jueves, 9 de enero de 2014

Capítulo 192

Estaba en la oficina y sonó mi celular, era Paula, quise cortar, pero pensé que podría ser Loli, asique atendí, pero espere a que me hablen.

- Hola papi.
- (Sonreí) Princesa. ¿Cómo estás?
- Bien, pero quiero que vengas a casa.
- En un ratito voy.
- Quiero irme a dormir con vos.
- ¿Ya cenaron?
- Sí, te dejamos milanesa y ensalada para vos.
- Te prometo que en un rato estoy en casa. ¿Sí?
- Bueno pa.

Suspiré y guardé mis cosas, para volver a casa. Sin ganas, no quería cruzarme a Paula, menos pelear con ella, pero se había ido al carajo con lo que me había dicho.
Ni bien cruce la puerta de casa la tuve a Lola abrazando mi pierna, sonreí y la alcé, dejando mi porta folios de lado.

- Buenas noches princesa.
- Hola papi. (Dijo y me abrazó)
- ¿Cómo estás?
- Bien. ¿Y vos?
- También hija… (Se separó un poco de mí, bostezando) Mmm… Me parece que tenemos mucho sueño por acá. ¿No?
- Mucho… (Apoyó su cabeza en mi hombro)
- ¿Vamos a dormir?
- Sí, te estaba esperando para eso. (Besé su frente y fui a su cuarto, la acosté en su cama y la tapé, ella sonrío y tomó mi mano) Quedate papi.
- Me quedo princesa. (Me arrodillé a su lado y besé su frente) Cerra los ojitos y descansa.
- Para, antes quiero decirte algo.
- ¿Qué cosa?
- Mmm… ¿Vos no me vas a dejar de querer por Alma, no? ¿Ni vas a dejar de pasar tiempo conmigo? O…
- (La interrumpí) Jamás princesa, jamás. (Tomé fuerte su mano) Te prometo que papá siempre va a estar para vos, siempre, siempre.
- (Sonrío) Me da un poquito de miedo, pero quiero que sea mi hermana.
- (Sonreí y la llené de besos) Te amo muchísimo Lola.
- Yo también te amo pa. (Besé por última vez su mejilla y me separé de ella, para apagar su velador y comenzar a peinar sus rulitos)
- Que descanses hija…

Me quedé con ella hasta que se quedó dormida y me dirigí a la cocina, busqué la comida que Lola me dijo que me habían dejado y me senté a cenar, solo, mientras intentaba distraerme con el celular. Lavé las cosas y ya no quedaba otra, debía ir al cuarto, en donde sabía que ella estaba.
Pero, ni bien crucé la puerta ella amagó a irse, la tomé del brazo, parándola.

- No te hagas la enojada, el enojado acá debería ser y soy yo. (Suspiró y no respondió, mirando al piso) Al menos háblame Paula. (Dije soltándola)
- Detesto que me agarres así, lo sabes. Está bien que estés enojado, te entiendo, te doy la razón, pero que me agarres así me hace mal. (Suspiré, lo sabía, pero estaba enojado y no lo había pensado. Ella volvió a amagar a irse, y esta vez la pare, pero tomándola de la mano)
- Perdón, sabes que enojado no pienso lo que digo ni lo que hago… ¿Podemos hablar? (Entró y se sentó en la cama, yo cerré la puerta y me senté frente a ella)
- ¿Lola duerme?
- Sí, se durmió conmigo.
- (Suspiró) Soy una tarada, y podes decirme lo que quieras.
- No te pongas en víctima.
- ¿Y qué queres que haga? Con un perdón no me vas a perdonar.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque sé que lo que te dije, te dolió.
- Sí, me dolió, pero también sé que sos muy impulsiva, y que lo dijiste por eso. ¿O no?
- Me conoces… (Suspiró)
- Demasiado. ¿O no? (Ella rio) A ver… ¿Me escuchas? (Ella asintió con su cabeza) Vos sos impulsiva y yo un calentón… (Reímos los dos)
- ¿Me perdonas? Sé que no es así, es que… Me duele verla llorando, es eso.
- Lo sé, y a mí también, pero sabíamos que esto iba a pasar. ¿O no?
- Supongo.
- Paula, lo sabíamos.
- Sí.
- Tenemos que estar con ella, mimarla, llenarla de amor… Más que siempre, para que no pase lo que tiene miedo de que pase. (Me acerqué a ella) Te tengo demasiada paciencia, y eso es porque te amo demasiado, aprovéchalo y lléname de besos antes de que me arrepienta. (Ella sonrío y se abalanzó sobre mí, besando mis labios)
- Perdón, y yo también te amo demasiado. Sé que Lola es para vos lo mismo que para mí, el amor más profundo de todos que nos salvó de la angustia más enorme. (Sonreí y la besé)
- Ya está mi amor. (La besé) Pero intentemos cambiar un poco, vos tus impulsos y yo mi calentura.
- Prometo intentarlo.
- Prometo lo mismo. (Sonreímos y nos besamos) Mañana podemos ir a ver a Almi.
- ¿En serio? (Preguntó sonriendo)
- Sí, me llamaron hace un rato del juzgado, parece que todo marcha excelente y que en, cómo máximo dos meses, ya la podemos tener acá.
- ¿Me estás hablando en serio Pedro? (Preguntó con sus ojitos llenos de lágrimas)
- Nunca te hablé tan en serio en mi vida.
- (Me abrazó) Es la mejor noticia de todas.
- Entonces no llores…
- (Rio) Sabes que soy sensible.
- ¿Na? ¿En serio? Vos sensible, te juro que no lo puedo creer.
- Sos malo nene.
- (La abracé más fuerte) Sabes perfectamente que es tú sensibilidad lo que más me enamoró de vos. (Besé su mejilla) Me matas de amor llorando de amor.
- Te amo tanto Pepe.
- Te amo mi amor.

A la mañana siguiente, dejamos a Loli en la escuela y nos dirigimos al Instituto en el que Alma estaba, ella ni bien nos vio corrió a nosotros y yo la alcé, abrazándola.

Alma era hija biológica de una chica de veinticuatro años, que había quedado embarazada a los catorce y que la había abandonado sin siquiera conocerla, porque en su familia no aceptaban que ella tuviera una hija. Y eso era todo lo que sabíamos… Al menos de su origen,
Almi pasó por muchos hogares, en el primero eligieron su nombre, el cual particularmente me encanta, y luego estuvo en otro que fue clausurado, y yo fui uno de los abogados que hizo la denuncia, cosas del destino, y finalmente llegó acá.
Era muy dulce, pero muy miedosa, siempre estaba a la defensiva, estaba acostumbrada a que la lastimen, y por eso vivía en esa posición. Le cuesta abrirse con la gente y ser cariñosa, porque nunca tuvo alguien que sea cariñoso con ella, pero claramente, en nuestra familia, vamos a enseñarle lo que es eso.

No veo la hora de poder sacarla de ahí, aunque sepa que está bien, quiero tenerla en casa, para poder cuidarla, criarla, ya la sentía como mi hija, sin importar el no lazo sanguíneo.

Esa nena pide a gritos desesperados amor y nada más que amor, y eso era lo que íbamos a brindarle. Amor.

Estábamos en su habitación, sentados en su cama, como siempre.

- ¿No vino Lola?
- (Sonreí) No, Loli tuvo que ir a la escuela, pero la semana que viene seguramente puedas venir a casa otra vez, y vuelven a jugar juntas. ¿Quieren?
- ¡Sí!
- ¿Te gustó el vestido, no? (Preguntó Pau, ya que Almi lo llevaba puesto)
- Me encantó Pau.
- Me alegro Almi, te queda hermoso.
- Porque me bañé, me pusiste perfume, me peinaste…
- (Pau sonrío) Lo que se les hace a todas las princesas. (Alma sonrío)
- ¿A Lola le gustan las princesas, no?
- Le encantan.
- Su pieza es muy linda.
- Cuando puedas estar con nosotros vas a tener tú pieza, decorada como a vos te guste. (Dije)
- ¿En serio? Wow. (Dijo sonriendo)
- En serio hermosa.

1 comentario: