Capítulo 35

Habían pasado algunas semanas, anímicamente estaba mejor… (O al menos un poco), había empezado a ir a una psicológica y siendo sincera, me hacía muy bien… Porque era otra persona, más allá de Pepe, con quien hablar, de todo… Sin vergüenza, ni pudor.

Ya no había vuelta atrás… Necesitaba sentir el amor, sentirlo a él, sentirme yo. Sentirme mujer.

Me había quedado sola, asique decidí preparar una sorpresa… Prepararle una sorpresa, sabía que ese día él llegaría tarde.

Primero me encargué de mí, no era una mina demasiado producida, pero me vestí, podría decirse que bien… Calzas negras, borcegos rojos, una remera estampada larga y una camisa de jean, abierta.
Acomodé mi pelo con una colita, más de una vez me había dicho que le gustaba como me quedaba, y me maquille, solo un poco… Odiaba verme demasiado maquillada, me hacía sentir mal, un gato.

Preparé una picada, la cual dejé en el cuarto… Con gaseosa, ninguno de los dos tomaba alcohol.

En el sillón dejé un jean de él, junto con la camisa que más me gustaba… Y sus zapatillas.
Sobre ellos puse un cartelito que decía… ‘Anda al baño a ponerte más lindo y buscame’

Cuando lo escuché llegar, apagué la tele y me dirigí a la ventana… Mirando la ciudad, con mis brazos apoyados en el marco de ésta, para esperarlo.

Sentí la puerta abrirse y sonreí, él se acercó a mí y me abrazó por la espalda.

- Hola hermosa… (Dijo y besó mi nuca) ¿Qué es todo esto?
- Mmm… Tenía ganas de sorprenderte. ¿Lo hice?
- Sí. Me encanta. (Sonreí) Pero me encantaría más si me das un beso… (Yo reí y me di vuelta, rodee su cuello con mis brazos y lo besé, él nunca soltó mi cintura) Te extrañé hoy, no me gusta volver tan tarde…
- A mí tampoco me gusta que vuelvas tan tarde, pero ya estamos juntitos otra vez. (Sonreímos y volvimos a besarnos)
- Estás muy linda.
- Gracias… Vos también.
- Me elegiste la camisa que te gusta.
- (Reí) Sí…
- Y te hiciste una colita, sabes que me encanta.
- Digamos que estuve en todos los detalles. (Dije riendo, y él también rio) ¿Comemos?
- Dale…

Nos sentamos en la cama, en donde comimos la picada…

La picada se terminó, la bandeja había quedado en el piso… Y nosotros tan solo charlábamos. Amaba hacerlo, amaba descubrirlo, amaba su forma de pensar.

- Me encanta descubrirte…
- ¿Descubrirme?
- Sí, hablar así con vos… Me encanta escucharte hablar, como pensas… Vos.
- (Tomó mi mano) Sos tan linda… A mí también me encanta descubrirte, todos los días un poquito más…
- (Me acerqué a él, para poder hablarle al oído) ¿Y te gustaría seguir descubriéndome? (Pregunté llena de vergüenza, y él me abrazó por la cintura, haciendo que quede sobre él. Mi mirada se posó en sus labios, no podía mirarlo a los ojos… ¡Era un tomate!)
- No, no me gustaría… (Y en ese momento sí lo miré a los ojos, confundida. Él rio) Me encantaría Pau… (Y sonreí)
- ¿Sabes que me cuesta mucho estar haciendo esto, no?
- (Acarició mi espalda, por debajo de mi camisa y rosó mi nariz con la suya) Lo sé… Lo noto en tú mirada, y en como hablas… Estás nerviosa, pero eso me hace valorar todo esto aún más.
- (Sonreí, tímidamente) Te quiero mucho… Y si no fuese así jamás estaría haciendo esto.
- Yo también te quiero Pau, muchísimo…

Y fue en ese momento en el que todo lo que yo deseaba, estaba ocurriendo.
Sus labios se unieron a los míos, y sin intención de despegarse…
Nuestras respiraciones ya no eran normales, y estábamos entregados, el uno al otro.
Sentía mi corazón latir aceleradamente, a la par del suyo… Lo sentía a él, apegado a mi cuerpo. (Y no existía mejor sensación que sentirlo cerca)

Nos miramos por última vez, para volver a unir nuestros labios en un beso que cada vez era más apasionado… Su mano ya recorría mi espalda, deslizándose por mi piel y sus labios se desplazaron hacia mi cuello, me estremecía, me hacía sentir bien.

Yo, mientras despeinaba su pelo con mis dedos y luego, comencé a desabrochar su camisa.

De a poco, nuestras ropas comenzaban a formar parte del suelo…

- Pepe… (Susurré en su oído, mientras él acariciaba delicadamente mi piel)
- ¿Qué?
- Te amo. (Le dije mirándolo a los ojos, dejando por fin libre aquel sentimiento)
- (Sonrió y corrió un mechón de pelo que se encontraba en medio de mi cara) Yo también te amo bonita.

Sonreímos, y volvimos a besarnos… Beso que desembocó toda la pasión y el deseo que conteníamos.

-

Ella se encontraba descansando sobre mi pecho, yo la abrazaba y dibujaba figuras abstractas con mis dedos en su hombro.

- Gracias… (Dijo dando media vuelta, para quedar acostada frente a mí, y poder mirarme) Gracias por ser el primer hombre que me hace sentir mujer, gracias por haberme respetado y esperado… (Hizo una pausa) Gracias por enseñarme a hacer el amor.
- Sos tan hermosa, tan… (La besé) Fue un placer… ¿Sabes? (Volví a besarla, tomándola por su mentón) Tengo algo para decirte…
- ¿Qué cosa?
- Mmm…. (Hice una pausa, algo nervioso… Muy nervioso) ¿Queres ser mi novia? (Susurré, rosando mi nariz con la suya… Como si fuese un secreto, nuestro secreto)
- (Sonrió, y sus ojitos brillaron… Sonreí yo también) Sí, quiero… (Sonreímos, aún más y nos besamos) Sos lo más lindo del mundo.
- Vos princesa… (Ella rio) Ey. ¿De qué te reís?
- ¿Princesa? ¿No te parece ya como demasiado meloso?
- (Reí) Mmm… Pero quiero que seas mi princesa.
- Para… ¿Vos que me propusiste? ¿Ser tú novia o tú princesa? (Reímos)
- Mi novia… ¿Queres?
- ¿Tengo que volver a responderte?
- Mmm… 
- (Volvió a besarme) Tú novia, tú princesa, tú reina… Tú nena, tú mujer, tú amante. Tú todo.
- ¿Mi todo?
- Tú todo…
- (Sonreí) ¿Puedo ser tú todo también?
- Me encantaría.
- A mí me encantas vos… (Dije y volví a besarla, haciendo que otra vez quede sobre mi cuerpo) ¿Y sabes qué? Me sorprendió mucho todo esto, y que me digas que me amas… (Ella bajó su vista) Ey, mirame… (Y ella lo hizo) Solo porque creí que no lo ibas a sentir tan pronto, y porque yo te lo hubiese dicho hace mucho tiempo, y me daba miedo.
- Ay, sos muy tierno Pepe.
- Te amo Paula… Y te lo digo de verdad, lo siento… Y es la primera vez que se lo digo a una mujer, siendo completamente sincero. Te amo.
- Te amo Pepe, y nunca creí que iba a poder amar a un hombre.

Y no hizo falta que digamos más nada, tan solo nos besamos por un largo rato hasta que ella volvió a acomodarse sobre mí…

- Descansa princesa. (Reímos)
- Vos también Pepe…