa.
- Pero a un lugar en específico.
- ¿Por?
- Porque necesito que estemos solos.
- Estamos solos Pepe.
- Pero más solos, necesito asegurarme de que lo estemos completamente.
- ¿Y cómo vas a hacer?
- Tengo mis trucos.
- No te hagas el misterioso.
- El mago nunca revela sus trucos.
- ¿Y vos sos mago?
- Mmm… No, pero algo así.
- (Reí) En serio que quiero ir llegando ya.
- Falta poquito.
- Me decís eso desde que salimos amor.
- (Rio) Bueno, perdón… Pero es que si no, no te callas nunca.
- Sos malo eh.
- Solo lo suficiente para que la sorpresa no pierda efecto y no tener que aguantar a mi novia taladrándome la cabeza hasta llegar.
- Menos mal que me amas…
- Con la vida, lo sabes.
- Igual que yo  a vos. (Nos besamos y continuamos caminando, espero que pronto lleguemos)

lunes, 16 de septiembre de 2013

Capítulo 79

Se había largado a llover, torrencialmente, y yo, había quedado empapada.

- No podes ser tan colgada. (Dijo alcanzándome toallas)
- (Reí) Estaba en otro lado, no me di cuenta.
- Anda a bañarte que no quiero que te enfermes.
- Yo tampoco quiero.
- (Me besó) Yo te espero con algo para comer.
- Dale.

Llovía a cántaros, estaba mirando la lluvia caer sobre la playa mientras Pepe hablaba con su familia. (Sin lugar a dudas era un día demasiado reflexivo)

- Pau…
- ¿Qué? (Pregunté sin quitar mi vista de las gotas de lluvia impactando sobre la arena)
- ¿Estás bien?
- Sí.
- ¿Y puedo hacerte compañía?
- Siempre.
- Bueno, hoy a la mañana te fuiste sola, por ahí querías estar un ratito más sola.
- No, veni.
- (Se sentó detrás de mí y me abrazó por la espalda) ¿En qué pensas?
- En muchas cosas, no sé.
- (Besó mi nuca) ¿Queres contarme?
- Mmm… No es nada nuevo, ni nada puntual.
- (Acarició mi brazo y me abrazó más fuerte) ¿Y qué queres que hagamos así se te pasa un poco esa angustia que tenes?
- Mmm… Algo que me distraiga.
- ¿Cómo qué?
- Cómo…
- ¿Besos? ¿Mimos? ¿Película en la cama?
- ¿Te das cuenta por qué te amo, no? (Reímos)
- (Besó mi mejilla) Veni…

Abrazados fuimos hasta la cama y Pepe puso una peli, para ser sincera, jamás le presté atención, tan solo estaba concentrada en sus mimos en mi pelo.
Me estaba quedando dormida, él apagó la tele, y acomodó las mantas.

- Siempre terminamos igual. (Dije riendo y él también rio)
- Me encanta igualmente.
- A mí también…
- (Besó mi frente) Descansa, no sé por qué tengo la impresión de que no dormiste casi nada.
- (Reí) Porque me conoces.
- Entonces, dale… (Acarició mi espalda) Si no para la tormenta nos quedamos acá hasta mañana.
- Que no pare entonces.
- Pero… Vinimos a la playa, no da que llueva.
- Pero no hay nada más lindo que estar con vos así, nada.
- (Me abrazó más fuerte y yo sonreí) No hay nada ni nadie más lindo que vos.
- Ni que vos mi amor. (Me levanté, solo lo suficiente como para poder besarlo)
- Te amo hermosa.
- (Sonreí) Te amo bonito. (Volvimos a besarnos y yo me quedé acostada con mi cabeza sobre su hombro. Su mano acariciaba mi brazo) Me pasaría la vida así, no hay nada que me dé tanta paz como estar así con vos, me haces olvidar de todo.
- (Besó mi frente) Vamos a tener toda la vida para estar así, te lo prometo… Y dentro de poco ya no vas a tener que olvidarte de nada.
- (Suspiré) Espero que ese día llegue…
- Te prometo que sí.
- Creo en tus promesas.
- Entonces confía en que falta poco.

Me quedé dormida, mientras él me mimaba… Nada tan lindo como que eso pasara.

-

Dormía a mi lado, y yo la observaba… Amaba tanto verla dormir, recorrer con mis dedos cada una de sus facciones y jugar con su pelo.

A veces me preguntaba qué hubiese pasado conmigo si ese día no la encontraba, si no la salvaba como decía ella… Mi vida hubiese seguido en picada, al igual que mis emociones, seguiría aislado del mundo, triste, angustiado, odiando a la vida.
Pero ella hizo que cambie mi perspectiva para con la vida, ella me dio un motivo por el cual levantarme cada día, ella y nadie más que ella.

Tronó demasiado fuerte y ella se despertó, algo asustada.

- Fue un trueno nada más… (Dije susurrando y ella rio)
- Bueno, estaba durmiendo.
- Me di cuenta... (Dije acercándola a mí y ella se acomodó sobre mi pecho)
- ¿Vos no dormías?
- No, te miraba.
- Sos muy tierno. (Acarició mi mejilla) Pero me da vergüenza.
- (Rei) No tenes de qué, sos hermosa. (Hice una pausa) Estaba pensando en que te amo muchísimo, y en que no sé qué hubiese pasado conmigo si ese día no te encontraba… Y en que sos la razón por la cual todos los días me levanto con ganas de vivir.
- (Se levantó, apoyando sus brazos en mi pecho) Acá la pregunta es qué hubiese pasado conmigo Pepe… (Me besó) No te das una idea de lo que te amo…
- Y de lo que yo te amo a vos tampoco. (Sonreímos y nos besamos, la abracé por la cintura e hice que demos media vuelta, para quedar sobre ella y comenzar a desabrochar su camisa)

-

Estábamos en la playa, yo tomaba sol en la espalda y él escuchaba la radio a mi lado, en la reposera.

- Desconectate un poco amor, escucha al viento, al mar…
- Tenes razón, es que no sé… No puedo.
- Te va a hacer bien, dale. Deja la radio… Y si queres vamos a caminar un rato.
- ¿Y todo esto?
- Lo dejamos en la casa, estamos a dos pasos.
- Mmm… Bueno, dale.

Entramos las cosas, me puse un short (Porque no daba salir a caminar solo en bikini) y emprendimos camino hacia quien sabe dónde.

Nuestras manos unidas, nuestros dedos entrelazados. El viento a nuestro favor y nuestras cabelleras revueltas por el mismo.

- ¿No soñas con caminar así, pero con una familia?
- (Sonreí) Sería muy lindo… Pero a veces siento que no podría.
- ¿Qué no podrías qué?
- Ser mamá, dar amor  a un nene, no sé, siento que me lo negaron tanto que… No sé. (Suspiré, confundida)
- (Soltó mi mano y me abrazó por la cintura) Estás llena de amor, y se lo podes entregar a quien vos quieras.
- Es que me da miedo…
- ¿Por lo qué pasó?
- Sí, y por muchas otras cosas. (Apoyé mi cabeza en su hombro y él besó mi frente)
- Confía en un futuro juntos, con una familia.
- Ayudame, te juro que no sé cómo. (Levanté mi cabeza y me besó)
- Dejando ser, a todo… Te prometo que cuando volvamos a casa va a pasar todo y listo, chau pasado, chau dolor, chau sufrimiento.
- ¿Así de fácil?
- No sé, pero después del juicio y de que lo condenen, todo va a ser más fácil, estoy seguro.
- Eso espero.
- Vas a ver que sí mi amor. (Volvió a besarme)

domingo, 15 de septiembre de 2013

Capítulo 78

Conociendo los tiempos judiciales sabía muy bien que hasta que algo comenzará tendríamos que esperar y bastante, sobre todo porque estaba por empezar la feria judicial. (Estábamos tan solo a días de recibir el nuevo año)

- Amor…
- ¿Qué?
- ¿Qué te parece si nos vamos de vacaciones?
- ¿Vacaciones?
- Sí. ¿No queres?
- Mmm…
- Mmm… ¿Qué?
- Sí, bueno.
- No te escucho muy convencida.
- Perdón, es que tengo la cabeza en otro lado.
- ¿Se puede saber en dónde?
- En que no me llamaron, y ya pasó mucho tiempo.
- Pero ya va a haber más oportunidades hermosa.
- Sí, eso espero.
- En serio Pau, es tú primera entrevista… Confía un poquito en vos.
- Sabes que me cuesta.
- (Posé mi mano en su hombro) Permitite hacerlo. (Ella suspiró) Dale, no me gusta verte tristona… Además, te vine a proponer algo lindo. ¿No?
- Sí, perdón, es que me estaba dando máquina con eso y… (Suspiró)
- No importa. ¿Queres o no?
- Sí… ¿A dónde?
- A la playa, a recibir el nuevo año. ¿Qué te parece?
- Me encantaría, pero… No sé si hay mucho para festejar.
- ¿Cómo qué no? Es la primera vez que vas a festejarlo después de muchísimos años horribles…
- Siempre me haces mirar la mitad del vaso lleno.
- (Sonreí) Para algo sirvo entonces.
- (Ella rio) No te vengas a hacer el inútil vos acá eh. (Me besó)
- A mí también me gusta que me mimes.
- ¿Esto sería un pase de facturas?
- Mmm… Tomalo como quieras.
- ¿Me estás hablando en serio? (Preguntó preocupada y yo reí)
- Amo hacerte enojar.
- Sos un tarado. (Respondió haciéndose la ofendida y yo la abracé)  No, no, no.
- ¿No qué?
- Me aflojas en seguida así.
- (Reí) Era un chiste.
- Mmm…
- (Besé su mejilla) Te comunico que nos vamos mañana, porque ya está todo organizado, asique deberías empezar con tu valija.
- ¿Mañana?
- Mañana.
- ¿Y si te decía que no?
- No me ibas a decir que no. (Reímos)
- Me conoces.
- Y mucho.
- Muchísimo.

Pau se había quedado dormida y yo estaba a su lado, pensativo, desvelado. No sabía por qué, y además, me ponía nervioso al día siguiente tener que manejar varias horas y hacerlo sin haber dormido.

Sí tan solo entendiera por qué mi cabeza no me dejaba en paz.

Me acosté, mirándola y la abracé, ella se movió y se acomodó, yo besé su mejilla.

- Pepe… (Dijo susurrando, muy dormida)
- Dormí Pau.
- ¿Qué pasa que estás despierto?
- Estoy desvelado.
- ¿Por?
- Te juro que no sé.
- Mmm… Veni.
- Estoy acá Pau.
- (Rio) Más cerquita. (Nos acomodamos, abrazándonos y ella acarició mi mejilla) Algo debe andar dando vueltas en esa cabecita que no te deja dormir.
- Te juro que no sé qué es.
- ¿Se te pasará con unos mimitos?
- Tus mimitos hacen que todo se pase.
- Sos tan lindo. (Besó mi mano)
- Vos sos linda.
- Los dos. (Reímos)

-

Era la tarde del 31 de Diciembre, habíamos llegado de la playa, Pepe ya se había bañado, yo estaba por hacerlo.

- Amor…
- ¿Qué?
- Espera, te tengo que dar algo.
- ¿Qué cosa?
- Esperame. (Se fue al cuarto y volvió a los segundos) Esto…
- (Agarré la bolsa) Gracias.
- Te lo tenes que poner ahora.
- (Saqué el vestido de la bolsa y sonreí, era muy lindo) Es hermoso Pepe, gracias. (Le di un beso)
- Yo también estoy vestido de blanco…
- ¿Y por qué?
- El blanco significa pureza, y darle la oportunidad a que nuevas cosas entren en tú vida, como si fuese un lienzo nuevo listo para ser pintado con muchas cosas, lindas por cierto.
- (Sonreí y mordí mi labio muerta de amor) Me sorprendes todos los días… (Lo besé) Gracias.
- De nada hermosa. (Me besó) Bañate que vamos al super para ver que cocinamos.
- Dale.

Después de bañarme y ponerme aquel vestido, sequé mi pelo, lo acomodé con una colita al costado y me maquillé, tan solo un poco.

Compramos para hacer pizza a la parrilla y volvimos a la cabaña en dónde estábamos.

Pepe prendió el fuego y yo, mientras, le sacaba fotos al amanecer sobre el mar…

- Señorita fotógrafa… (Me dijo desde la ventana, ya que la cabaña daba directamente a la playa)
- (Reí) ¿Qué pasa amor?
- Veni.
- Espera, estoy sacando fotos. Veni vos.
- Es que quiero que me ayudes con la pizza.
- Ahora voy, saco un par más y voy…
- Bueno, dale.

Cenamos afuera, sobre una manta en la arena… Mirando el mar, las estrellas. La noche.
La pizza se había terminado, Pepe estaba sentado con su espalda sobre un tronco y yo sentada con mi espalda sobre su pecho…

- ¿Estás bien? (Preguntó y acarició mi brazo)
- Sí amor…
- Estás muy callada.
- ¿Qué me queres decir? ¿Qué hablo mucho?
- Eso lo interpretaste vos Pau. (Reímos) ¿Seguro que estás bien?
- Sí amor, es solo que me gusta disfrutar de estas cosas.
- (Besó mi cabeza) Sos tan linda.
- (Sonreí) Me encanta estar así con vos, en serio.
- (Sentí que me abrazó más fuerte) ¿Algún deseo para el nuevo año?
- Ser feliz.
- Vamos a ser felices juntos, te lo prometo.
- Sabes que confío en vos.
- Confía, porque las promesas son promesas, y están para ser cumplidas.
- (Me levanté, para poder mirarlo) ¿Qué hora es?
- Falta un ratito…
- Veni. (Me puse de pie y le di la mano, para que me siga. Lo llevé hasta la orilla del mar y me paré frente a él)
- ¿Qué pasa?
- Muchas cosas pasan… (Lo abracé por el cuello)
- (Me abrazó por la cintura) Tenes los ojitos llenos de lágrimas.
- (Reí) Como siempre… (Reímos) Es que no puedo creer todo lo que pasó desde ese día en el que nos conocimos. Me devolviste la vida, las ganas de vivir, me enseñaste a vivir, a amar, a sonreír… Y sí, ya sé que la mayoría del tiempo no estoy bien, pero es porque todo es muy difícil, pero te juro que jamás pensé que toda esa mierda se iba a terminar, y menos que menos creí que alguien como vos me iba a salvar… Sos mi sostén desde el día uno, no me va a alcanzar la vida para agradecerte todo mi amor. (Hice una pausa y dejé caer una lágrima) Nunca creí que iba a volver a festejar un año nuevo, o compartirlo con alguien, sos una luz que nunca deja de latir en el medio de toda la oscuridad. (Lo besé) Gracias mi amor, gracias de corazón, gracias desde el alma… (Volví a besarlo) Te amo Pedro, con todo lo que soy… Y todo eso que soy te lo debo.
- Te juro que me matas mi amor… (Yo sonreí y nos besamos) Gracias a vos, por abrirme los ojos todos los días, por hacerme mirar la vida y las cosas desde otro punto de vista, por amarme y por dejarme que te ame, sos lo más lindo que me pasó en la vida, lo más puro y real que tengo. (Me besó y quitó algo de su bolsillo)
- ¿Qué es eso?
- Un globo…
- ¿Un globo?
- Sí, para que lo prendamos a las doce y lo hagamos volar con nuestros deseos.
- Sos tan lindo mi amor. (Lo besé y comenzamos a armar el globo, con un fibrón escribimos nuestros deseos y lo prendimos, cuando fueron las doce lo soltamos y nos abrazamos, mirando como aquel globo flotaba en el aire)
- Feliz año nuevo mi amor…
- Feliz año nuevo Pepe… (Nos besamos y volvimos a abrazarnos, abrazo que terminó en un beso eterno a la orilla del mar)

Estábamos adentro, se había levantado un viento bastante frío. Pepe estaba en el baño y yo, aunque quisiera impedirlo, no pude evitar que algunas lágrimas se escapen de mis ojos.

- No, no… (Se acercó a mí) Hoy está prohibido llorar. (Dijo secando mis lágrimas)
- Perdón, es que… (Suspiré)
- No tenes que pedirme perdón. (Me abrazó y yo escondí mi cara en su cuello) Hay veces que no lo puedo controlar, y necesito a mi bebé conmigo, ahora lo tendría en brazos.
- (Me abrazó más fuerte) Sentilo porque está con vos.
- ¿A dónde Pedro?
- (Se separó un poco de mí) Acá hermosa… (Posó su mano sobre mi corazón)
- No…
- Sí amor. (Secó mis lágrimas con su mano libre) No llores, yo sé que a tú bebé no le gustaría ver llorar a su mamá. (Yo no pude responder, tan solo lo abracé, lo más fuerte que pude) Sh…

Ya era muy tarde, y me estaba por quedar dormida, con él a mi lado, quién me abrazaba por el hombro y miraba la tele.

- Qué descanses mi amor. (Dije y besé su mejilla, para luego acomodarme)
- (Apagó la tele) Vos también Pau. (Besó mi frente y al rato, nos quedamos dormidos)

Al día siguiente me desperté… (Muy temprano) Con la necesidad de pensar, asique después de desayunar le dejé un cartelito a Pepe, en el que le decía que me iba a caminar por la playa.

Mis pies mojados por el agua del mar y mi pelo revuelto por el viento… Caminaba sin saber dónde iba, y creo que hasta sin saber desde donde partía.

Mi cabeza no paraba ni una milésima de segundo, y de repente se me había pasado toda mi vida por la cabeza, en flashes, pero sin olvidar ningún detalle.
Mis ojos, inevitablemente, se empaparon en lágrimas…
Me sentí caer en un pozo ciego, y fue en ese momento en el cual sentí la mano de Pedro ayudándome, para no terminar de caer.

Sentí vibrar mi celular y después de secar mis lágrimas, atendí.

- Hola…
- Hola amor. ¿Dónde estás?
- No sé muy bien, pero en la playa.
- ¿Por qué te fuiste sola? Estás llorando, y no me lo niegues.
- Necesitaba estar sola Pepe, perdón.
- Todo bien si necesitas estar sola Pau… Es que no me gusta que llores y no poder darte un abrazo.
- (Sonreí) Sos tan lindo.
- Vos… Y no es que quiera sacarte de tú soledad, pero se está por largar una tormenta importante. ¿Podes averiguar en dónde estás y te voy a buscar?
- ¿En serio?
- Mira el cielo…
- (Lo miré y reí) Estaba en otro lado, claramente.
- (Rio) Salí de la playa y fíjate la dirección.


--------------------

Salieron demasiado favorecidos por un despiste mío y tienen un capítulo suuuper largo ;)