Durante las dos semanas siguientes intenté hacer todo
lo posible por arreglar algo, o pedirle perdón, pero no, no hubo caso, ella no
quería hablar, y sinceramente, su actitud me terminó enojando a mí también.
¿Por qué no se deja ayudar?
- Pau, dale. Afloja un poco. (Le dije entrando a su cuarto, en donde estaba llorando) Hace tres días que lo único que haces es llorar. (Me senté a su lado) ¿Me perdonas? No quise que te sientas mal, ni que pasara todo lo que pasó. Perdón.
- Te dije que no quiero hablar, que quiero estar sola.
- Pero, te va a hacer bien hablar con alguien.
- No quiero hablar, ni con vos ni con nadie.
- ¿Por qué?
- Porque no. (Y tapó su cabeza con la almohada, sin intención de volver a emitir sonido alguno)
- ¿Puedo pasar? (Pregunté entrando a la cocina, en donde ella preparaba la cena)
- No.
- Mmm… (Y entré, acercándome a ella)
- ¿Para qué preguntas si vas a hacer lo que se te canta?
- ¿Podes dejar de tratarme mal Paula?
- No.
- ¿Por qué mierda?
- Porque no me merezco que me trates bien, y el único modo de que no lo hagas, es que yo tampoco lo haga.
- ¿Te das cuenta que estás diciendo pelotudeces, no?
- No, es la realidad, y siempre lo fue.
- ¿Por qué sos tan cerrada?
- Porque no sé confiar en la gente. (Y en ningún momento quitó la vista de la zanahoria que rayaba)
- ¿Nunca confiaste en mí?
- No sé.
- ¿Y no te gustaría hacerlo?
- No.
- (Suspiré) Está bien nena, hace lo que tengas ganas. Si te queres encerrar en vos y vivir con toda esa mierda que tenes adentro, hacelo. ¡Me cansé de perseguirte! (Respondí enojado, casi a los gritos… La dejé llorando, lo sé, y me duele. Pero me cansó, y además, quizás, así reaccione)
-
Escuché forcejeos en la puerta y me paralicé…
- No, no. Por favor, no. (Dije al borde de las lágrimas) Es él Pedro, es él.
- (Se acercó a mí) Encerrate en un cuarto, y no salgas, por nada del mundo.
- No te voy a dejar solo.
- ¡Paula, anda y encerrate!
- No…
- Anda, por favor. (Yo corrí y me encerré en el cuarto, llorando… Trabé la puerta y comencé a caminar de una punta a la otra, temblando, nerviosa)
- ¿Qué queres?
- ¡A Paula!
- Ella no está acá.
- Pedro. ¿Te pensas que soy idiota? (Y la puerta se abrió, o la tiró abajo, porque había hecho demasiado ruido… Y sí había podido abrir una traba de verdad, el sillón que ahora trababa la puerta de mi habitación lo correría en una milésima de segundo. ¿Qué carajo hago?)
- Te vas de mi casa.
- Sin Paula no me voy.
- ¿Para qué mierda la queres?
- Para coger, y para que labure. ¿Sabes que no consigo una pendeja tan calienta pijas como ella?
- No te la vas a llevar. Que te quede clarito.
- (Rio, irónicamente) Sí, sí. Claro. (Y escuché como se acercaba a la puerta de mi cuarto, y la abrió. Pedro lo agarró por la espalda, intentando pararlo, pero él seguía acercándose a mí) Paulita… Hola bebé.
- ¿Qué carajo queres basura?
- ¡A vos!
- ¡Y yo quiero a mi hijo, y vos me lo robaste! ¡Yo quiero mi vida, y vos me la arruinaste!
- ¿Qué te hicieron pendeja? ¿Desde cuándo respondes así vos? Respetame che.
- ¡No te respeto un carajo!
Mi cuerpo temblaba, y mi voz también. Moría de miedo, tenía pánico. Pánico de que vuelva a raptarme.
Se puso a forcejear con Pedro, hasta que logró zafarse y luego de pegarle y dejarle sangrando la nariz se acercó a mí, hasta que me acorraló contra la pared.
- ¡No me toques!
- ¿Qué no te toque? ¿Qué no te toque? (Dijo metiendo sus asquerosas manos en mi cuerpo) Te voy a tocar tanto, le vamos a mostrar a tu noviecito como cogemos, imaginate cuanto te voy a tocar pendeja.
- ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué mataste a nuestro hijo?
- Porque me calentas, y porque me servís, calentas a cualquier tipo flaca. Sos un camión.
- Una mujer soy. (Dije ya sin poder mantenerle la mirada, y temblando incontrolablemente)
- ¿Una mujer? ¿Eso te hizo creer este flaco? Vos no sos ni nada más ni nada menos que una puta. ¡Una puta! Y como linda puta que sos te vas a acostar conmigo, ahora.
- Vos a ella no le tocas un pelo. ¿Estamos? (Le gritó en su oído)
- ¿Tan rápido te levantaste pendejo?
- ¿Viste? (Preguntó irónico, separándolo de mí, hasta que lo trabó contra la pared) Paula, llama a la policía.
- Llegas a llamar y te vas a ir al mismo lugar que tus viejos y tú hijo nena.
- Llama.
- ¿Vos queres que mate a tu noviecita? ¡Pfff, cuánto te quiere eh!
- Paula, no lo escuches. ¡Llama!
Y no sé qué pasó después, me desperté en su cama… Temblando, con él a mi lado.
- Pau… (Susurró)
- ¿Volví a convulsionar?
- Sí… (Tomó mi mano) ¿Cómo te sentís?
- Mareada. ¿Y el toro? ¿Vos? ¿Cómo estás?
- El toro en cuánto te vio tirada en el piso rajó, y sinceramente me importaste más vos que perseguirlo a él… (Sonreí, solo un poco) Y yo estoy bien.
- Perdón. (Suspiré) Te dije que no le podía hacer bien a nadie.
- No, no empieces con eso… (Besó mi mano) Recién llamé a tú médico, y tenes que descansar… Tomate esto… (Dijo dándome una pastilla junto a un vaso de agua) Te va a ayudar a dormir, y eso haces hasta mañana.
- Gracias.
- Sh…
- En serio, gracias… Te pusiste en riego por mí.
- Sabes que a pesar de todo te quiero, y sabes que lo volvería a hacer.
- Y también te quiero Pepe… Y gracias, de corazón.
- Nada que agradecerme… (Besó mi frente y yo me acomodé quedando frente a él, ya que él se encontraba arrodillado en el suelo, al lado de la cama) Y ahora descansa… Dale.
- ¿Y si vuelve?
- Lo volvería a hacer.
- Gracias…
¿Por qué no era capaz de quererlo si me hacía bien y me cuidaba? ¿Por qué no era capaz de quererlo si se había puesto en riego por mí?
¿Por qué no me dejo querer? ¿Por qué no me dejo quererlo?
Sus dedos enredados en mi pelo, o chocando con mi piel
me tranquilizaban, y sentir el calor de su respiración en mi sien, también.
Para él sí yo era una mujer… Porque si no, nunca me hubiese defendido así. Pero… ¿Cómo hago yo para sentirme una?
Necesitaba hacer un cambio, hacer algo por mí. (Y por él) Necesitaba quererlo, y que él me quiera.
Lo había tratado mal, y se merecía todo lo contrario. ¿Por qué soy tan boluda?
Para él sí yo era una mujer… Porque si no, nunca me hubiese defendido así. Pero… ¿Cómo hago yo para sentirme una?
Necesitaba hacer un cambio, hacer algo por mí. (Y por él) Necesitaba quererlo, y que él me quiera.
Lo había tratado mal, y se merecía todo lo contrario. ¿Por qué soy tan boluda?
Re lindo el capitulo Cami.
ResponderEliminar