Después de ordenar la cocina y mandarla a Lola a
jugar a su cuarto, fui en busca de Paula, intentando encontrar las palabras que
quería y debía decirle.
La encontré como era obvio que iba a estar, llorando en la cama.
- ¿Vamos al balcón? (Pregunté arrodillándome frente a ella)
- No, el cuarto de Lola da al balcón.
- (Suspiré) Tenes razón, pero éste también.
- ¿Y qué tiene que ver?
- Nos podemos venir de este lado.
- No Pepe, por favor.
- Está bien, era solo porque quería que salgas de la cama.
- No tengo fuerzas para hacerlo.
- (Acaricié su frente) ¿Por qué te odias así? ¿Por qué te condenas a pasarla mal?
- Yo no me condeno Pedro.
- Sí Pau… Vos queres que esto pase.
- No lo puedo controlar.
- Sí que podes, si te lo propones, podes.
- ¿Cómo?
- Sin encerrarte en vos misma, aceptando que lo que pasó es tú vida, y no podes cambiarlo… (Hice una pausa) Permitiéndote disfrutar de tú familia, de nuestra familia. ¿No sos feliz cada vez que Lola corre a darte un abrazo? ¿O cada vez que te doy un beso? ¿O cada vez que estamos los tres acá juntos?
- Sí.
- Mmm… Entonces te voy a besar cada segundo del día.
- (Rio) ¿Cómo haces?
- ¿Cómo hago qué?
- Bancarme todo.
- (Acaricié su mejilla) Te amo, es solo eso.
- Si yo fuese vos me hubiese mandado bien a la mierda ya. (Dijo riendo)
- Jamás haría eso.
- Pero… ¿No te canso?
- (Tomé su mano) No…
- (Suspiró) Te juro que quisiera poder devolverte tanto, y no puedo, no sé cómo.
- Como lo querías hacer, por favor, no.
- Perdón, en serio… No sé qué estaba pensando.
- Locuras.
- Lo sé, pero me doy cuenta ahora.
- No pienses más así, por favor.
- Pero… ¿Vos no quisieras tener otro hijo?
- Sí mi amor, pero no a costa tuya, no a costa de que Lola crezca sin su mamá, no a costa de que si ese hijo existiera no conozca a su mamá, y no a costa de no tenerte más.
- (Suspiró) ¿No te sentís incompleto?
- Te juro que no mi amor.
- Yo me siento vacía, pero no es por eso, no sé por qué es, lo único que siento es dolor, y es horrible.
- Me duele no saber cómo ayudarte, te juro que si fuese por mí me pasaría el día entero abrazándote y llenándote de besos para que te sientas un poquito mejor. (Ella sonrío) En serio.
- Sos tan lindo. (Besó mi mano)
- Pero sería algo que taparía el dolor, no lo sanaría.
- Es verdad…
- Lo único que se me ocurre es que vuelvas a ir a un psicólogo, o no sé… Algo Pau, ya no soporto más verte así.
- Ni yo estarlo.
- Podes hacerlo si queres…
- Pero, es caro…
- Pau, no pienses en eso, dale. (Besé su mano) Es para que estés bien, y eso vale mucho más que cualquier otra cosa.
- Te amo Pedro.
- Yo también te amo hermosa. (La besé y ella cerró sus ojos) ¿No me queres contar por qué te sentís así otra vez? Capaz te haga bien.
- (Suspiró) Veni…
- Estoy acá.
- Más cerca. (Yo me senté en la cama y ella apoyó su cabeza en mis piernas)
- ¿Así?
- Sí. (Yo comencé a acariciar su pelo y esperé a que hable, pero no lo hacía)
- ¿Me contas?
- Es que ni yo sé Pedro.
- Algo te puso así amor.
- (Suspiró) Desde esa vez que se lo contamos a Lola fue como que lo empecé a tener cada vez más presente, y me di cuenta que el dolor siempre había estado, pero lo tapaba, lo escondía… Hasta que no aguanté más, el dolor se empezó a exteriorizar hasta que llegué a pensar eso, me hice millones de tests, más de uno por día, fue horrible Pedro, es horrible.
- Ay hermosa…. ¿Por qué te cerras así? Odio que hagas las cosas sola, te haces mal vos sola.
- Lo sé.
- Ya entiendo por qué estabas como estabas.
- Perdón si alguna vez te traté muy mal.
- Ya pasó eso… Pero por favor prometeme que jamás se te va a volver a pasar por la cabeza esa idea de morirte.
- Es horrible sentirlo.
- ¿Seguís sintiéndolo?
- Sí. (Respondió escondiendo su cara y mis ojos se llenaron de lágrimas)
- (Suspiré y acaricié su nuca) Hermosa. ¿Me miras?
- No puedo, me da mucha vergüenza.
- Amor… (Hice una pausa) Soy yo, no tengas vergüenza, por favor, solamente quiero que te sientas mejor.
- (Suspiró) Necesito que me abraces. (Suplicó casi sin voz)
- Veni hermosa, veni. (Dije haciendo que se levante y ella me abrazó por el cuello, yo lo hice por su cintura, aferrándola a mí lo que más que podía) No estás sola. ¿Sabes?
- Lo sé, pero no puedo abrirme con nadie.
- Conmigo sí podes, por favor. Quiero ayudarte.
- ¿Qué queres que te diga? ¿Qué me quiero morir? ¿Eso?
- (La abracé aún más fuerte e hice fuerza para no largarme a llorar) ¿No tenes motivos para seguir acá?
- El dolor es insoportable Pedro.
- (Me separé un poco de ella, tan solo lo suficiente como para que nuestras frentes queden unidas) ¿Qué te duele?
- El alma.
- ¿Por qué Pau?
- Porque no puedo más.
- Amor… ¿Me escuchas?
- Sí…
- Tenes una hija hermosa, que te necesita, todos los días de su vida. ¿No es ese un motivo para seguir? (Ella asintió con su cabeza) Tenes que ponerte bien por ella… ¿Te gustaría que crezca sin su mamá?
- No…
- Entonces hacelo por ella. Creo que se merece el esfuerzo… ¿No?
- Sí.
- Y si queres, podes hacerlo por mí también… Yo tampoco podría sin vos, una vida sin vos no sería vida. (La besé) Pero, lo más importante es que lo hagas por vos Paula, para estar bien vos. (Ella volvió a abrazarme y no me dijo nada) Te amo mi vida… Y te necesito acá, conmigo, como Lola… Dale, arriba hermosa.
- No puedo amor, no puedo.
- Sí que podes, dale. (Acaricié su espalda) Sos fuerte, lo sabes.
- No, ya no.
- Sí Paula, sí. (Besé su cuello) No te dejes vencer.
- Es muy difícil.
- Podes venir a darme un abrazo cada vez que te sientas caer, yo jamás te soltaría.
- Te amo con lo poco que soy, pero creeme que es mucho.
- Vos sos mucho mi amor. (Besé su mejilla) Deja de tirarte para abajo, sos una mujer y una mamá hermosa.
- No Pedro, no hubiese pensando lo que pensé si lo fuera.
La encontré como era obvio que iba a estar, llorando en la cama.
- ¿Vamos al balcón? (Pregunté arrodillándome frente a ella)
- No, el cuarto de Lola da al balcón.
- (Suspiré) Tenes razón, pero éste también.
- ¿Y qué tiene que ver?
- Nos podemos venir de este lado.
- No Pepe, por favor.
- Está bien, era solo porque quería que salgas de la cama.
- No tengo fuerzas para hacerlo.
- (Acaricié su frente) ¿Por qué te odias así? ¿Por qué te condenas a pasarla mal?
- Yo no me condeno Pedro.
- Sí Pau… Vos queres que esto pase.
- No lo puedo controlar.
- Sí que podes, si te lo propones, podes.
- ¿Cómo?
- Sin encerrarte en vos misma, aceptando que lo que pasó es tú vida, y no podes cambiarlo… (Hice una pausa) Permitiéndote disfrutar de tú familia, de nuestra familia. ¿No sos feliz cada vez que Lola corre a darte un abrazo? ¿O cada vez que te doy un beso? ¿O cada vez que estamos los tres acá juntos?
- Sí.
- Mmm… Entonces te voy a besar cada segundo del día.
- (Rio) ¿Cómo haces?
- ¿Cómo hago qué?
- Bancarme todo.
- (Acaricié su mejilla) Te amo, es solo eso.
- Si yo fuese vos me hubiese mandado bien a la mierda ya. (Dijo riendo)
- Jamás haría eso.
- Pero… ¿No te canso?
- (Tomé su mano) No…
- (Suspiró) Te juro que quisiera poder devolverte tanto, y no puedo, no sé cómo.
- Como lo querías hacer, por favor, no.
- Perdón, en serio… No sé qué estaba pensando.
- Locuras.
- Lo sé, pero me doy cuenta ahora.
- No pienses más así, por favor.
- Pero… ¿Vos no quisieras tener otro hijo?
- Sí mi amor, pero no a costa tuya, no a costa de que Lola crezca sin su mamá, no a costa de que si ese hijo existiera no conozca a su mamá, y no a costa de no tenerte más.
- (Suspiró) ¿No te sentís incompleto?
- Te juro que no mi amor.
- Yo me siento vacía, pero no es por eso, no sé por qué es, lo único que siento es dolor, y es horrible.
- Me duele no saber cómo ayudarte, te juro que si fuese por mí me pasaría el día entero abrazándote y llenándote de besos para que te sientas un poquito mejor. (Ella sonrío) En serio.
- Sos tan lindo. (Besó mi mano)
- Pero sería algo que taparía el dolor, no lo sanaría.
- Es verdad…
- Lo único que se me ocurre es que vuelvas a ir a un psicólogo, o no sé… Algo Pau, ya no soporto más verte así.
- Ni yo estarlo.
- Podes hacerlo si queres…
- Pero, es caro…
- Pau, no pienses en eso, dale. (Besé su mano) Es para que estés bien, y eso vale mucho más que cualquier otra cosa.
- Te amo Pedro.
- Yo también te amo hermosa. (La besé y ella cerró sus ojos) ¿No me queres contar por qué te sentís así otra vez? Capaz te haga bien.
- (Suspiró) Veni…
- Estoy acá.
- Más cerca. (Yo me senté en la cama y ella apoyó su cabeza en mis piernas)
- ¿Así?
- Sí. (Yo comencé a acariciar su pelo y esperé a que hable, pero no lo hacía)
- ¿Me contas?
- Es que ni yo sé Pedro.
- Algo te puso así amor.
- (Suspiró) Desde esa vez que se lo contamos a Lola fue como que lo empecé a tener cada vez más presente, y me di cuenta que el dolor siempre había estado, pero lo tapaba, lo escondía… Hasta que no aguanté más, el dolor se empezó a exteriorizar hasta que llegué a pensar eso, me hice millones de tests, más de uno por día, fue horrible Pedro, es horrible.
- Ay hermosa…. ¿Por qué te cerras así? Odio que hagas las cosas sola, te haces mal vos sola.
- Lo sé.
- Ya entiendo por qué estabas como estabas.
- Perdón si alguna vez te traté muy mal.
- Ya pasó eso… Pero por favor prometeme que jamás se te va a volver a pasar por la cabeza esa idea de morirte.
- Es horrible sentirlo.
- ¿Seguís sintiéndolo?
- Sí. (Respondió escondiendo su cara y mis ojos se llenaron de lágrimas)
- (Suspiré y acaricié su nuca) Hermosa. ¿Me miras?
- No puedo, me da mucha vergüenza.
- Amor… (Hice una pausa) Soy yo, no tengas vergüenza, por favor, solamente quiero que te sientas mejor.
- (Suspiró) Necesito que me abraces. (Suplicó casi sin voz)
- Veni hermosa, veni. (Dije haciendo que se levante y ella me abrazó por el cuello, yo lo hice por su cintura, aferrándola a mí lo que más que podía) No estás sola. ¿Sabes?
- Lo sé, pero no puedo abrirme con nadie.
- Conmigo sí podes, por favor. Quiero ayudarte.
- ¿Qué queres que te diga? ¿Qué me quiero morir? ¿Eso?
- (La abracé aún más fuerte e hice fuerza para no largarme a llorar) ¿No tenes motivos para seguir acá?
- El dolor es insoportable Pedro.
- (Me separé un poco de ella, tan solo lo suficiente como para que nuestras frentes queden unidas) ¿Qué te duele?
- El alma.
- ¿Por qué Pau?
- Porque no puedo más.
- Amor… ¿Me escuchas?
- Sí…
- Tenes una hija hermosa, que te necesita, todos los días de su vida. ¿No es ese un motivo para seguir? (Ella asintió con su cabeza) Tenes que ponerte bien por ella… ¿Te gustaría que crezca sin su mamá?
- No…
- Entonces hacelo por ella. Creo que se merece el esfuerzo… ¿No?
- Sí.
- Y si queres, podes hacerlo por mí también… Yo tampoco podría sin vos, una vida sin vos no sería vida. (La besé) Pero, lo más importante es que lo hagas por vos Paula, para estar bien vos. (Ella volvió a abrazarme y no me dijo nada) Te amo mi vida… Y te necesito acá, conmigo, como Lola… Dale, arriba hermosa.
- No puedo amor, no puedo.
- Sí que podes, dale. (Acaricié su espalda) Sos fuerte, lo sabes.
- No, ya no.
- Sí Paula, sí. (Besé su cuello) No te dejes vencer.
- Es muy difícil.
- Podes venir a darme un abrazo cada vez que te sientas caer, yo jamás te soltaría.
- Te amo con lo poco que soy, pero creeme que es mucho.
- Vos sos mucho mi amor. (Besé su mejilla) Deja de tirarte para abajo, sos una mujer y una mamá hermosa.
- No Pedro, no hubiese pensando lo que pensé si lo fuera.
tiene solucion elproblema de no poder tenrer mas bebes ?
ResponderEliminar