viernes, 8 de noviembre de 2013

Capítulo 133

Habían pasado varias horas más, y ya creo que estaba por secarme de tanto llorar, me dirigí al baño en donde lavé mi cara y después de ponerme un sweater, fui en busca de Pedro.
Creí que estaba dormido, pero cuando estaba saliendo del cuarto de Lola, me susurró…

- No, no te vayas. (Suspiré y entré, me senté en un silloncito de Lola, apoyé mis codos en mis rodillas y escondí mi cara en mis manos, sentí que él se sentó, frente a mí y yo suspiré)
- Ya sé que soy una pelotuda… (Dije temblando) Es horrible lo que siento, me siento una mierda, te juro que no lo había pensado así, me cegué con querer darte otro hijo… (Hice una pausa) No sé, no sé, me siento horrible.
- (Quiso quitar las manos de mi cara y yo no lo dejé) Mirame, por favor.
- No lo soporto.
- (Terminó quitándolas de allí y me tomó de la cara, obligándome a que lo mire) ¿Por qué carajo haces las cosas sola Paula? ¿Te das cuenta que si hubieses hablando con alguien, no importa con quien, no hubieses llegado a esto? ¿Te das cuenta de que estabas pensando una locura? ¡Algo que es imposible! ¿Te das cuenta de que te hubieses muerto en vano? ¡Hubieses dejado a tú hija sin su mamá! ¡Y a mí sin la mujer de mi vida! ¿Lo entendes?
- Sí que lo entiendo, y por eso me siento una mierda. (Respondí volviendo a la pose inicial) Pero vos me dijiste que no querías seguir discutiendo.
- (Suspiró) Me la haces muy difícil Paula.
- ¿Ves? ¡No sirvo para nada! Soy una mierda, me cegué y… Me siento horrible. (Dije y salí corriendo de mi habitación, Pedro me siguió y yo le cerré la puerta en la cara)
- Pau, por favor, abrime.
- No, quiero estar sola.
- Por favor.
- No le puedo hacer bien a nadie, dejame sola.
- En serio Paula.
- En serio que me dejes sola. (Grité dejándome caer en la cama, pero él no me hizo caso, entró al cuarto y se sentó a mi lado) Sola, es sola.
- ¿Podes parar un poco?
- No.
- (Suspiró y acarició mi espalda, pero yo me corrí) Dejame.
- No quiero.
- ¿Y para qué queres quedarte?
- Para que dejes de odiarte.
- No puedo, nunca voy a dejar de hacerlo.
- ¿De qué te sirve hacerlo?
- No sé, no es consiente.
- Pau, mirame, por favor.
- ¡Dejame sola!
- ¿Podes parar un poco? Porque acá la que estuvo mal fuiste vos, no yo.
- Ya lo sé, no hace falta que me lo recuerdes.
- ¿Podemos hablar como dos personas adultas?
- No, porque no me siento alguien adulto. (Lo sentí suspirar, se levantó de la cama y se arrodilló en el suelo, frente a mí)
- Pau, por favor… Tranquilizate, necesito que hablemos.
- No puedo Pedro, no puedo, me siento una mierda.
- (Corrió el pelo de mi cara y susurró) No te odies, hacerlo no te sirve de nada.
- Ya sé que estás enojado y dolido, y te juro que te entiendo, pero… ¿No me das un abrazo? Por favor. (Pedí suplicándole)
- Obvio que sí. (Sonreí, tan solo un poco, él se sentó a mi lado, yo también me senté y me deje abrazar por él) Tranquilizate, estar así no te sirve de nada. (Suspiré y escondí mi cara en su pecho)
- Perdón.
- (Sentí que me abrazó aún más fuerte) No vamos a hablar ahora… Primero tranquilizate.

Tenía miedo, miedo de lo que podría llegar a pasar, tenía miedo de que me dejara, de que me odiara por esto, y no lo soportaría.

- Pedro… ¿Vos me odias? (Pregunté casi temblando)
- ¿Cómo vas a decir eso?
- No sé…
- No Pau, no… Me duele lo que hiciste, me enoja que pienses así, me duele que no confies en mí, pero nunca te odiaría.
- (Suspiré, tranquilizándome, al menos un poco) Gracias.
- No seas tonta, no tenes que agradecer… Sabes que te amo.
- (Me separé un poco de él) ¿A pesar de esto?
- A pesar de todo. (Besó sentidamente mis labios) Anda a lavarte la cara que necesito que hablemos. ¿Sí?
- Para… ¿Y Lola?
- Está con Zai, no te preocupes.
- Pero… Está desde ayer.
- Son las siete de la mañana Pau, debe estar durmiendo, Zai la lleva a la escuela, ya hable con ella.
- ¿Qué le dijiste?
- Nada, solo le pedí que se quede con ella… No te preocupes.
- Gracias.

Me levanté de la cama, fui al baño, allí me lavé la cara y me hice un rodete, para volver al cuarto.

- Veni… (Yo suspiré y me senté frente a él, alargué las mangas del sweater, haciendo que cubran mis manos y lo miré, temerosa) E intenta no llorar, dale. (Reí)
- Me siento horrible, me muero de vergüenza.
- (Suspiró y secó mis lágrimas) ¿Sabes que es cualquier cosa lo que hiciste y pensaste, no?
- Sí, por eso me siento así… No sé qué me pasó, me cegué, pero mal.
- ¿Vos en serio queres morirte?
- No sé.
- Pau, respondeme… Quiero ayudarte.
- A veces sí, a veces no, no sé, me siento mal, conmigo misma, con el resto, siento que no sirvo para nada, que toda la mierda que vivi jamás me va a dejar en paz y que jamás voy a poder ser feliz, siento que jamás voy a poder darte a vos todo lo que te mereces, ni que voy a ser la mamá que Lola se merece, menos después de lo que quise hacer. Me siento diez veces peor.
- ¿Por qué pensas así?
- No sé…
- (Suspiró) Pau… ¿Es necesario que te recuerde que sos la mujer de mi vida? ¿Qué me haces feliz? Te juro que me diste y me das mucho, pero mucho, más de lo que te imaginas, me hiciste cambiar completamente el modo que tenía de ver la vida, me regalaste a lo más hermoso que tengo, que es Lola, y te juro que con ella me basta, tenerlas a ustedes dos conmigo es todo, todo lo que necesito. (Hizo una pausa) Pau, por favor, deja de pensar así, deja de castigarte, de odiarte, vales mucho más de lo que crees… (Tomó mi mano, por dentro del sweater) Vales mucho Paula…
- Sé que no es así.
- Sí que es así… Sí que es así. (Negué con mi cabeza) Pau, en serio… Que no podamos tener otro hijo no te hace mala a vos, ni te hace menos mujer. ¡Ni es razón para que te odies y te quieras morir! No es responsabilidad tuya, no es que vos hiciste algo mal para que…
- (Lo interrumpí) No, no hice nada, y ese es el problema. ¡Nunca me pude escapar! Si lo hubiese hecho antes, nada hubiese pasado.
- Y no… Nada, no nos hubiésemos conocido. ¿Te gustaría no haberme conocido?
- Me gustaría tener una vida normal.
- Respondeme lo que te pregunté. ¿Te gustaría no haberme conocido?
- No…
- ¿Y entonces? No te lamentes por lo que no pudiste hacer. ¿Podes cambiarlo ahora?
- No.
- ¿De qué te sirve pensar que hubiese pasado si tal cosa hubiese sido distinta si no podes cambiarla?
- De nada. Pero… Duele igual.
- Lo sé amor, lo sé… Pero no se trata de vivir enroscados en el pasado, pensando cuan diferente pudieran ser las cosas, se trata de cuan felices podemos ser con lo que tenemos hoy.
- No puedo dejar el pasado atrás.
- Mira para adelante, cada vez que el pasado no te deje en paz mirala a los ojos a Lola, vas a ver que se te pasa y te vas a llenar de presente.
- (Suspiré) Perdón, lo que menos quería era hacerles mal.
- ¿En serio creíste que sin vos nosotros íbamos a ser felices?
- Sí.
- (Suspiró) Prometeme que jamás vas a volver a pensar semejante boludes.
- Perdón, en serio.
- ¿Me lo prometes?
- Sí.

2 comentarios: