Ya habían pasado esos dos
meses y yo no lo podía creer, estallaba de felicidad, de emoción.
Le habíamos preparado el escritorio como
su cuarto, aunque casi no estaba decorado, ya que, como le habíamos dicho, lo
decoraríamos como ella quisiera.
Llenamos su placard con algo de ropa nueva, su cama con sabanas nuevas y un
cartel que habíamos hecho entre los tres que decía. ‘Bienvenida Alma’
Lola estaba mucho más tranquila, y hasta incluso, feliz.
La habíamos ido a buscar los tres, cuando nos vio se acercó a nosotros, y la
abrazó a Lola. Con Pepe nos sonreímos, las dejé con una de las chicas del
hogar, para que Alma pudiera despedirse, y con Pedro fuimos a firmar las cosas
que faltaban.
Por fin estábamos los cuatro arriba del auto, rumbo a casa… Nuestra casa.
Estaba al borde de las lágrimas, y Pedro lo sabía. Loli y Almi iban muy
entretenidas charlando atrás y cuando paramos en un semáforo…
- (Posó su mano en mi pierna) No llores mi amor.
- (Sonreí y posé mi mano sobre la suya) Estoy muy feliz.
- Yo también Pau. (Levantó su mano junto a la mía y besó mi mano) Te amo.
- Te amo mi amor.
Llegamos. ¡Por fin! Bajamos todos juntos y mientras íbamos en el ascensor me
sentía volando, de la revolución de sentimientos que me invadía. Pepe me abrazó
por la espalda y besó mi nuca, mientras ambos las observábamos sonriendo. No podía
creer que esto sea verdad, realmente no podía.
Alma fue directo a su cuarto, y Pedro y yo entramos con ella.
- ¿Esto es para mí?
- Sí Almi. ¿Te gusta? (Pregunté)
- Vas a poder decorarla como vos quieras… (Dijo Pepe)
- ¡Me encanta! Gracias. (Sonrío)
- De nada Almi… ¿Queres quedarte un rato acá?
- No, quiero ir a jugar con Lola.
- Anda entonces… Podes hacer lo que quieras. ¿Sí? Es tú casa. (Dije,
agachándome frente a ella. Alma sonrío y yo besé su mejilla) Anda hermosa.
Me levanté, y sin decir nada, nos abrazamos con Pedro. Ambos al borde de las
lágrimas.
Estaba preparando la cena, bajo pedido de las nenas… Sí, milanesas, esta vez
con papas fritas, por ser nuestra primera cena todos juntos.
- ¿Almi va a venir a la escuela conmigo? (Preguntó Lola)
- No sabemos, tenemos que ir a hablar a la escuela, porque ella no fue a una
escuela normal, ella aprendía en donde estaba… (Dijo Pepe)
- Sí, no sé tanto como vos. (Dijo Alma, un poco triste)
- ¿Sabes qué Almi? Yo tampoco fui a la escuela, toda la secundaria no la hice…
(Tomé su manito) Pero aun así pude terminar todo, por ahí te cueste un poco
más, pero vas a saber tanto como ella.
Vas a ver. (Alma sonrío y comió una papa frita) ¿Te gusta la comida?
- Sí, es muy rica.
- Las milanesas de mamá son las mejores. (Dijo Lola y yo reí)
- Después me tenes que decir que comidas te gustan… Así preparo otra cosa
además de milanesas. (Lola rio)
- Me gustan otras cosas también ma.
- Ya lo sé hija, solo te hago un chiste.
Cuando terminamos de cenar, las dos se fueron con Pedro a jugar creo que a las
cartas, mientras yo lavaba los platos, cuando terminé, busqué mi cámara y los
fotografié, sin que se dieran cuenta, al menos por un rato, amaba sacar fotos,
y más si las fotos eran como estas, un recuerdo eterno de esta hermosa
felicidad.
- ¡Fotos! (Gritó Lola y yo reí)
- ¿Nos sacamos todos? (Preguntó Pepe)
- ¡Sí!
Nos sacamos varias fotos todos juntos, las miramos todas en la tele, incluso
las que les había sacado aquella vez a ellas, finalmente dejé la cámara a un
lado y me senté con ellos, jugamos largo rato a las cartas y luego comimos
helado.
Acompañamos a Lola a dormir.
- Princesa… ¿Estás bien? (Pregunté)
- Sí mami. (Sonrío y se metió en su cama) Me encanta que Alma ya esté acá.
- A nosotros nos encanta verte tan feliz hija, y que seas tan dulce con ella.
(Dijo Pepe)
- Es que la quiero mucho. (Pau y yo sonreímos y nos acomodamos a su lado)
- Te amamos hija, muchísimo. (Dije y acaricié su pelo)
- Muchísimo… No te olvides.
- Yo también los amo, a los dos… Mucho. Son los mejores papás del mundo.
(Nosotros la atacamos a besos y ella reía)
- Descansa hija… (Dijo Pepe)
- Soña cosas lindas princesa. (Besé su frente)
Nos quedamos con ella hasta que se quedó dormida, cosa que por suerte hoy
ocurrió rápido y luego fuimos en busca de Alma, que estaba solita en su
habitación.
- Almi… ¿Podemos pasar? (Preguntó Pepe)
- Sí. (Respondió sentada en la cama, moviendo sus piecitos en el aire. Pepe y
yo entramos y cerramos la puerta)
- ¿Cómo estás? (Pregunté, y nos sentamos en unos puff que había allí)
- Bien.
- ¿Segura? Podes decirnos lo que sientas.
- Es raro… Pero lindo.
- (Pepe y yo sonreímos) Para nosotros es igual. ¿Sabes? (Dijo Pepe y Alma
asintió con su cabeza)
- ¿Queres dormir? (Pregunté)
- Mmm… Sí.
- (Me levanté y busqué en su placard, su nuevo pijama, de Mickey, y se lo di)
¿Te gusta?
- Sí, es re lindo. (Dijo y lo abrazó, yo sonreí)
- Es tú nuevo pijama.
- Gracias. (Sonrío)
- De nada Almi. ¿Queres ir a cambiarte al baño? ¿Qué te ayude?
- (Se levantó) Voy sola.
- Cualquier cosa avísame.
Alma se fue y yo lo miré a Pepe.
- Tranquila, es normal que se sienta rara. Hablamos mil veces de esto con la
psicóloga.
- Lo sé, pero… Es que yo también me siento rara, pero muy, muy feliz.
- (Me besó) Te juro que estamos igual. (Sonreímos y nos dimos otro beso)
Alma volvió, yo le abrí su cama y ella se metió allí.
- ¿Se pueden quedar conmigo? Me da miedo.
- Obvio que nos podemos quedar. (Respondió Pepe y Alma sonrío, Pedro se paró a
apagar la luz grande y yo prendí el velador)
- ¿Tenes frío? ¿Calor? ¿Queres otra manta?
- Mi muñeca quiero…
- ¿Te acordas a donde la dejaste? (Preguntó Pepe)
- En la cocina.
- Te la voy a buscar…. (A los pocos segundos, Pedro estaba acá con la muñeca,
Alma la abrazó y cerró sus ojos) Cualquier cosa que necesites a la noche nos
venís a despertar.
- Gracias…
- No agradezcas Almi, ahora somos tú familia. ¿Sabes? Es raro, y capaz nos
cueste acostumbrarnos, a todos, pero cualquier cosa que necesites nos venís a
decir. ¿Sí? (Dijo Pepe y yo sonreí) Que descanses y tengas lindos sueños. (Besé
su frente y nos quedamos un largo rato con ella, hasta que por fin se quedó
dormida)
que lindo mne encanto espero el siguiente
ResponderEliminarque lindo,me encanto!!!
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