jueves, 8 de agosto de 2013

Capítulo 38

Cuando escuché su alarma la apagué, y me levanté, sigilosamente a prepararle el desayuno.

- Buen día… (Dije y besé su mejilla) No puedo devolverte el tiempo que no dormiste por mi culpa, pero sí hacerte el desayuno.
- (Rio) Buen día hermosa… No hacía falta.
- Sí que hacía falta. (Lo besé)

Después de desayunar, él se fue a trabajar.

Esa madrugada estábamos en el aeropuerto, nunca había viajado en avión, y sinceramente me daba un poco bastante de miedo.

- No pasa nada Pau.
- Nunca pasa nada hasta que llego yo…
- (Rio) En serio, relaja.
- Mmm… Tengo miedo igual. (Reímos)

Prácticamente Pedro me arrastró hasta el avión, y sinceramente, la pasé mal todo el viaje… ¡Menos mal que era corto! Mis nervios ya no daban más…

- ¿Viste que no era tan grave?
- Claro, a vos porque no te duele la panza como a mí.
- Sos tan exagerada.
- Puede ser, pero me da miedo… ¿Qué queres que haga?
- Que disfrutes, veni…

Una vez en el hotel, dejamos nuestras valijas a un costado  y pusimos lo necesario en la caja fuerte, o de seguridad.

Desayunamos y nos fuimos a dormir un rato…

Me desperté y sonreí al ver donde estaba, sonreí al ver que él estaba a mi lado y sonreí al ver por el ventanal la ciudad cubierta de nieve. Era un paisaje demasiado hermoso, a pesar de que eso generaba el frío polar (Y horrible) que hacía.

Busqué la cámara de Pepe y comencé a sacar fotos… Siendo completamente sincera, siempre había amado la fotografía, y en el momento en el que fui una adolescente llena de sueños, soñaba con eso, con ser una buena fotógrafa.
Pasé casi una hora fotografiando distintos detalles del enorme paisaje que se encontraba ante mí, hasta que escuché que Pepe se había despertado.

- Hola remolón… (Dije dejando la cámara) Perdón que te agarré la cámara, pero son mi perdición, y más con este paisaje increíble.
- ¿Te gusta la fotografía?
- Me encanta, creo que si hubiese podido estudiar, hoy sería fotógrafa.
- Entonces vamos a salir de recorrido fotográfico.
- Me encantaría.
- Si queres a la tarde vamos, las actividades las tenemos a partir de mañana.
- ¿Qué actividades?
- Esquí, el culipatín, a uno bosques… No sé, hay varias.
- No creí que era tan completo el viaje.
- Y, si la hacemos, la hacemos bien.
- Sos lo más. (Lo besé) ¿Bajamos a almorzar?
- Preferiría pedir el almuerzo al cuarto, y que comamos en la cama.
- No puedo creer lo vago que sos. (Le dije riendo)
- Vago no, mimoso que es distinto.
- Mmm… ¿Pasa algo? (Pregunté extrañada)
- No, nada…
- ¿Seguro?
- Sí Pau.
- ¿Me dejas no creerte? (Susurré rosando mi nariz con la suya, y lo besé) Podes confiar en mí. ¿Sabes?
- Es solo que estoy en un día raro… No sé.
- ¿Raro?
- Sí, días en los que veo todo negro… Suele pasarme seguido.
- ¿Tan seguido como a mí? (Pregunté riendo, y él también rio) Pedimos la comida y te lleno de mimos. ¿Queres?
- Por favor. (Dijo haciendo puchero)
- Sos tan lindo. (Lo besé)

-

Pedimos el almuerzo y estábamos en la cama, los dos…

Para ser sincero, no entendía que me pasaba… Estaba angustiado, pero no entendía por qué. Había llamado a casa, bah, a la casa de mis viejos, para saber cómo estaba Nico, y estaba bien… Pau estaba conmigo, y también estaba bien. ¿Qué me pasaba?

- Tengo una angustia, presentimiento, o no sé qué mierda…
- Mmm… (Acarició mi mejilla, apoyando su brazo en mi hombro) Me das un poquito de miedo… ¿Sos brujo?
- (Reí) No, o eso creo… (Reímos)
- ¿Llamaste a tú casa?
- Sí.
- ¿Y están todos bien?
- Sí, por eso… No sé.
- Entonces despreocupate Pepe… Vos mismo dijiste que veníamos acá para relajarnos… (Cambió su brazo por su mentón, y sus labios susurraban en mi oreja) Dale, quiero que la pasemos bien.
- Yo también… (Dije abrazándola por la cintura)
- Es la primera vez que hago algo así con un novio… Bueno, porque sos mi primer novio… (Dijo riendo y yo también rei)
) Quiero que la pasemos bien… Por fas, estamos todos bien, no tenes por qué estar angustiado.
- Lo sé… Pero no sé, estoy así.
- ¿Y si te doy unos besos se te pasa?
- Mmm… No sé, intentalo.
- Me suena a que te vas a aprovechar… (Dijo riendo y yo me tiré sobre ella)
- ¿Aprovecharme? ¿Yo? ¿Con esta carita de perro mojado que tengo?
- Sí, usted Alfonso, con esa cara y todo. (Dijo y me besó) Igual… Me encanta que te aproveches de mí, solo vos, porque sos el único que me hace sentir bien.
- (Sonreí) Siempre bonita. (Y ahora la besé yo) Perdón si hice un chiste con eso y no daba.
- No tonto, el chiste lo hice yo… No pasa nada, mientras me llenes de besos. (Nos sonreímos y nos besamos) Me estás aplastado… (Dijo intentando separarse un poco de mí, porque yo no la dejaba)
- ¿Me estás diciendo gordo?
- (Reí) No tarado, solo que me estás aplastado… Al revés estaríamos mejor.
- Claro, y me aplastas vos a mí… Claro. (Reímos e hice que demos una vuelta, pero ella se acostó a mi lado) Era un chiste tonta…
- Convenceme.
- ¿De qué?
- De que era un chiste.
- (Reí) ¿Cómo?
- No sé, vos sabrás…
- (Volví a reír y sin dejarla reaccionar la besé, como si no existiera un mañana) Estás medio loquita, pero me encantas igual.
- ¿Loquita? La embarras cada vez más eh.
- Pero… ¡Escucha toda la frase!
- (Rio) Escucho lo que me conviene, soy mujer, no te olvides de eso. (Reímos y volví a besarla)
- Hermosa sos….
- Claro, y ahora me endulzas los oídos.
- ¡Ey, basta de pelearme!
- Pero es divertido… (Dijo riendo)
- Creí que mis labios eran más divertidos…
- Mmm… A ver, dejame probar. (Dijo provocativa y me besó)
- ¿Y? ¿Con qué te quedas?
- Con tus labios.

Y no sé cuánto tiempo pasó, en el que tan solo nos besamos.

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