sábado, 31 de agosto de 2013

Capítulo 63

No lo escuché entrar, me sorprendió abrazándome por la espalda mientras yo miraba la ciudad apoyando mis brazos en la baranda del balcón.

- Hola hermosa.
- (Cerré mis ojos) Gracias por apurarte.
- (Besó mi cuello) No fue nada, siempre es un placer volver y encontrarte.
- (Sonreí) Es un placer estar cuando volves, y más cuando necesitaba este abrazo.
- (Me abrazó más fuerte) ¿Estuviste llorando?
- ¿Por qué me conoces tanto?
- Tenes la voz cargada de angustia, y eso te pasa cuando lloras.
- Repito la pregunta. (Reímos y yo me di vuelta, para poder abrazarlo yo también)
- ¿Y ahora vas a volver a llorar? (Y yo no pude responderle, porque me quebré, otra vez) No amor, no.
- No puedo controlarlo.
- (Besó mi mejilla y yo escondí mi cara en su hombro) No lo controles, si necesitas llorar, hacelo. Es pero que reprimas el llanto.
- Pero no lo soporto más.
- (Se separó un poco de mí, haciendo que nos miremos a los ojos) Vos podes.
- No, ya no.
- Amor. ¿Vos te das cuenta que cuando estás mal siempre te negas a seguir y después te das cuenta de que si podes, no?
- No sé.
- ¿Qué no sabes?
- Si puedo… Si no, no estaría así otra vez.
- Es normal que te agarren bajones, más volviendo acá. Y perdón por eso, en serio. Me siento el culpable de tú llanto y no hay nada que me haga peor que eso.
- No mi amor, no. No es tú culpa, no pienses más en eso, por favor.
- Pero yo te traje acá.
- Pero vos no mataste a mi hijo, no es tú culpa. En serio.
- Pero…
- Sh. (Lo besé) No es tú culpa.
- (Secó mis lágrimas) Odio verte llorar.
- Abrazame así se me pasa entonces. (Él volvió a abrazarme y yo no podía dejar de llorar, ya no sabía cómo mierda tranquilizarme) Perdón por siempre recurrir a vos, pero sos el único que me tranquiliza, tus brazos me hacen sentir protegida.
- No tenes que pedir perdón Pau, amo abrazarte, sentirte cerquita, y por sobre todo, amo saber que te hago bien… Bah, no, sobre todo, todo, amo amarte.
- Y yo a vos mi amor, sos lo más lindo, lo mejor y lo más puro que tengo.

Estábamos unidos en un abrazo de esos que dan la impresión de que somos uno, y nada me tranquilizaba más que eso, sentir ese lazo invisible que nos unía.

Pepe estaba con su familia y yo me había apartado a hablar por teléfono, necesitaba hablar, al menos un rato, con mi psicóloga.

Antes de unirme a la charla familiar, pasé por el baño, a lavarme la cara y a terminar de tranquilizarme. Luego me puse un buzo, y la capucha del mismo. (Como si eso fuese a disimular algo) Y me dirigí al living.

- Veni Pau. (Dijo Pepe y yo me senté a su lado en el sillón, él posó su mano en mi pierna y yo le sonreí) ¿Mejor? (Susurró y yo asentí con mi cabeza)
- ¿Pasa algo chicos? (Preguntó Ali)
- No vieja, nada.
- ¿Seguros?
- Sí Ali.
- Mira que podes confiar en nosotros Pau.
- Gracias, pero estoy bien… Estaba hablando con mi psicóloga.
- Está bien Pau, pero sabe que si necesitas algo podes contar con nosotros.
- Muchas gracias Ali, en serio.
- De nada Pau. (Se levantó) Voy a preparar la comida.
- Te ayudo.
- No hace falta.
- Sí Ali, dale. No me cuesta nada.
- Como quieras, pero en serio. (Se fue)
- (Le di un beso a Pepe) No me extrañes.
- (Sonrío) Vos no estés mal, porque si no te rapto y nos encerramos en la pieza hasta que se te pase la angustia.
- (Negué con mi cabeza y susurré) Te amo mi amor.
- Te amo hermosa. (Nos dimos otro beso y yo me fui a la cocina)

- Pau, no quiero presionarte, pero de verdad que podes contar conmigo.
- Gracias, en serio… Solo fue que me hizo un poco mal volver acá, por todo lo que pasó, pero ya está.
- Es un dolor inmenso, lo sé… Pero con el tiempo pasa.
- No sé, ya no sé nada.
- Te aseguro que sí, te lo digo porque yo lo pasé… Antes de Pepe perdí un embarazo.
- Perdón que te lo diga, pero no es lo mismo perderlo a que lo maten. (Dije con los ojos llenos de lágrimas)
- No, tenes razón. Es distinto, pero con el tiempo la herida empieza a cerrarse.
- ¿Cuánto tiempo? No lo soporto más.
- (Ella secó suavemente mis lágrimas) Tiempo chiquitita, tiempo.
- Sufrí demasiados años, te juro que no doy más.
- Si la vida decide que sufras es porque si podes, es porque podes soportarlo. Dios le da las peores batallas a sus mejores guerreros. Seguís de pie Pau.
- (Suspiré) Pero hecha pedazos por dentro.
- De a poquito vas a poder unirlos, estoy segura. Sos una mujer fuerte, y se te nota, de verdad.
- Ya no sé de dónde sacar fuerzas.
- Por algo mi hijo se cruzó en tú vida Pau.
- Es el único que me mantiene de pie, pero ya me siento horrible, lo único que hace es consolarme… No debe estar bueno para él, tengo miedo de que eso lo aleje de mí.
- No Pau, te aseguro que no… Conozco a mi hijo, muchísimo y nunca lo vi así con una mujer que no seas vos, se le nota cuánto te ama hasta cuando te mira, jamás te dejaría, y además, él siempre fue de ponerle el hombro a los demás y reprimirse él.
- Lo sé, me cuesta un montón que se abra cuando está mal.
- ¿Pero lo termina haciendo, no?
- Sí.
- Esa es la prueba más fuerte que podes tener de que te ama, jamás habla con nadie… Sí lo hace con vos es porque te siente especial, porque te ama.
- (Sonreí) Yo también lo amo.
- Y también se te nota… (Hizo una pausa y tomó mis manos) Tranquila, dale tiempo al tiempo, yo estoy segura de te espera un futuro muy lindo, les espera un futuro muy lindo, los dos se lo merecen.
- Eso me gustaría creer.
- Créelo, porque va a ser así.
- ¿Y cómo estás tan segura?
- Porque son dos personitas muy puras, que se lo merecen. (Me abrazó y yo también la abracé) No llores más que sino después mi hijo me reta.
- (Reí) Tranquila, yo puedo explicárselo. (Volvimos a reír y luego de una pausa, le dije) Gracias Ali.
- ¿Por qué?
- (Me separé de ella) Porque por un momento te sentí mi mamá.
- (Sonrío) No quiero ocupar el lugar de tú mamá, pero me hace bien saber que me sentiste así, y sabe que siempre que necesites hablar con alguna mujer que te haga de referente podes llamarme.
- Gracias, en serio. (Volví a abrazarla)

Un rato después, mientras cocinábamos, Pepe me sorprendió abrazándome por atrás, por el cuello y besó mi mejilla.

- ¿Estás bien?
- Sí Pepe.
- ¿Segura?
- ¿No confías en mí? ¿Tan mal crees que la trato? (Preguntó Ali reímos y todos reímos)
- No mami, es solo que me preocupo por mi novia. (Sonreí y giré un poco mi cabeza para poder darle un beso)


Capítulo 62

Sinceramente haber vuelto me había partido al medio completamente, otra vez esa angustia en mi pecho conformando un nudo, el cual me impedía respirar.
Me estaba bañando, y mis lágrimas se disimulaban entre las gotas de agua provenientes de la ducha.
Intenté disimular lo hinchado de mi cara y salir como si nada pasará del baño, aunque no me lo creía ni yo.

Mi novio me esperaba con un desayuno, en la cama. Me senté a su lado, dejando caer mi torso contra el respaldo de la cama y él posó su mano en mi pierna.

- ¿Mejor?
- No. (¿Para qué iba a mentirme y mentirle?)
- Perdón, en serio.
- No es tú culpa Pepe. (Suspiré) Deja, ya se me va a pasar.
- No dejo nada, no me gusta que estés mal, y menos que menos que estés mal y te encierres sin contarme nada.
- ¿Podemos desayunar?
- (Quitó la mano de mi piernas y me abrazó por el costado, haciendo que mi cabeza se apoyé en su hombro) Evitar el tema no te sirve de nada.
- Lo sé, pero es lo que me sale hacer.
- ¿También te lo evitas a vos misma?
- No, no hay un solo día en el que no piense que ya lo sentiría adentro mío. (Dije con un hilo de voz e hice que él me abracé) Es horrible… Intento, te juro que lo intento, pero no puedo. (Hice una pausa, para respirar) Y se empieza a juntar todo, y… ¿Cómo carajo voy a ser feliz? (Sentí que acarició mi espalda y quiso hablar, pero no lo dejé) Y perdón, no vinimos a visitar a tú familia para que tengas que consolarme otra vez.
- (Se separó un poco de mí, tan solo un poco, ya que nuestras frentes estaban unidas. Secó mis lágrimas y me aferró a él por mi cintura, mis brazos rodeaban su cuello) A ver mi amor… (Suspiró) No me importa en donde sea, vos siempre sos importante, siempre… Acá o en la China, con ellos o con quién sea, vos sos mi novia y quiero verte bien, sabes que odio verte llorar, siempre, en dónde y con quién sea, yo te amo Paula, con mi vida. (Me besó y yo sonreí, solo un poco) No te escondas o reprimas.
- Primero… Te amo muchísimo. (Lo besé) Y segundo, sí me cansé yo de llorar, no me quiero imaginar vos.
- No imagines… (Rosó mi nariz con la suya) Dale, por favor. Deja de llorar, te mereces cosas lindas.
- Por eso te tengo a vos mi amor.
- (Sonrío y me besó) ¿Queres que vayamos a dar una vuelta? Así te despejas un poco.
- No, prefiero quedarme acá. (Hice una pausa) No podría volver a pasar por la plaza…
- Podemos ir para el otro lado, pero como quieras.
- Quedémonos acá.
- Pero sin llorar.
- (Suspiré y sequé mis lágrimas) Te amo mucho. ¿Sabes?
- Lo siento… Y me hace muy bien sentirlo, así como espero que vos sientas que yo te amo, y que te haga bien.
- Es lo más lindo que me pasó en la vida sentirlo. (Lo besé) Gracias.
- Sh. (Me calló de un beso y cayó sobre mí) ¿No lloras más?
- Capaz que tus besos me distraen y me hacen dejar de llorar.
- Aprovechadora.
- (Reí) ¿Qué? ¿No queres darme besos?
- Mmm…
- (Me separé de él y me senté en la cama, haciéndome la ofendida) Quedamos así eh.
- (Me abrazó por atrás, por el cuello) ¿Así cómo? (Preguntó riendo)
- Así, sin que mi novio tenga ganas de darme besos.
- Ay, ella.
- ¿Yo qué?
- Se enoja.
- Y con razón.
- (Rio y me besó la mejilla) Al menos haces chistes…
- Intento ponerle onda.
- Y me encanta Pau…
- Y a mí me encantaría que me quieras dar un beso. (Reímos y la tiré para atrás, haciendo que quede su espalda sobre mi pecho, y yo semi sentado contra el respaldo de mi cama) Pepe…
-  ¿Qué? (Preguntó y besó mi mejilla)
- ¿Cómo se hace?
- ¿Qué cosa?
- Superarlo. (Suspiré)
- (Hizo que quedemos acostados, enfrentados y corrió un mechón de pelo que caía sobre mi cara) Con el tiempo amor…
- ¿Cuánto tiempo más?
- Ojala pudiera responderte eso… (Hizo una pausa) Lo único que puedo asegurarte es que yo voy a estar con vos todo ese tiempo, el que sea necesario… (Acarició mi mejilla) Y siempre.
- ¿Me abrazas? Por favor. (Pepe me abrazó contra su pecho y yo me refugié en él)

Las mantas me tapaban, o nos tapaban y sus brazos me rodeaban.

- ¿Era necesario que lo sueñe? Te juro que fue demasiado real, y despertarme y caer en la realidad fue demasiado horrible. (Y ya no pude contener más las lágrimas)
- Tranquila hermosa. (Besó mi frente)
- Creí que cuando él estuviese preso todo iba a cesar.
- Lamentablemente los sentimientos del ser humano no son tan automáticos, más bien podemos decir que son súper complejos. (Sentí que corrió el pelo de mi cara, lo sentí porque tenía mis ojos cerrados) Pero capaz eso pueda ayudarte, y sinceramente, yo te veo, te siento mejor. Es normal que tengas bajones, pero en el día a día estás mejor, o al menos yo te siento así, sonreís más, te reís más. ¿Vos no te sentís mejor?
- A veces sí.
- Bueno, esas veces de a poco van a ser más.
- Eso espero.
- Vas a ver que sí.

Yo suspiré y tan solo dejé que él me mime, lo necesitaba, al menos por un rato.

Él era el único capaz de sanar un poco todo el dolor que hoy seguía conviviendo conmigo, todos los días, sí, estaba mejor, pero el dolor seguía ahí, latente, latiendo. Eran pocos los momentos en los que lograba apaciguarlo...

- (Levanté mi torso y lo besé) Gracias, no sé cómo haces, pero siempre me tranquilizas.
- Solo te mimo.
- Me encanta que lo hagas, me hace sentir muy bien, me tranquiliza, me sana.
- Sos muy linda, muy. (Me tomó por el mentón y me dio un beso)
- Al fin te dieron ganas de darme un beso. (Reímos y volvimos a besarnos) Te amo Pepe.
- Yo también te amo Pau. (Nos besamos y después de un ratito nos levantamos, Pepe se fue a bañar y yo ordené el cuarto, después preparé un almuerzo, porque aún no habíamos comido nada)

Pepe se había ido a comprar un par de cosas y yo estaba sola, siendo completamente sincera, quería salir corriendo, lo más lejos que mi cuerpo me lo permitiera.
Estar en ese lugar otra vez y sola me remontaba al dolor más profundo de todos.

Las lágrimas rodaban incansablemente por mis mejillas, humedeciéndolas.
Estar otra vez acá me había vuelto a desarmar, a separar las pocas piezas del rompecabezas de mi vida que había logrado unir.

‘Amor… ¿Te falta mucho?’

‘Un ratito. ¿Pasa algo?’

‘Me siento mal, pero no te preocupes’

‘Decime que pasa Pau, te conozco… No me mandarías un mensaje porque sí’

‘Nada Pepe, no te preocupes. En serio’

‘Si no me decís me voy a preocupar el doble’

‘Es lo de hoy, me hace mal estar acá sola…’

‘En un ratito vuelvo, te lo prometo’

‘Pero hace todo lo que necesites’

‘Me apuro así llego más rápido y te doy un abrazo de oso’

‘¿Te dije muchas veces que te amo?’

‘Sí, y me encanta que me lo digas. Yo también te amo’

viernes, 30 de agosto de 2013

Capítulo 61

Ya estábamos con mi familia, el reencuentro (O lo que haya sido) había sido de los más emocionantes que recordaba.

Pau estaba hablando con mamá en el living, papá ya dormía y Nico y yo estábamos en el cuarto que compartiríamos con Pau.

- ¿Ya son novios con Pau, no?
- (Reí) Ya te lo había contado.
- (Sonrío) Está mucho mejor que la otra vez.
- Sí, está mucho mejor. (Sonreí)
- Y vos también.
- ¿Sí?
- Sí Pepe, se hacen bien.
- Muy. (Volví a sonreír y suspiré) Pero hablemos de vos. ¿Cómo estás?
- Bien, acá… No sé.
- ¿Qué no sabes?
- Cómo estoy.
- ¿Cómo te sentís?
- Cómo siempre.
- ¿Entonces te sentís bien?
- Sí, creo.
- (Hice una pausa y me acerqué aún más a él) ¿Es mi impresión o me estás escondiendo algo?
- No Pepe.
- Te conozco Nico.
- (Suspiró) No quiero hablar.
- ¿Por qué? ¿Qué pasa?
- Tengo miedo.
- (Tomé su mano) ¿De qué?
- De que todo se termine. (Dijo con lágrimas en sus ojos y yo hice un esfuerzo enorme para no quebrarme  ante él, esa frase pronunciada por su voz llorosa me había partido al medio)
- Nada se va a terminar.
- Lo sabemos muy bien, los dos.
- Mira Nico, si hay algo que me enseñó Pau, y que me enseña todos los días, es que lo único que tenemos es el presente, el ahora, el hoy. (Hice una pausa) El pasado ya fue y el futuro no lo sabemos, hoy y ahora estamos los dos acá, bien, contentos de estar juntos otra vez, no pensemos en otra cosa.
- Pero aunque no esté ahora, el futuro va a llegar.
- Pero no sabes cómo va a ser.
- Sí lo sé.
- Nada está escrito, nada.
- El mío sí Pepe, desde el minuto uno.
- El de nadie, todos somos dueños de nuestro futuro.
- ¿Vos decís?
- Estoy seguro. Y no llores. (Lo abracé)

Después de distender la charla con Nico y que lo acompañara a dormir, inevitablemente algunas lágrimas se escaparon de mis ojos, la necesitaba a Pau, pero la encontré durmiendo hecha un bollito en el sillón.

- (Me arrodillé frente a ella y besé su cuello) Amor… (Susurré en su oído)
- ¿Qué? ¿Hay que levantarse? (Preguntó súper dormida y yo reí)
- No Pau, perdón que invadimos la pieza, te quedaste dormida en el sillón.
- Ah… (Se dio vuelta y volvió a acomodarse para dormir, y volví a reír) ¿Vamos a la cama amor?
- No quiero levantarme, tengo frío.
- Con más razón Pau, nos metemos en la cama. Dale.
- Ayudame.

Yo me levanté y le di la mano, la ayudé a levantarse y la abracé, así caminamos hasta el cuarto y ella luego de cambiarse (muy torpemente, estaba demasiado dormida) se metió en la cama…

- Veni conmigo Pepe. (Susurró, sin abrir sus ojos)
- Ya voy amor. (Respondí seco, pero sin querer)
- ¿Qué pasa?
- ¿Con qué?
- A vos, estoy dormida pero me doy cuenta de que estás raro.
- (Suspiré) No pasa nada Pau.
- No suspirarías.
- En serio Paula, basta.
- Está bien, como quieras. (Respondió enojada y se acomodó para dormir)

Yo salí del cuarto algo enojado, o más bien alterado, y me fui al baño, en donde después de cambiarme, lavé mi cara.

Me senté en la cama y posé mi mano en la espalda de Pau.

- Ya sé que no dormís. (Hice una pausa) Perdón si te traté mal, es algo que hablé con Nico y vos no tenes nada que ver, y perdón también por dejarte allá sola, encima te quedaste dormida. Perdón.
- Vení, abrazame que te perdono. (Yo reí y la abracé por la espalda) ¿Se puede saber que hablaste con Nico?
- Ahora no, quiero dormir.
- ¿Seguro?
- Sí Pau.
- Bueno, como prefieras. (Se acomodó sobre mi pecho y yo la abracé) Qué descanses.
- Vos también Pau, y perdón.
- Ya pasó Pepe.
- Te amo. (Besé su frente)
- Te amo… (Acarició mi mejilla y nos quedamos dormidos después de un rato)

Al día siguiente, cuando me desperté Pau seguía durmiendo a mi lado,  y estábamos solos.
Acomodé mi brazo alrededor de Pau, abrazándola por la espalda y allí me quedé, hasta que un rato después noté que se despertó y besé su nuca.

- Buen día mi amor.
- ¿Ahora sí hay que levantarse? (Reímos) Buen día.
- No necesariamente, estamos solos hasta tarde hoy, asique nos podemos quedar acá si queres.
- Por fas, ni ganas de levantarme.
- ¿Y de darme un beso? (Ella rio, se dio vuelta y me besó, pero después se acomodó sobre mi pecho y cerró sus ojos) ¿Queres seguir durmiendo?
- No, quiero mimos.
- ¿Pasa algo?
- Me desperté mimosa. ¿Está mal?
- (La tapé y comencé a jugar con su pelo) Desconfío un poco.
- Odio que me conozcas tanto. (Dijo por lo bajo)
- ¿Me contas qué pasa?
- Soñé con mi bebé. (Suspiró y se acurrucó aún más en mí) Pero no tengo ganas de ponerme peor, no me preguntes nada, por favor. Solo abrazame.
- (Besé su frente y la abracé lo más fuerte que pude) Perdón por traerte acá…
- No es tú culpa Pepe, y por favor no digas nada.

Ella llorisqueaba en silencio y yo la abrazaba.

- ¿Segura que no queres hablar? Capaz descargarte te haga bien. (Ella asintió con su cabeza) ¿Sí qué? ¿Qué estás segura o qué queres hablar?
- (Rio) No quiero hablar.
- ¿Segura?
- Sí.
- Bueno… (Acaricié su espalda) No llores más entonces.
- Es una herida que nunca pude terminar de cerrar, me duele, mucho… (Hizo una pausa) Y estar acá otra vez me hace removerlo todo.
- No tendríamos que haber venido…
- (Me interrumpió) No Pepe, soy yo, tengo que poder superarlo.
- Pero…
- No te sientas culpable, por favor.
- Pero vos no llores. (Ella suspiró y escondió su cara en mi pecho)
- Necesito hacerlo. (La abracé aún más fuerte y ella suspiró)

jueves, 29 de agosto de 2013

Capítulo 60

Hacía más de tres horas que estaba frente a la computadora, armando el informe para presentar en el juzgado, junto con la denuncia en contra del marido de Zaira, y otro para complicar aún más al Toro.

El escritorio estaba lleno de papeles, datos, y notas que había tomado de lo que me habían dicho ambas, a mi lado una taza de café.

- Buen día. (Escuché que dijo Pau, desde la puerta) ¿No fuiste a trabajar? (Preguntó bostezando)
- Buen día. (Respondí y me di vuelta para mirarla) Estoy trabajando desde acá.
- (Se acercó a mí y me dio un beso, pero yo la abracé por la cintura e hice que se siente sobre mis piernas) ¿Y qué estás haciendo?
- Cosas.
- ¿Qué cosas?
- No importan, no quiero contarte porque estás de buen humor. (La besé)
- ¿Sobre el Toro y Juan?
- Sí. (Hice una pausa) Pero no importa eso.
- Gracias por cuidarme. (Me besó) ¿Desayunaste?
- Solo tomé el café.
- ¿Queres que prepare algo para los dos?
- Mmm… Bueno, dale.
- Ya vengo entonces. (Me besó y se levantó, pero cuando se estaba yendo la llamé)
- Pau…
- ¿Qué?
- Siempre voy a cuidarte.
- (Sonrío) Te amo.
- (Me acerqué a ella y la abracé por la cintura) Yo también te amo. (Nos sonreímos y nos besamos)

Pau se fue a hacer el desayuno y yo dejé todo como estaba, para que podamos desayunar tranquilos.

Mientras ella se bañaba yo hice algo más y lo dejé así, seguiría mañana.

- ¡Pedro! (Dijo entrando al cuarto, sobresaltándome)
- ¿Qué pasa?
- Me llamaron de una agencia, quieren tomarme una prueba.
- ¿En serio amor?
- Sí. (Dijo sonriendo y dejándose caer en la cama)
- Te felicito hermosa. (Dije y me acosté a su lado para poder besar su mejilla)
- Gracias Pepe. (Hizo una pausa y giró su cabeza para mirarme) Por todo, no sería todo esto posible sin todo lo que hiciste por mí.
- No tenes que agradecerme nada Pau, con verte feliz me conformo.
- (Sonrío) Te amo tanto.
- Te amo mi amor. (Me besó)
- Gracias.
- Sh. (Volví a besarla) Contame más… ¿Qué agencia es?
- Una de modelos… Me presenté ahí hace unos días porque buscaban fotógrafos, y me llamaron. (Sonrío)
- Me alegro mucho Pau. (La besé) En serio, estoy seguro de que te van a tomar.
- Eso espero… Quiero trabajar, hacer algo, empezar a armar mi vida, además de ser tú pareja.
- Y lo estás logrando… ¿Viste que se podía?
- Eso creo.
- Sí amor… (La besé) En serio.
- Gracias.
- ¡Basta de agradecerme!
- Hiciste mucho por mí, y siempre te lo voy a agradecer.
- Prefiero que me llenes de besos.
- ¿Cómo? ¿Así? (Preguntó mientras besaba toda mi cara)
- Mejor imposible.

Era de noche, Pau ya estaba durmiendo, pero yo estaba demasiado desvelado, asique decidí levantarme y ponerme a trabajar, total mañana tampoco iría al estudio, porque al estar con esto, podía trabajar desde casa.

Otra vez la taza de café a mi lado, papeles y la computadora.

- Pepe. ¿Qué haces acá? (Preguntó bostezando y cayendo en la cama, yo reí)
- ¿Vos qué haces acá? Anda a dormir. (Dije girando la silla para poder mirarla)
- Veni conmigo. ¿Qué haces trabajando? ¡Son las tres y media de la mañana!
- No tenía sueño y me puse a hacer esto. Dale Pau, anda a la cama.
- Veni conmigo o me quedo acá.
- ¿Por qué así de terca?
- Porque si no estás durmiendo es porque algo de te pasa e intentas evadirlo con el trabajo, y no me lo niegues. Sé que es así. (Yo suspiré y no supe que responder) Sé que te cuesta hablar, y si no queres no es necesario que hablemos, además ya sé lo que te pasa. (Tomó mi mano) Pero veni conmigo así te puedo hacer unos mimitos y descansas que te va hacer bien.
- Pau…
- Pau nada, apagas la computadora y venís conmigo.

Yo no le respondí, hizo lo que me dijo y cuando me paré ella lo hizo detrás de mí y me abrazó por la espalda, hasta que llegamos al cuarto y nos acostamos.

- (Me abrazó por la espalda y besó mi nuca) Relajate y descansa.
- No puedo. (Dije a punto de quebrarme)
- Entonces descárgate, pero hace algo, no te guardes todo y te carcomas la mente.
- No sé qué hacer, te juro que no sé.
- Ir a verlo.
- Pero…
- Basta de ponerte peros, podemos ir ahora mismo si queres, y lo sabes.
- ¿Y tú entrevista con la agencia?
- Es la semana que viene. (Hizo una pausa) Dale, te llevas la compu y trabajas allá, te va a hacer muy bien.
- (Tomé su mano y le di un beso) Tengo miedo.
- ¿De qué?
- De que sea la última vez que lo vea.
- No pienses así mi amor, no tiene sentido… Anda y disfruta, no vayas a sufrir, anda a pasarla bien.
- ¿Cómo?
- Cambiando el modo de pensar.
- No puedo.
- Sí que podes Pepe… Si yo pude, vos también podes.
- (Suspiré) Perdón que te corte, pero no quiero seguir hablando.
- No pasa nada, te entiendo. (Hizo una pausa) Descansa, dale.
- Te amo, gracias.
- Sh, te amo.

Me dormí sintiendo la respiración de Pau chocando en mi nuca, sentirla así de cerca definitivamente me hacía bien.

Me desperté al día siguiente, sintiendo el sol entrar por la ventana, estaba solo en la cama, di media vuelta abrazando la almohada de Pau, me tapé y volví a cerrar mis ojos.

- Buen día... (Escuché que susurró, entrando al cuarto)
- Buen día. (Respondí súper dormido)
- Traje el desayuno. ¿Queres?
- Sos tan linda. (Abrí mis ojos y ella sonrío, se sentó a mi lado y dejo la bandeja frente a ella, yo con cuidado me senté)
- ¿Mejor?
- Eso creo, me hizo bien dormir igualmente.
- Te dije que te iba a hacer bien.
- (Le di un beso) ¿Vos venís conmigo, segura?
- No me lo tendrías ni que preguntar, y me encanta que ya sea un hecho.
- ¿Te soy completamente sincero? Sabes que me conoces más que nadie, que me conoces de verdad… (Hice una pausa y suspiré) Y sos a la única persona a la que me permito escuchar, que permito que llegue a mí y me aconseje, porque sé que sí lo haces, siempre va a ser para mí.
- Siempre, siempre.
- Siempre juntos. (Sonreímos y nos besamos)

miércoles, 28 de agosto de 2013

Capítulo 59

Después de que Pau nos ayudará con otros datos, decidimos terminar la reunión, al menos por esa tarde.
La acompañamos a Zai a su casa y luego fuimos a la nuestra, Pau se dirigió a la ducha, y yo la dejé un rato sola, a veces es bueno llorar en soledad.

Cuando salió yo estaba en el cuarto, mirando tele… O eso simulaba hacer. Ella se paró en el umbral de la puerta y me miró.

- ¿Necesitas una invitación especial para pasar? (Pregunté riendo y ella sonrío) Veni, dale.
- ¿No queres algo para comer?
- No, quiero que vengas conmigo. (Ella entró y se sentó a mi lado, sin decirle nada, la abracé e hice que se acueste, con su cabeza sobre mis piernas, mirándome a mí. Mi espalda se reposaba en el respaldo de la cama y mis piernas estiradas. Apagué la tele) ¿Estás mejor?
- Sí, perdón por reaccionar así… Pero removí demasiadas cosas, en concreto. Y fue horrible.
- No tenes que pedir perdón, vivís con las emociones muy a flor de piel, por todo lo que te pasó, es normal tú reacción. (Acaricié su pelo) Pero estás haciendo lo que tenes que hacer, esto no solo va a ayudar a que metamos en cana al marido de Zai, sino que va a complicar mucho más al Toro. (Hice una pausa y ella suspiró) En serio Pau, estás ayudando mucho.
- ¿Vos decís?
- Meses me llevaría investigar todo esto... Digamos que sos mi mano derecha en el caso, y lo mejor es que también todo esto te va a beneficiar a vos.
- No siento ningún beneficio.
- Espera a que todo se termine mi amor, tranquila.
- ¿Te acostas conmigo? Necesito un abrazo y unos mimos.
- Sabes que eso no tenes que preguntármelo. (Sonrío y me acosté a su lado, la abracé y ella se acomodó sobre mí) ¿Queres descansar un ratito?
- Con tus mimos me conformo.
- Mi novia mimosa. (Ella rio y yo me dediqué por un rato a tan solo mimarla)
- Perdón por lo de hoy, por lo de antes.
- Ya pasó Pau.
- Pero me siento una tarada.
- Hermosa… (Dijo abrazándome más fuerte) De verdad, ya pasó, te juro que hasta me dan ternura tus ataques.
- (Reí) Perdón, y gracias por entenderme.
- Te amo. (Besó mi mejilla y yo escondí mi cara en su hombro) Mucho, mucho. Aunque estés medio loquita… (Reímos) Y confía en vos, sos hermosa Paula, hermosa.
- Te amo Pepe, gracias. (Lo abracé más fuerte y me quebré)
- No llores. (Acarició mi espalda y yo reí)
- Soy muy llorona.
- No me había dado cuenta eh. (Volvimos a reír y me separé para poder besarlo)
- Exploto llorando, no puedo hacerlo de otro modo. (El secó mis lágrimas con besos y susurró, con nuestras frentes juntas)
- ¿De qué son estas lágrimas?
- De que no puedo creer que estés a mi lado, ni que me ames. (Hice una pausa y nos sonreímos) No puedo creer que un hombre como vos esté al lado mío.
- Sos lo más lindo que me pasó en la vida.
- Te amo mi amor.
- Te amo mi amor… (Nos sonreímos y nos besamos, por no sé cuánto tiempo, solo sé que fue mucho, pero es que cuando mis labios se unían a los suyos el tiempo volaba)

-

Cenamos y volvimos a la cama, estábamos sentados, enfrentados.

- Hace mucho que no hablas de tú hermano Pepe… ¿Cómo está?
- (Hice una pausa) Bien, igual… No sé.
- ¿No sabes o no queres decirme?
- Es que no quiero pensarlo.
- ¿En él no queres pensar?
- No, en lo que le pasa.
- Yo creo que les haría muy bien verse.
- Pero…
- ¿Qué?
- No sé, tengo miedo de no poder despedirme.
- ¡No lo pienses así!
- Es un tema que evado mucho, hasta para mí mismo… Me duele mucho Pau, no quiero hablarlo. Quiero evitarlo.
- Pero no lo evites a él.
- ¿Y cómo hago?
- Como hiciste siempre Pepe… Estando con él, desde tú lugar. (Hice una pausa) Disfrutalo, después te vas a arrepentir, y créeme que sé por qué te lo digo.
- Tengo miedo de no poder soportarlo.
- No pienses en el futuro, estás acá, ahora. No existe otra cosa que el presente.
- ¿Y qué hago Pau?
- Anda, visítalo… Está con él.
- Pero…
- Los peros te los pones vos solo Pepe, te hablo de verdad.
- (Suspiré y mis ojos se llenaron de lágrimas) No entiendo cuando me conociste tanto.
- (Sonreí) Cuando vos me conociste a mí. (Se acercó a mí y depositó un beso muy sentido en mis labios) Vos me das mucho a mí, y a veces necesito devolvértelo… Conozco tú mirada, hace días que no te veo bien, y supuse que era por Nico.
- (La abracé por la cintura) Me lo devolves todos los días amor. (La besé)
- (Rosó mi nariz con la suya) ¿Queres que vayamos a visitarlo? Yo puedo acompañarte.
- Vos vas a acompañarme. (Ella sonrío y yo la besé) Te amo.
- Te amo. (Volvimos a besarnos, y no sé cómo, terminamos haciéndonos cosquillas, ambos muertos de risa acostados en la cama)

Estábamos mirando una peli, una comedia, amaba compartir risas con ella.
La película estaba por terminar, yo la abracé y ella se acercó más a mí, apoyando su cabeza en mi hombro.

- (Apagué la tele y besé su frente) ¿Tenes sueño?
- Mmm… No. ¿Vos?
- Tampoco, y por eso pregunto.
- ¿Y qué hacemos?
- Y… Se me ocurren muchas cosas.
- ¿Cómo por ejemplo?
- Besarte, besarte o besarte.
- (Rio y besó mi cuello) ¿Y así nos va a dar sueño?
- Mmm… (Di una vuelta, quedando sobre ella) ¿A vos te interesa dormir?
- Creo que no… (Dijo histeriqueandome)
- No, hoy no me histeriquees, vas a jugar con fuego.
- ¿Y quién te dijo que no quiero quemarme?
- (Le di un beso) ¿Estás muy segura de que queres quemarte?
- Muy, muy. (Sonreímos y volvimos a besarnos)
- Quemo mucho eh.
- Sé que jamás me harías mal.
- Me encanta que lo sepas, y que sepas que sos la mujer más hermosa del mundo y que jamás miraría a otra.
- Me dijiste que eso ya había pasado. (Dijo bajando su mirada)
- No es un reproche tonta, solo te lo recuerdo. (La besé) En serio.
- ¿Seguro?
- Muy. (La besé)
- ¿Sí?
- Sí amor. (Volví a besarla) Nosotros estábamos otra cosa.
- ¿En qué? (Preguntó haciéndose la desentendida)
- En que querías quemarte…
- (Sonrío y me besó) Te amo Pepe.
- Te amo hermosa.

Sus besos, sus caricias, su cuerpo. Nuestro amor.

martes, 27 de agosto de 2013

Capítulo 58

Al día siguiente, me desperté y Pedro no estaba… Sabía que se había ido a trabajar, lo que no sabía era que me iba a llamar para que vaya a su estudio, sabía que era para hablar con Zai y sinceramente, no quería, no quería recordar más nada.

Después de perderme más de una vez, llegué y le envié un mensaje a Pepe, él me abrió por el portero eléctrico y subí por el ascensor.
Me atendió la secretaria y me indicó dónde era la oficina de Pedro. Yo entré, y una vez que cerré la puerta me acerqué a darle un beso.

- Hola hermosa.
- Hola. (Dije sentándome del otro lado del escritorio, frente a él)
- ¿Te costó mucho llegar?
- Demasiado. (Dije riendo) Pero llegué.
- Me encanta que te empieces a animar.
- Sí… Igualmente no quería venir.
- ¿No me extrañabas?
- (Reí) Sos un tarado, sabes por qué te lo digo.
- (Tomó mi mano y le dio un beso) Primero puedo pedir unos cafés y merendamos, Zai viene más tarde, digamos que te cite una hora antes porque quería verte.
- (Sonreí) ¿Vos no tenes que trabajar?
- Digamos que estás antes en mi lista de prioridades.
- (Sonreí y le di un beso) Sos muy lindo.
- Como vos. (Me besó) ¿Queres café?
- Dale.

Pedro se los pidió a su secretaría por un interno y luego de menos de cinco minutos ya teníamos los cafés allí.

- ¿Acá no saben que soy tu novia, no?
- ¿Por qué?
- Porque cuando escuchaste la puerta me soltaste la mano.
- ¿Te enojas?
- No, pregunto para no andar llenándote de besos acá.
- Nadie entra sin tocar la puerta, asique podes darme todos los besos que quieras… No me molesta que lo sepan, solo que nunca viniste, por ende, nunca te presenté… Y, digamos, que para la causa, es mejor que sea nuestro secreto, primero, porque acá no tengo amigos y no confío ciegamente en nadie, y segundo porque es mejor para la ética de la causa y todas esas cosas que no tienen sentido.
- Pero vos sos mí abogado…
- Pero nadie sabe que sos mi novia…
- ¿Y no lo van a saber? Cuando nos cruzamos con el Toro había un policía.
- Tampoco es un delito que seamos pareja eh. (Reímos) Solo que es mejor.
- Bueno, está bien. (Respondí algo molesta)
- No te enojes mi amor. (Dijo tomando mi mano) Sabes que no tengo ningún problema en gritarlo a los cuatro vientos.
- Pero no lo haces…
- Pau… ¿Vos me estás hablando en serio?
- ¿Te doy vergüenza?
- Hey. ¿Cómo vas a decir eso? (Se paró y se acercó a mí, agachándose frente a mí, con su mano hizo que lo miré) Jamás, jamás. Yo te amo, sos la mujer más hermosa que conocí en mi vida, jamás me darías vergüenza.
- Pero…
- Paula, te amo, sos mi novia, mi mujer, mi todo, y lo sabes muy bien.
- Pero acá seguro son todas como Silvina, que por suerte no me la crucé, yo soy un asco al lado de ellas.
- Vos sos la más hermosa del mundo, y no se discute. (Yo quise hablar pero él me interrumpió) No se discute dije.
- (Suspiré) ¿Me hablas en serio?
- (Se levantó e hizo que me levante, aferrándome a él por la cintura) ¿Cuántas veces tengo que recordarte que te amo con la vida? (Preguntó rosando mi nariz con la suya)
- Muchas, soy muy insegura, es que vengo acá y me sienta una nena de pecho, perdón.
- ¿Vos te viste ayer con mi camisa? ¿En serio te crees una nena de pecho? Sos una mujer demasiado hermosa… (Me besó) Y no me importa tanto que seas linda, aunque lo seas, y mucho… Yo me enamoré de vos, de tú interior, y jamás podría desenamorarme.
- (Choqué mi frente con la suya y bajé la mirada) Perdón, soy muy impulsiva, insegura, histérica…
- (Me besó) Hermosa sos. (Me abrazó y yo también lo hice)
- Ay, perdón.
- (Besó mi mejilla) No dudes más, por favor.
- (Hice una pausa, dejando caer una lágrima) Soy una tarada, perdón.
- No dudes más, ya está.
- Perdón.
- Te amo. (Dijo abrazándome más fuerte)
- Te amo Pepe. (Me separé de él, solo lo suficiente para poder besarlo)

Al rato llegó Zai, estábamos los tres sentados en el despacho de Pedro.

- Pau… (Dijo Pedro, tomando mi mano) Te necesito para esto. Por favor, decime todo lo que sepas, lo que te acuerdes, o lo que sea. Todo sirve. Mira esto… (Dijo acercándome su notebook, en donde había muchas fotos)
- ¿De dónde sacaron esto? (Pregunté algo shockeada)
- Se lo saqué a Juan. (Respondió Zai y yo suspiré)
- ¿Qué pasa? ¿Reconoces los lugares? ¿Qué es?
- Para Pepe, no me abrumes. (Dije intentando calmarlo)
- Tenes razón, perdón.

Comencé a pasar una a una las fotos y con cada una de ellas una nueva sensación horrible me invadía.
Pepe y Zai me miraban expectantes y yo no podía hablar.

- (Suspiré) Los conozco a todos esos lugares… (Hice una pausa) El primero es  a dónde mataron a mis papas… (Dije intentando tragarme las lágrimas, Pedro volvió a tomar mi mano y yo tomé aire) Y en los otros estuve yo, en uno poco tiempo, en el otro varios años, y el otro es el último.
- (Pedro se acercó a mí y me abrazó por la espalda, Zai seguía mirando sorprendida) Tranquila. (Besó mi hombro) ¿Queres un poco de agua?
- No, quiero irme.
- No te vas a ir así sola a casa. (Me abrazó más fuerte)
- Voy al baño entonces. (Me levanté y me dirigí al baño de la oficina)

-

- Zai. ¿Qué pasa?
- Nunca creí que iba a estar metido en algo así, creí que era solo conmigo. ¿Te das cuenta que estoy vestida con marcas caras a costa de que ella fue abusada durante años? (Dijo al borde de las lágrimas) Viví con una mierda peor de la que creía durante mucho tiempo. No lo puedo creer, te juro que no lo puedo creer. Me da asco, me da asco él, me doy asco por haber vivido en una mentira, me da asco saber lo que hizo.
- (Posé mi mano en su hombro) Tranquila, lo que pasó ya pasó, ahora que lo sabes estás haciendo lo que tenes que hacer, que es seguir adelante con esto y meterlo en cana. ¿Por qué vamos a seguir, no?
- Por favor. (Hizo una pausa) Voy a hablar con Pau, ya vengo.

-

Estaba en el baño, lavándome la cara cuando siento que Zai entra al baño.

- Perdón Pau.
- ¿Por qué?
- Porque viví muchos años a costa de tu sufrimiento, me visto con cosas carísimas porque creía que mi marido era un empresario. ¡No que estaba metido en esto! Perdón por no haberme dado cuenta… Perdón.
- No es tú culpa Zai, de verdad… Y si de algo te consuela, él nunca me hizo nada. Siempre fue su socio.
- Pero se repartían todo…
- Pero no es tú culpa, no te preocupes. (Dije y la abracé) Te quiero Zai.
- Yo también te quiero Pau. Perdón.
- No es tú culpa, basta.

lunes, 26 de agosto de 2013

Capítulo 57

Me desperté y tenía frío, despertarse casi desnuda en pleno invierno no era lo mejor, Pepe ya no estaba en el cuarto, escuchaba ruidos en la cocina, me puse su camisa y fui a buscarlo.

- Buen día. (Dije)
- (Me miró de arriba a abajo con una sonrisa demasiado pícara y yo reí) Buen día.
- No me mires así, me intimidas.
- Vos no te pongas mi camisa.
- ¿No te gusta cómo me queda?
- (Volvió a sonreír) Me encanta.
- (Sonreí mientras me hacía un rodete improvisado con mi pelo) ¿Y no pensas saludarme?
- Pasa que si te saludo y me acerco a vos no sé cómo terminamos.
- Mmm... ¿Tenes algo que hacer vos hoy?
- Sí, pero nada es tan importante cómo estar con vos.
- (Me acerqué a él, lo abracé por la espalda y besé su nuca) Sos muy lindo. ¿Sabías?
- (Se dio vuelta y me acorraló contra la pared) No tanto como vos. (Yo sonreí y él me besó) Me vuelve loco que me histeriquees.
- ¿Sí? (Pregunté tomándolo por la nuca)
- Lo sabes muy bien. (Reímos) Encima te haces un rodete.
- ¿Qué tiene que ver el rodete?
- Demasiado sexy, vos y que estés así. (Rosé mi nariz con la suya) Me volves loco, muy.
- Me encanta volverte loquito.
- Noto en tu cara el disfrute. (Volvimos a reír)
- Vos también lo disfrutas… (Dije jugando con el pelo de su nuca)
- Muchísimo.
- Entonces no te quejes.
- No me quejo, mientras no te me escapes.
- ¿Asique queres que me escape? (Pregunté provocándolo)
- No, no, por favor no. (Yo reí, rosé mis labios con los suyos y salí corriendo) Ah, no… (Dijo riendo y me siguió, hasta que me alcanzó y me abrazó por la espalda) No seas mala.
- (No podía parar de reír) Pensé que ibas a aguantar al menos un par de segundos.
- Paula… ¿Vos te viste al espejo? No me puedo resistir.
- No, no me vi. (Dije riendo)
- Mejor, así sos solo, solo mía.
- Sos un tarado. ¿Te vas a poner celoso de mí misma?
- Mmm… No sé. (Reímos y él me besó, sin dejarme escapatoria)
- Me encanta volverte loquito. (Dije y mordí su labio)
- (Me aferró a él, lo más fuerte que pudo y yo sonreí) Estamos a medio metro de la cama.
- ¿Y qué hacemos acá entonces?
- Mmm… Sinceramente no sé. (Respondió comenzando a desabrochar mi camisa, o la suya, y dirigiéndome a la cama, en dónde caímos e hicimos el amor)

- No te das una idea de lo mucho que te amo, ni de lo bien que me haces. (Susurró en mi oído)
- Te amo con mi vida Pedro, y vos me haces bien. (Tomé su mano, ya que me abrazaba por la espalda) No me sueltes nunca, por favor.
- Jamás, jamás. (Me abrazó más fuerte y besó mi cuello) Aunque me histeriquees.
- (Reí) Primero, sé que te encanta, y segundo te estaba hablando en serio.
- Yo también te lo dije en serio… Sobre todo lo del principio. (Reí) Te amo.
- Te amo mi amor.

-

Pau se había levantado a preparar algo para comer, y volver a la cama. Claramente ese sería el plan todo el día, hacer nada, solo mimarnos. Necesitaba que se sienta bien.

Comimos y nos quedamos mirando un rato la tele, ella sobre mi pecho… ¿Yo? Jugaba con su pelo, no sabía que estábamos mirando, tan solo estaba concentrado en ella.

Pau apagó la tele, y sin decirme nada, cerró sus ojos y me abrazó.

- ¿Qué pasa?
- Me gusta estar así con vos, y ninguno de los dos le estaba prestando atención a la tele.
- ¿Cómo te diste cuenta?
- Estás en otra Pepe, sos muy obvio. (Reímos)
- Estoy en vos…
- Me encanta.
- (Acaricié su brazo) Vos me encantas.
- (Sonrió y se levantó, tan solo un poco, para poder darme un beso) Y vos a mí. (Volvió a besarme)
- Me estás clavando los codos Pau.
- (Rio y se acostó a mi lado) Veni… (Y yo me acomodé frente a ella) ¿Estás mejor?
- Sí. (Reí y la besé)
- ¿No pensas salir de la cama en todo el día?
- Creí que ese era el plan.
- Mmm… Nunca me lo habías comunicado.
- Bueno, te lo comunico ahora. (Reímos) ¿Aceptas?
- Acepto. (Nos besamos) Pero con una condición…
- ¿Cuál?
- Muchos besos, mimos…
- ¿No los estás recibiendo?
- Quiero más, soy insaciable.

Yo reí y la abracé, haciendo que quede debajo de mí.

- ¿Qué tenes hoy con acorralarme y no dejarme salir?
- Mmm… No sé. ¿Miedo a que te escapes?
- Sabes que jamás lo haría.
- (Rosé mi nariz con la suya y la besé) Por las dudas, me encanta la idea de sentirte mía. (Y me apuré antes de que ella me responda) Y no te lo tomes mal, por fas.
- (Negó con su cabeza) Me encanta ser tuya, ser tú mujer… O intentarlo.
- Sh, lo sos, y la mujer más hermosa que conocí en mi vida, te lo aseguro.
- Te amo con todo mi alma Pepe.
- Te amo mi amor. (Nos besamos, por un largo rato y ella quedó otra vez sobre mí)
- ¿Podemos dormir un ratito?
- Sos tan vaguita.
- (Rio) Por favor.
- Está bien… Pero quedate acá.
- Nunca me iría. (Besó mi cuello y yo su frente)

Más tarde, cuando Pau se despertó…

- Buenas noches princesa.
- (Rio) ¿Tan tarde es?
- No, es solo para que te asustes.
- Tarado. ¿Qué hora es?
- Las cinco.
- Ah… ¿Puedo seguir durmiendo entonces? (Reímos y nos besamos)

Merendamos y volvimos a la cama, el plan era ese y nada más que ese.

- Gracias.
- ¿Por?
- Porque me cambiaste el humor, me hiciste olvidar de todo. Sos lo más lindo del mundo. (Me dijo tomándome por las mejillas y me besó) Gracias.
- Sh, no tenes nada que agradecer. (La besé) Y me encanta saber que logré lo que quería.
- Te amo, gracias, gracias, gracias. (Volvió a besarme)
- Te amo hermosa. (Nos besamos) Y siempre que lo necesites voy a estar.
- Sos el único que me hace sonreír.
- Espero ser siempre quien te haga sonreír.
- Estoy segura de que sí. Gracias, de verdad.
- Basta de agradecerme che, me encanta pasar todo el día así con vos, y llenarte de besos. Ah, y que te pongas mis camisas. (Reímos)
- Me las voy a poner más seguido entonces.
- Vos sabes cuál es el final de eso.
- Y me encanta ese final. (Sonreímos y nos besamos)

-----------

Mención especial que me olvidé de hacer ayer a Luni, gracias por la idea y por destabarme, el capítulo de ayer lo escribí esa noche que hablamos, jaja! Gracias :) @EpiInspirados

domingo, 25 de agosto de 2013

Capítulo 56

'Zai... ¿Te venís el lunes a tomar mates a casa?'
'Pau, no hace falta usar el mate de excusa, pero sí'
'Perdón, pero le pregunté a Pepe por qué se había retrasado ayer y me dijo que era algo sobre vos, pero no quiso contarme nada, todo bien si no queres hablar conmigo, tampoco sé si nos conocemos tanto como para que confies en mí'
'Pau, sos una de las poquísimas personas que tengo, y confío en vos. Te prometo que el lunes estoy ahí y te cuento todo'

- Es muy difícil Pau.
- (Tomé su mano) Créeme que yo también tengo una historia muy difícil atrás, podes confiar en mí, tranquila.
- Es que... (Hizo una pausa, casi temblando)
- Tranqui Zai. ¿Queres un vaso de agua?
- No, necesito largarlo de una vez.
- Entonces hacelo.
- Mi marido… (Suspiró) Mi marido… Me pega, me pegaba, me obligaba a estar con él. (Confesó ahogada en lágrimas y yo la abracé) Por eso terminé la secundaria con vos, por eso le pedí ayuda  Pedro. (Hizo una pausa) Me muero de vergüenza.
- (Froté su espalda y la abracé más fuerte) No, no tengas vergüenza… Créeme que conmigo no tenes por qué tenerla.
- Pero… Es horrible.
- Lo sé Zai, pero lo importante es que pudiste hablar. (Me separé un poco de ella) Es lo mejor que pudiste haber hecho.
- Me costó mucho.
- Pero lo hiciste, tranquila. (Hice una pausa) ¿Él dónde está ahora?
- No sé, me fui a lo de mis viejos, estoy ahí… Casi custodiada por ellos.
- Estás protegida, es lo importante.
- ¿Puedo preguntarte por qué no te sorprende?

Y en ese momento llegó Pedro… ¿Me salvó? No sabía si estaba preparada para contárselo.

- Hola… (Dijo y me dio un beso, luego la saludó a Zai) Creo que no llegó en el mejor momento. ¿No?
- Digamos que no.... (Reímos los tres)
- Si quieren las dejo un rato solas, pero igualmente necesito hablar con vos. (Le dijo a Zai)
- Quedate si queres. (Dijo Zai)
- ¿No molesto?
- No.
- Mmm… Bueno.

Pedro se sentó a mi lado y después de hablar un rato más con Zai, él comenzó a preguntarle cosas que servirían para el caso.
Cuando Zaira nombró a su marido una sensación horrible me recorrió el cuerpo, me paré y comencé a caminar de una punta del living a la otra.

- Pau. ¿Qué pasa?
- Es que… (Apoyé mi espalda y mi cabeza contra la pared y suspiré, cerrando mis ojos)
- ¿Tiene que ver con el Toro?
- Era su socio, o es. O no sé. (Dije cerrando aún más fuerte mis ojos, para dejar caer algunas lágrimas)
- No entiendo. (Dijo Zai)
- ¿No lo sabe? (Preguntó Pepe, y yo negué con mi cabeza) Contáselo Pau.
- Pero…
- ¿Qué pasa Pau? (Yo volví a suspirar, y me senté en donde estaba antes)
- Pasa que… (Y sentí la mano de Pepe en mi espalda, lo cual de algún modo me daba fuerzas para poder hablar) Tú marido era o es el socio del hombre que me abusó durante diez años, de quién mató a mis viejos delante de mí cuando era una nena, y de quién quedé embarazada, y me quise escapar, Pepe me salvó, y después hizo que pierda a nuestro bebé. (Confesé ahogada en lágrimas)
- ¿Vos me estás hablando en serio? (Yo asentí con mi cabeza) ¿Por eso no te sorprendió todo lo que me pasó, no?
- Sí… (Dije casi sin voz por el llanto)
- (Pepe apoyó su mentón en mi hombro y me abrazó por la espalda) No lloren, ninguna de las dos… (Besó mi mejilla) Aprovechemos esto para poder meterlos en cana a los dos, vos Pau seguro podes darnos información sobre Juan… ¿Vos lo conoces?
- (Suspiré) Para Pepe, no puedo ni hablar.
- Está bien, perdón. ¿Queres un poco de agua?
- No, gracias.
- (Zai tomó mi mano) No lo puedo creer.
- Yo tampoco.
- ¿Vos lo conoces al Toro? (Pregunté)
- Sí, es el testigo de mi casamiento.
- ¿En serio?
- Sí. (Suspiró) ¿Él dónde está ahora?
- Detenido. (Respondió Pepe)

Zai se había ido, Pepe la acompañó a su casa.

¿Yo? No lo podía creer, me sentía rara, y muerta de miedo otra vez. Sabía que ese tal Juan era igual de sínico que el Toro.
¿Por qué volvía a tocarme todo esto de cerca? ¿Por qué? ¿Para qué? ¡No lo soportaba más!

Miraba por la ventana, intentando tranquilizarme, y cuando entró Pedro me asusté.

- Tranquila, soy yo.
- Perdón. (Dije volviendo mi vista a la ventana)
- ¿Te dejo sola?
- Me da igual.
- (Me abrazó por la espalda) ¿Qué pasa?
- Que necesito que todo se termine, no que siga. No puedo más.
- Pero… (Suspiró) Así vamos a hacer que más rápido se termine todo, yo las voy a ayudar, te voy a ayudar. Lo sabes. (Besó mi nuca y yo cerré mis ojos) Me podes ayudar mucho en este caso, estoy seguro.
- No hablemos de eso ahora, por favor.
- Pero…
- Por favor Pepe. Necesito distraerme un poco.
- Bueno, está bien. (Me abrazó más fuerte) Vos no llores.
- Eso intento, pero creí que por fin era libre.
- ¿Él te hizo algo a vos?
- No, solo sé que hacían negocios juntos, con nosotras.
- ¿Vos estabas con otras chicas?
- No, yo era su preferida, y me tenía sola, para él y para los viejos asquerosos. (Respondí casi sin voz por el llanto)
- (Hizo que de media vuelta y me abrazó, haciendo que esconda mi cara en su pecho) Tranquila mi amor… (Besó mi frente) Tranquila, ahora estás conmigo. (Me abrazó más fuerte) Y siempre va a ser así.
- ¿Por qué no podemos ser felices? ¿Por qué no puedo ser feliz? Ya ni siquiera sé si quiero felicidad, con un poco de paz me conformo.
- ¿Vos queres paz?
- La necesito.
- ¿Dormir un ratito juntos? ¿Darnos un baño de inversión? ¿Salir a caminar?
- Vos y tus mimos.
- Entonces veni Pau…

Abrazada a él me dirigió a la cama y allí nos acostamos, yo me refugiaba en su pecho y él acariciaba mi pelo.

- No llores más, dale.
- ¿Cómo?
- Sonriendo.
- No puedo, te juro que no puedo.
- Sí que podes, y lo sabes. Ya lo hiciste.
- Porque creí que estaba empezando a terminarse todo, y no. Vuelve la pesadilla.
- Tienen al mejor abogado de todos, teneme  fé de que todo se va a terminar rápido. (Dijo riendo y yo también reí)
- Te amo mucho mejor abogado del universo. (Dije riendo)
- (Besó mi frente) Yo también te amo mucho, y más cuándo te reís.
 

sábado, 24 de agosto de 2013

Capítulo 55

Cuando llegamos a casa, Pau se puso a preparar café mientras yo buscaba unos chocolates que tenía escondidos.

Estábamos los dos en el suelo (Sí, en el suelo) más precisamente, sobre la alfombra del living, a nuestro alrededor las tazas de café ya vacías y los envoltorios de los chocolates.
Ella sentada con su espalda contra el modular y yo la mía contra el sillón.

El reloj marcaba las tres de la mañana y nosotros seguíamos charlando, amaba hacerlo con ella. Amaba conocerla todos los días un poco más.

- Ya estás muy chinita… (Dije riendo) Vamos a dormir, dale.
- Pero me gusta charlar con vos.
- A mí también Pau, me encanta, pero tenemos toda la vida para hacerlo.
- Pero a mí la vida me enseñó que lo único que hay es el presente.
- Mmm… En eso coincido con vos. (Me acerqué a ella) Pero podemos ir a la cama…
- Eso me tienta, ya estoy incomoda acá.
- (Me levanté y le di la mano para que ella también lo haga) Entonces vamos.

Estábamos en el cuarto, ella acostada y yo sentado.

- (Se acomodó de costado, mirándome) Pepe…
- ¿Qué Pau?
- ¿No tenes miedo de que de repente todo se termine?
- (Me acosté para estar más cerca de ella) No.
- Pero…
- Pero nada, disfrutemos del presente, como dijiste vos, no hay otra cosa que no sea el ahora, y además, estoy seguro de que lo nuestro va a ser eterno. ¿Vos no lo sentís así?
- (Suspiró) Sí, pero la vida no está escrita, y nadie sabe si no puede ser nuestro último presente.
- Che, no pienses así.
- Perdón, es que me agarró una sensación muy fea.
- ¿Si te abrazo se irá?
- Mmm… No sé.
- ¿Puedo probar?
- Por favor.

Yo sonreí y la abracé contra mi pecho.

- Te amo, para siempre.
- (Besó mi pecho) Igual que yo a vos. (Besé su cabeza y después de un rato, pregunté)
- ¿Mejor?
- Sí, gracias mi amor.
- (La abracé más fuerte) Descansa hermosa.
- Vos también Pepe.

Al día siguiente, me desperté y ella seguía durmiendo en mis brazos, sonreí al verla allí y besé sentidamente su frente. Acomodé las mantas y volví a cerrar mis ojos, aún era temprano, aunque, no logré volver a dormirme.

No sé por qué, se me vino a la mente lo que Pau me había dicho anoche, y además me di cuenta de que no fue algo del momento, porque en la plaza también me había dicho algo así.
Sí de algo estaba seguro era de que quería que esto dure para siempre, quería que todas las mañanas fueran así, juntos.
¿Por qué me lo había dicho? ¿Por qué lo sentía así?

Suspiré y apoyé mi mentón en su cabeza, prometiéndome a mí mismo que no la alejaría de mí, ni que dejaría que se aleje de mí. Prometiéndome que no dejaría que nos separen, nada ni nadie.

Se habían hecho las nueve, y yo tenía que ir al juzgado a buscar unos papeles de un juicio de divorcio que arrancaría la semana que viene, con cuidado salí de la cama y después de dejarle un cartelito a Pau en la mesita de luz que decía ‘Qué tengas un buen día mi amor, te amo y para siempre’ me bañé, desayuné y salí de casa.

-

Me desperté y sonreí al ver el cartelito que reposaba en mi mesita de luz, prendí mi celu y se lo respondí mediante un mensajito.

‘Qué vos también lo tengas, te amo, lo sabes… Y para siempre’

Di media vuelta y quedé boca arriba, mirando el techo…

‘¿Volves muy tarde?’

Me levanté y después de bañarme, desayuné.

‘En una horita estaré por allá, se me atrasó todo. Perdón’

‘No hay problema, solo quería saber’

Busqué la memoria de la cámara y salí rumbo al centro, a algún negocio donde pudieran imprimirme aquella foto que ayer nos habíamos sacado con Pepe.
Pedí dos copias, una que pondría en un portarretratos que acababa de comprar en aquel mismo negocio, y otra que me guardaría para mí.
El portarretratos lo puse en la mesita de luz, del lado que él dormía, y la otra foto la guardé en una caja, en la cual guardaba los pocos recuerdos que tenía de mi vida.

- (Me abrazó por la espalda mientras yo cocinaba, sorprendiéndome) Qué lindo eso que hiciste.
- (Sonreí) ¿Te gustó?
- Mucho. (Besó mi mejilla) Casi tanto como me gustas vos. (Reímos) ¿Pongo la mesa?
- Dale.

Después de almorzar, le pregunté tan solo por curiosidad…

- ¿Puedo saber por qué te retrasaste?
- ¿Qué pasa? ¿Celos Chaves?
- (Reí) Sos un tarado, solo pregunté por curiosidad.
- Un caso nuevo, complicado.
- ¿Sobre?
- (Hizo una pausa) Te lo tiene que contar ella.
- ¿Quién?
- Zaira.
- ¿Zaira? ¿Qué le pasó?
- Habla con ella.
- Pero…
- No te lo puedo decir yo Pau.
- Está bien. (Respondí enojada y preocupada)
- No te enojes, por favor, es algo muy delicado.
- No, no me enojo.
- Te conozco. (Y yo no respondí) ¿A vos te gustaría que alguien ande contando tú historia?
- No.
- Entonces respeta la de ella.
- Me preocupas.
- Habla con ella.
- (Suspiré) Está bien.
- (Me besó) ¿Podemos pasar una linda tarde? Por favor.
- (Hice una pausa) Sí, perdón.
- Igualmente habla con ella, vas a poder ayudarla. Estoy seguro.
- ¿Sí?
- Sí. (Me besó)
- Bueno… Pero me preocupas más.
- No creo que hoy puedan hablar. Pero ella está bien, no te preocupes.

Capítulo 54

Pasaron varios meses, y yo me había recibido. No lo podía creer, era una locura demasiado loca. (Valga la redundancia) ¡Tenía el secundario terminado!

Pedro me esperaba en la puerta, junto a Zai, persona con la que en este último tiempo había compartido muchas cosas, ella se había recibido la semana anterior.
Huevos, harina… ¡Y el título secundario!

- Gracias Pepe… (Dije cuando llegamos a casa e intentaba quitar el engrudo de mi pelo) En serio.
- ¡Basta de agradecerme! Fue todo merito tuyo.
- Si no fuese por vos no hubiese podido hacer nada.
- No vamos a discutir esto. (Reímos) Ahora te vas a bañar y después salimos a festejar.
- Te amo. (Lo besé)
- Yo también te amo, aunque estés hecha un engrudo.
- Vos generaste esto eh. (Respondí riendo)
- Hay que festejar mi amor.
- (Sonreí) Me encanta cuando se te escapan esos mi amor.
- (Me besó) Es lo que sos, mi amor. (Volví a sonreír)

Caminábamos en dirección a un bar, en donde almorzaríamos.

- ¿Te gustaría hacer algo ahora?
- Trabajar.
- Mmm… ¿No te gustaría hacer algo relacionado a la fotografía?
- Pero no sé nada.
- Pero podes saberlo con algún curso.
- No Pepe, basta de seguir viviendo de arriba.
- ¡Basta con eso Pau! No vivís de arriba, sos mi novia, mi mujer.
- Pero…
- Pero nada, no quiero que labures de algo que no te guste, dale, hace un curso o algo así relacionado a la fotografía.
- No tengo cámara, ni plata, ni nada.
- ¿Podes dejar de ser tan terca? Mi cámara es profesional, y créeme que no tengo ningún tipo de problema en que la uses.
- ¿Seguro?
- Sí Pau.
- ¿Y cómo te voy a agradecer todo esto?
- Amándome, y dejando que te ame.
- (Sonreí) Toda la vida. (Tomé su mano, la que estaba apoyada en la mesa)

Había hecho un curso acelerado, es decir, yendo todos los días, asique ya tenía una especie de título de ‘Fotógrafa’


Era demasiado loco como mi vida había cambiado tanto en tan poco tiempo, pero esa locura era un hecho, y me hacía bien.

- Amor…
- ¿Qué? (Pregunté desde el cuarto)
- ¿Queres que vayamos a comer afuera?
- Mmm… Bueno, dale. Espera que termino de probar algo con la cámara.
- (Entró al cuarto) ¿Qué probas?
- Unas cosas del diafragma. ¿Te puedo sacar una foto?
- ¿Sería tú modelo?
- (Reí) Algo así, dale.

Le saqué un par de fotos, con distintas aperturas del diafragma, aunque, en realidad, estaba probando sacar fotos con poca luz…

- Pone que saque fotos sola, quiero una foto los dos juntos.
- Dale. (Puse ese modo y la deje sobre un estante, Pepe me abrazó por la espalda y besó mi mejilla, yo sonreía. Agarré la cámara y miré la foto)
- Me encanta.
- A mí también. (Nos dimos un beso) ¿Vamos?
- Vamos.

Apagué la cámara, la dejé en su estuche y después de ponerme un saquito, salimos.

Cuando salimos de cenar me propuso ir a dar una vuelta por la ciudad, a lo cual acepté.
Íbamos caminando de la mano, y llegamos a una plaza.

- ¿Qué se supone que vamos a hacer acá?
- (Rio) Pasar un ratito, en vez de estar encerrados, acá. ¿No queres?
- Mmm… Sí, bueno. (Respondí no muy convencida)
- Ay, perdón, perdón. No quería…
- Ya está Pepe, no lo hiciste a propósito, es algo mío. (Hice una pausa) Veni, vamos a sentarnos.
- ¿Segura?
- Sí. (Caminamos hasta un banquito, y allí nos sentamos, enfrentados, con las piernas cruzadas)
- (Miró el reloj y sonrío) Son las doce y cinco, hoy hace cinco meses que nos conocimos.
- ¿En serio?
- Muy en serio. (Sonreí y me besó)
- (Lo abracé por el cuello y él lo hizo por mi cintura) Hace cinco meses que me salvaste. (Lo besé) Gracias mi amor.
- (Me besó y rosó mi nariz con la suya) A vos por aparecer en mi vida.
- Fue lo mejor que me pasó en la vida, en realidad fue al revés, vos apareciste en la mía.
- Los dos en la de los dos. (Sonreímos)
- Te amo, con todo mi alma.
- Te amo princesa… (Reímos) Te amo. (Nos besamos y me abrazó contra su pecho, pero terminé acostada en el banco, con mi cabeza sobre sus piernas, mirándolo)
- Quisiera que esto dure para siempre, casi tanto como una eternidad. (Y busqué su mano para entrelazar nuestros dedos y besar su mano)
- Para siempre. (Sentí que acarició mi cuello y yo le sonreí) Te lo prometo.

Había pasado un rato, y mientras él me mimaba, yo observaba el cielo, e intentaba encontrarlos en alguna estrella…

A pesar de sentir algo de angustia y de nostalgia, me sentía en paz. Estar así con él era todo lo que necesitaba.

- ¿Estás bien? (Susurró)
- Sí… ¿Por?
- No sé, tenes una expresión rara en la cara.
- Es que mirar el cielo me pone un poquito nostálgica, y busco a personitas que extraño y necesito, en alguna estrella.
- ¿Viste que algo pasaba?
- Vos me preguntaste si estaba bien, y te dije que sí… Estoy bien, estar con vos hace así es lo único que necesito.
- ¿Segura?
- Sí Pepe, segura.
- ¿Y no estarías mejor si venís más cerquita? (Sonreí y me senté sobre sus piernas para poder besarlo)
- ¿Queres que volvamos? (Pregunté abrazándolo por su cuello)
- Como quieras.
- Es que tengo un poquito de frío, pero si me abrazas capaz se me pasa.
- (Sus brazos me rodearon y volvimos a besarnos) ¿Puedo decirte algo que hace mucho quiero decirte?
- ¿Bueno o malo?
- Muy bueno.
- No tenes ni que pedir permiso para eso.
- (Sonrío) Tenes la mirada distinta, ya no está tan cargada de angustia como antes, y me encanta sentirte un poquito feliz.
- (Sonreí y rosé mi nariz con la suya) Sentite totalmente responsable de que esto sea así.
- Te amo Pau…
- Te amo Pepe… (Nos besamos, por un largo rato, y decidimos volver)

viernes, 23 de agosto de 2013

Capítulo 53

Se suponía que no tenía que ocurrir, pero me crucé con el Toro en la fiscalía...
- Paulita...
- Vamos Pau. (Susurró Pepe en mi oído, tomándome de la mano, y yo nunca levanté la vista, tan solo lo seguí)
- ¿Tan rápido te vas a ir? ¿No queres que charlemos un ratito?
- No. (Y levanté mi vista) No tengo nada que hablar con vos.
- ¿Segura?
- Sí.
- Vamos Pau, dale.
- Ay, mira cómo te cuida, tanto amor me da nauseas.
- ¿Será que vos no sabes lo que es eso, no?
- ¿Y vos sí lo sabes pendeja? Es el primer hombre al que supuestamente amas, vamos a ver cuánto les dura el amor.
- ¿Y vos lo sabes? ¡Mataste a tu propio hijo! (Dije quebrándome y Pedro apretó más fuerte mi mano) Sos tan mierda. ¡Tan!
- Vos sos igual que yo.
- No, estás muy equivocado.
- ¿Se lo puede llevar? (Preguntó Pedro, dirigiéndose al policía, éste no respondió, tan solo comenzó a llevárselo a la fuerza y Pedro emprendió camino en dirección a la salida, tironeándome para que lo siga y no escuche las cosas horribles que el Toro me gritaba)
Una vez afuera lo abracé y me dejé refugiar en sus brazos, en él. Cada vez que sentía tan cerca a esa lacra una sensación horrible invadía mi cuerpo, y no se iba con nada.

- No llores hermosa.
- Es horrible todo esto.
- Ya lo sé, pero de a poco se está terminando.
- Pero... ¿Sabes lo que pasa? (Pregunté separándome un poco de él) Nadie va a poder terminar con todo el dolor que siento, nadie va a poder devolverme todos los años de mi vida que me robó. ¡Nadie va a poder devolverme ni a mis papas ni a mi hijo!
Y antes de que termine de hablar y me quebrara aún más, me abrazó y acarició mi espalda.
- Pero no estás sola. (Besó mi cabeza) ¿No estás mejor ahora?
- No sé.
- Yo te noto un poquito mejor que antes, y cuando te quieras dar cuenta ya vas a haber terminado de transitar todo ese dolor que tenes, estoy seguro.
- Eso espero.
- Confia Pau.
- En el único que confio es en vos.
- Entonces créeme.
- Eso intento. (Besó mi frente) ¿Vamos a casa? Por favor.
- Primero mirame... (Yo me separé un poco de él y me tomó por las mejillas, secó mis lágrimas y sin soltarme chocó mi frente con la suya) No llores más. (Susurró y me besó con mucha suavidad)
- Gracias.
- Sh. (Volvimos a besarnos y abrazados fuimos hasta el auto)
En casa, directamente fui al cuarto y me dejé caer en la cama, necesitaba tranquilizarme, dormir.

- Pau...
- ¿Qué? (Pregunté)
- No te vengas acá a llorar, dale.
- Quiero dormir, necesito tranquilizarme, así después me pongo a estudiar, porque así no puedo.
- ¿No queres que vayamos al balcón a tomar mate?
- Mmm...
- Dale, no te encierres.
- Es que...
- ¡Es que nada! (Dijo haciendo que me siente, y luego me dio la mano para que me pare, yo sonreí y lo hice) Así me gusta. (Volví a sonreír y lo besé)
- ¿Podemos ir a comprar facturas?
- No puedo creer que me lo estés proponiendo vos.
- Bueno che.
- Me encanta. (Sonreí)

Después de comprar algunas medialunas, nos encontrábamos en el balcón comiendo y tomando mate.

- Pepe.
- ¿Qué?
- ¿Tengo que volver?
- Sinceramente no sé, depende de cómo se den las cosas, pero voy a hacer todo lo posible para que no tengas que volver. (Hizo una pausa) Pero no pienses en eso…
- Es como que todavía me cuesta dejar de pensar en él, y en que puede volver a hacerme mal.
- Intenta sacarte eso de la cabeza. Te vas a sentir mejor, más libre, más tranquila.
- ¿Cómo hago?
- Ahora, por ejemplo, disfrutando de este momento y no pensando si tenes que volver o no.
- (Suspiré) Me cuesta, bastante.
- Mmm… (Corrió la bandeja del medio y se acercó a mí) Puedo ayudarte, claro que si queres.
- ¿Cómo?
- (Rosó mi nariz con la suya, tomándome por las mejillas) Así… (Sonrío y me besó, yo, además de responder a aquel beso, lo abracé por la cintura, lo atraje hacía mí y me tiré sobre él) ¿Funciona?
- A la perfección. (Dije sonriendo y lo besé)

Él estaba sentado con las piernas cruzadas contra la pared, yo sobre él, con mi espalda reposada sobre su pecho. Sus brazos rodeaban mi cintura y sus manos estaban sobre mi panza, yo jugaba con sus dedos.

Ninguno de los decía nada, tan solo observábamos el amanecer en la ciudad.

Sentía el suave viento rosando en mi cara y su respiración tibia en mi sien. Sus brazos me rodeaban, me protegían. No necesitaba más.

- (Cerré mis ojos y suspiré) Te amo Pepe.
- (Besó sentidamente mi sien y susurró en mi oído) Te amo bonita.

El sol ya se había escondido por completo, y comenzaba a hacer frío, asique decidimos entrar.

- ¿Vas a estudiar?
- Eso debería, pero te juro que no tengo ganas.
- Un ratito, te prometo que te espero con algo rico para comer y nos acostamos temprano.
- Mmm… Bueno, sinceramente tengo la cabeza en otro lado, pero lo intento.
- ¿Y se puede saber en dónde tenes la cabeza?
- En vos.
- (Me besó) Sos muy tierna. (Sonreí y volví a besarme) Te permito que solo me saques de tus pensamientos mientras estudias, ni antes ni después.
- Prometo que no.

Estudié un poco, bah, subrayé cosas que no había leído aún, y siendo completamente sincera, se me partía la cabeza, cené casi en silencio y me fui a acostar, aunque insistí en ayudarlo con los platos, el me obligó a acostarme.

- ¿Un ibuprofeno? (Preguntó ofreciéndomelo)
- Amo tanto que me cuides.
- (Sonrío) Pienso hacerlo toda la vida.
- El ibuprofeno y poder llenarte de besos. (Se acercó a mí y me dio un beso) Gracias. (Tomé la pastilla y dejé el vaso a un lado) Veni a acostarte, por favor.
- Voy al baño y vengo.
- Apurate.
- ¿Pasa algo?
- Quiero llenarte de besos, ya te lo dije.
- ¿Segura que no pasa nada más?
- Segurísima.
- Entonces ya vengo. (Me besó y se fue)


jueves, 22 de agosto de 2013

Capítulo 52

Pasó un mes, y ya había terminado de rendir todo cuarto… Había aprobado todo, sinceramente, no lo podía creer, y aunque vivía estudiando me sentía bien, bah, hasta hoy.

No sé por qué mientras comenzaba a leer Historia de quinto comencé a recordar todo (En realidad sí sé por qué) Porque están comenzando las indagatorias y esas cosas que no entiendo con el Toro y me hace remover absolutamente todo, pensar que si no fuese por él ahora no estaría estudiando, ni sería tan infeliz, me hacía mierda.

El resaltador abierto sobre la hoja, la cual tan solo tenía dos frases resaltadas, y yo sosteniendo mi cabeza con mis brazos, los cuales estaban apoyados con sus codos sobre el escritorio, de espaldas a la puerta.

- Pau… ¿Queres un poco de compañía?
- No Pepe, gracias. Anda… (Respondí intentando disimular el llanto)
- ¿Un abrazo tampoco? (Yo reí y él entró al cuarto, rodeo mi cuello con sus brazos y apoyó su mentón en mi hombro) ¿Qué pasa bonita? (Besó mi mejilla y yo suspiré)
- No sé, un bajón.
- A ver… ¿Me dejas un lugarcito? (Yo me levanté y me senté en la cama de enfrente) ¿Ahí? (Asentí con mi cabeza y me acomodé, con mi espalda contra la pared, él se sentó a mi lado y yo apoyé mi cabeza en su hombro) ¿Me contas que pasa?
- Nada, es eso…
- (Besó mi frente) ¿Unos mimitos te harán sentir mejor?
- En la cama, tapados, por favor.
- Suena muy tentador.
- Te extraño, necesito tus besos… (Dije y moví mi cabeza, para mirarlo)
- (Sonrío y me besó) Sos muy linda. (Secó mis lágrimas)
- No es divertido pasarse el día acá estudiando, es más divertido llenarte de besos.
- (Rosó su nariz con la mía y me besó) Veni entonces… Bah, no quiero atrasarte con el estudio.
- Mañana me despierto con vos y me pongo desde temprano, por favor, te extraño.
- No me puedo resistir. (Sonreí y lo besé)

-

Estábamos mirando una peli, hacía frío y afuera llovía. Ella sobre mi pecho, yo abrazándola.
Su mano acariciaba mi brazo y yo apoyaba mi mentón en su cabeza.

- Extrañaba mucho estar así con vos, llenarme de paz.
- Pero dormimos así casi todas las noches.
- (Rio) Ya lo sé, y también me encanta, pero no es lo mismo… Porque ahora no intento dormirme, solo te disfruto.
- ¿Por qué sos así de tierna?
- No sé, en realidad no sabía que podía ser así de tierna. (Reímos) Me estás ayudando a conocerme, de verdad.
- (La abracé más fuerte) Me encanta hermosa.
- A mí me encantas vos Pepe… (Besó mi pecho y yo hice que demos una vuelta, quedando sobre ella, necesitaba besarla, y eso hice)
- Te amo Pau… (Susurré rosando mis labios con los suyos)
- Te amo Pepe. (Sonreímos y volvimos a besarnos)

La tele estaba apagada, y nosotros acostados boca arriba, con nuestras manos unidas, charlando.

- ¿Estás mejor?
- Siempre me haces sentir mejor.
- (Sonreí y besé su mano) Y vos a mí. (Nos miramos y nos sonreímos) ¿Podemos tener una charla profunda?
- Mmm…. Me da un poquito de miedo.
- No, no tengas miedo, solo quiero preguntarte algo.
- Preguntame.
- ¿Vas a serme sincera? (Ella asintió con su cabeza) ¿Qué soñas para tú vida?
- (Suspiró) Ojala soñará algo… No sé, te juro que no sé, ahora solo quiero poder superar todo lo que me pasa y poder avanzar, poder salir del pozo en el que me siento. (Hizo una pausa) No me acuerdo de lo que es soñar.
- (Corrí un mechón de pelo de su cara) ¿Estás un poco mejor que antes?
- Desde que está preso sí, pero no sé, no me puedo olvidar de todo lo que pasó.
- Nunca vas a poder olvidarlo, sí superarlo… Para algo vas a la psicóloga. ¿No?
- Sí, eso me ayuda, pero no sé, siento que todavía tengo algo trabado adentro mío, que no logro descubrir que es, y por lo tanto, no puedo destrabarlo.
- Capaz cuando lo condenen puedas terminar de destrabarte, quizás necesitas la certeza de que vas a vivir tranquila.
- Puede ser… (Suspiró)
- Pero… ¿No imaginas nada, nada?
- ¿A qué te referís?
- No sé Pau… Estudiar algo, o querer tener una familia, irte a vivir a otro lado, no sé.
- Es que nunca imaginé nada para mi vida, nunca creí que iba a poder escapar.
- ¿Y ahora?
- Mmm… ¿A vos te gustaría formar una familia conmigo?
- Por algo te lo estoy preguntando… (Sonreímos) No es que quiero que pase ya, pero es que anoche lo soñé, y fue muy lindo.
- ¿Qué soñaste?
- Que nos casábamos y que vos estabas embarazada.
- ¿En serio?
- Sí… (Ella sonrío y se quedó sin palabras) Tampoco era para que te quedes muda. (Reímos)
- Sería muy lindo… Pero te juro que ahora no puedo imaginarlo, menos después de todo lo que pasó con mi hijo, es una herida que todavía no pude cerrar, y además, yo no estoy entera, y no podría.
- Solo te pregunté si te gustaría que pase algún día.
- Me encantaría… Solo que me cuesta pensar en el futuro.
- Estamos hace poquito de novios, pero ayer lo soñé y quería que lo sepas. (Sonrío y me besó)
- Me salvaste la vida, ya sería muchísimo que la llenes de felicidad así.
- Pero me encantaría poder hacerlo, y que vos sigas llenando de felicidad la mía…
- Ay, te amo tanto. (Me besó) Tanto. (Me besó) Tanto.
- Te aseguro que yo más. (La besé)
- No, yo.
- Mmm… Yo. (Reímos y nos besamos) Necesito hacer algo, permiso. (Y volvió a acomodarse sobre mi pecho)
- No tenes que pedir permiso. (Corrí su pelo y lo dejé caer sobre su espalda) ¿Pongo algo en la tele?
- Dale…

- ¿Dormís?
- No… (Respondió sin abrir sus ojos)
- ¿Y qué pasa?
- Nada, sabes que me gusta estar así con vos y con los ojos cerrados. Me gusta sentirte.
- (La abracé lo más fuerte que pude) Sos tan hermosa. (Besé su frente) Dormí un ratito si queres igual.
- Mmm… Estoy bien así.
- ¿Segura?
- Sí Pepe. (Hizo una pausa) Bah, podría estar mejor.
- ¿Cómo?
- Sí me desenredas el pelo. (Susurró)
- (Sonreí) No lo susurres che…
- Es que me da cosita.
- (Reí) Estás loca Pau. (Dije y comencé a desenredar su pelo)
- Nada me da tanta paz como esto.
- Te juro que a mí tampoco. (Comenzó a acariciar mi brazo) No hay nada que disfrute más que estar así con vos y mimarnos.
- Yo tampoco, es lo único que me tranquiliza por completo y me hace olvidar de todo.
- ¡No, no te olvides de todo lo que estudiaste!
- (Rio) Sos un tarado, sabes a que me refiero.
- Obvio que lo sé, pero era un chiste.
- Lo sé…

miércoles, 21 de agosto de 2013

Capítulo 51

Hacía una semana que Pau se pasaba día y noche estudiando, y yo le hacía el aguante, generalmente cebándole mate o ayudándola con lo que podía, aunque ella quería hacer todo sola, y sinceramente, la admiraba.

- Pepe… (Dijo asomándose por la cocina, en donde preparaba unos sandwichs para cenar)
- ¿Qué? (Me acerqué a ella y la besé)
- ¿Te puedo pedir algo?
- Decime… (Corrí el pelo de su cara)
- ¿Me podes tomar lo de Derecho? Estoy muerta de nervios.
- Cenamos y te lo tomo todo. ¿Queres?
- Por fas.
- No hay problema, y no estés nerviosa.
- Bueno, es la primera que rindo, me da miedo.
- Pero lo sabes hermosa, tranqui. De verdad. (Volví a besarla) ¿No queres ir a darte una ducha así te desestresas un poco? Yo mientras termino con esto, comemos en la cama, te tomo todo y después descansas.
- Gracias por todo el aguante, en serio.
- No tenes nada que agradecerme, me encanta verte así.
- ¿Así cómo?
- Tranquila, aunque estés corriendo con todo esto, tenes la cara relajada, vos estás relajada, estás empezando a hacer cosas por vos y…
- Gracias a vos Pepe.
- Sh. (La besé) Anda, dale. (Ella sonrío y se fue)

Después de cenar, pasamos casi tres horas más repasando y a ambos ya nos lloraban los ojos del sueño.
Yo estaba acostado, y ella volvía del baño, se metió en la cama y me abrazó.

- Gracias Pepe, te amo. (Besó mi mejilla y yo también la abracé)
- Sh… Y yo también te amo. (Besé su cabeza) Descansa así mañana tenes las neuronas bien despiertas.
- (Rio) Vos también descansa, te hice quedar hasta tarde.
- Me gusta poder ayudarte.
- No podes ser más lindo.
- Vos sos linda. (La abracé más fuerte y ella bostezó) Descansa.
- Vos también.

-

A pesar del sueño extremo que tenía, me costó mucho dormirme, estaba demasiado nerviosa.

Al día siguiente, cuando desperté tenía un nudo en la panza que no me dejaba respirar, estaba demasiado nerviosa. ¡Demasiado!

Me levanté, me bañe y desayuné, bah, solo tomé un té de tilo, para intentar tranquilizarme.

Rendía a las dos, y Pedro me había prometido acompañarme, al menos hoy, por ser la primera.

- Suerte Pau, y tranqui.
- Siento que me voy a morir.
- Lo sabes hermosa, tranquila.
- ¿Y sí me bloqueo?
- ¿Y sí pensas en positivo?
- No puedo.
- Dale tonta. (Me besó) Estás súper preparada para rendir, tranquila, vas a salir aprobada. Estoy seguro.
- Ojala.
- Sh.
- Gracias.
- Basta de agradecer. (Volvió a besarme) Entra, dale.
- Te amo.
- Yo también te amo hermosa… (Lo besé) Suerte, éxitos, mierda.

Le sonreí y entré, muerta de nervios.

- Buenas tardes. (Dije tímida)
- Buenas tardes. (Respondieron un profesor y una profesora) ¿Su nombre?
- Paula Chaves.
- ¿Está anotada?
- Sí…
- Pase y siéntese, ahora les entregamos los exámenes.

Pasé y me senté al lado de una chica que estaba sola…

- Permiso. ¿Puedo? (Pregunté acercándome a ella)
- Sí, sí. Sentate.
- Gracias. (Me senté a su lado y saqué un par de hojas de cuaderno y una birome)
- ¿Tú nombre?
- Paula… ¿El tuyo?
- Zaira.
- Un gusto. (Respondí)

El examen pasó, y también el oral… Salí de aquella aula y me senté en el suelo.

- ¿Cómo te fue?
- No sé, supongo que bien. Pero… ¿Qué se yo?
- Confía en vos.
- Eso intento. (Sonreí) Pepe… ¿Me vas a comprar un agua? Por favor, tengo la garganta seca.
- Ya te la traigo.
- Gracias por el aguante, de verdad.

Él sonrío y se fue, momento en el cual, Zaira salió del aula… Frente a mí se encontraban otros dos chicos.

- ¿Cómo te fue? (Le pregunté)
- Supongo que bien, pasa que debo mil y no sé… (Se sentó a mi lado)
- Yo también debo un montón. (Dije algo triste)
- ¿Por qué?
- Perdón, pero es algo muy personal y doloroso.
- No, todo bien….
- ¿Vos?
- También, algo así.

Me llamaron para darme el resultado, y sinceramente no lo podía creer…

Salí con el papel en la mano y lo abracé a Pedro.

- ¿Y?
- ¡Aprobé!
- (Me abrazó más fuerte) Te felicito hermosa.
- Gracias Pepe. (Me separé un poco de él y lo besé) Por todo, en serio. (Lo besé otra vez y en ese momento salió Zaira) ¿Cómo te fue?
- Aprobé.
- Te felicito.
- Y yo a vos. (Reímos)
- Él es Pedro, mi novio.
- Un gusto. (Pepe la saludó)
- Lo mismo digo, Zaira.

Después de intercambiar los números de celulares con Zaira para juntarnos a estudiar, volvimos con Pedro a casa… Y antes compramos medio kilo de helado, para festejar.

- Sos lo más, de verdad. Gracias.
- Basta de agradecerme, en serio.
- No puedo, necesito decírtelo… Agradecerte. (Lo besé)
- Te amo princesa.
- (Reí) Te amo. (Nos besamos)

martes, 20 de agosto de 2013

Capítulo 50

Estábamos yendo a la escuela, quedaba a un par de cuadras de casa…

- Tranquila. (Dije abrazándola por el costado)
- Me da muchos nervios.
- Vas solo a anotarte Pau…
- Ya lo sé. (Respondió riendo)
- Pero… ¿Cuándo rindas que vas a hacer?
- Me muero. (Reímos y besé su mejilla)

Pau se anotó, para rendir en la nocturna, libre… Hoy en día existen tantas mesas de examen que si se pone verdaderamente las pilas, a fin de año se recibe.

Estábamos en la librería de aquella escuela, para comprar las fotocopias de las primeras que iba a rendir.

- Es mucha plata Pepe… (Me dijo por lo bajo)
- Sh… (Susurré en su oído) No vas a dejar de recibirte por pagar las fotocopias.
- Pero es tú plata.
- ¡Pau!
- En serio.
- ¿Podemos hablarlo después?
- Ya las vas a haber comprado.
- Por eso…
- Pedro.
- Basta Pau.

En ese momento nos atendieron, y después de esperar varios minutos porque algunas debían hacerlas, salimos con las fotocopias de matemática, derecho e historia.

- Pau, no te enojes.
- Me enojo porque te hablo y no me das pelota.
- (Suspiré) ¿A vos te parece que no vas a terminar el secundario por qué hay que pagar las fotocopias?
- No sé Pedro, pero ya me da vergüenza todo lo que haces por mí.
- ¿Es necesario que volvamos a discutir esto?
- No, no sé… Sí es necesario que empiece a hacer algo yo.
- Terminar el secundario es empezar.
- Bueno, está bien, si no vas a escucharme.
- No es que no te quiera escuchar.
- No, claro… No.
- Paula, en serio.
- Basta,  no quiero seguir discutiendo, menos en la calle.

Ella apuró el paso, iba más adelante, y la dejé… No daba seguir discutiendo, y menos por esto… Al menos esperaría a que se le pase un poco el enojo.

Llegamos y ella fue al baño, yo dejé todas las fotocopias en el escritorio y fui a mi cuarto…

Después de un rato, en el que no hice nada demasiado productivo decidí ir a buscarla, la encontré en la cocina, mirando por la ventana.

La abracé por la espalda y besé su hombro.

- No quiero sonar grosero Pau, pero sabes que no me cuesta hacerlo, no es que esté lleno de plata, pero vivo cómodo, y sé que no es plata tirada a la basura, es por algo que vale la pena.
- (Apoyó su frente en el vidrio) Ya me siento mal con todo esto.
- ¿Por qué?
- Porque vivo de arriba.
- No Pau, sos mi novia… Y todo el tiempo que estuviste acá oficiaste de ama de casa, no viviste de arriba, ni lo haces. Además, necesitas terminar el secundario para poder trabajar como tanto queres vos.
- ¿Me vas a dejar devolvértelo?
- Mmm…
- Por favor.
- Es que no hace falta.
- Sí que hace falta.
- Repito la pregunta de hace un rato… ¿Es necesario que volvamos a discutir esto?
- Me siento una inútil.
- (Suspiré) ¿Me miras? (Ella se dio vuelta, yo nunca la solté) Aprende a disfrutar Pau, te vas a sentir mejor.
- Me cuesta.
- Estás acostumbrada a vivir así, tenes que empezar a cambiar la cabeza, ya sos libre, ya se terminó todo lo peor… Te enroscas con cosas tontas. ¿Te das cuenta?
- Sí… (Dijo bajoneada)
- Aprende a dejarte llevar por las cosas lindas, empeza a entender que las cosas lindas también pueden pasarte a vos.
- Vos sos lo lindo que me pasa.
- (Sonreí) ¡Entonces no me pelees tonta! (Dije riendo y ella también rio)
- Perdón… (Dijo bajando la mirada, pero yo choque mi frente con la de ella e hice que me mire otra vez)
- Ya pasó, pero prometeme que vas a intentar empezar a disfrutar un poquito todos los días.
- Te lo prometo.
- (Sonreí y la besé) No es que quiera ponerte nerviosa, pero deberías empezar a ver algo de lo que tenes que rendir.
- ¿Ya?
- Y… Sí, bah, yo soy muy histérico, y siempre me ponía a estudiar con tiempo, si queres empezamos con derecho, es donde más puedo ayudarte.
- ¿Podemos tomar mate mientras?
- Obvio.
- (Me dio un beso) Lo preparo y voy para allá… ¿Queres algo para comer?
- Mmm… Tú boca.
- (Sonrío) ¿No me dijiste que debería empezar a estudiar?
- Pero puedo darte unos besos antes…
- ¿Así me sirven de incentivo?
- Podría ser… ¿No? (Sonreímos y nos besamos, y nos seguimos besando, y seguimos)

 -

Estábamos en el escritorio, o en mi antiguo cuarto, sentados en la cama, él cebaba mates mientras yo leía, e intentaba resaltar las ideas principales.

- ¿Me explicas que le ves de atractivo a esto? Es un embole Pedro.
- (Rio) Bueno che, a mí me gusta.
- Y no entiendo cómo, te juro. (Reímos) No entiendo nada.
- ¿Qué no entendes?
- Esto… Habla en chino, no me jodas.
- (Rio) A ver, dame… (Yo le pasé la fotocopia y él lo leyó) Agarrate una birome y vas anotando al lado, yo te lo traduzco.
- Ay, dale. (Agarré la fotocopia y una birome, él comenzó a explicarme, y eso hizo con algunas otras cosas que no entendía…)

Habían pasado demasiadas horas, Pepe estaba preparando algo para comer y yo había terminado de leer la primera materia, sinceramente no podía creer lo que estaba haciendo, estaba empezando con uno de las cosas más pendientes de mi vida, la escuela. Si bien me daba vergüenza, era menos vergüenza el terminarlo que el no tener el título. ¿No?
En fin, hacía seis horas que estaba leyendo y ya no podía ni pensar, me dolía la cabeza, y esa materia era demasiado aburrida. Dejé todo sobre el escritorio y me dirigí a la cocina.

- ¿Te ayudo?
- ¿Ya terminaste?
- Con lo de Derecho sí, leí todo… Y por hoy basta, te juro que me estalla la cabeza.
- Ay, pobrecita. (Dijo acercándose a darme un abrazo, pero burlándome)
- En serio, me desacostumbré, hace seis horas que estoy con eso.
- Te jodo tonta. (Besó mi mejilla) Me encanta verte tan entusiasmada…
- Quiero hacerlo, por mí.
- Me parece perfecto hermosa. (Me dio un beso) La comida ya casi está, si queres cenamos y nos vamos a la cama.
- Por fas.
- ¿Pones la mesa?
- Dale…

lunes, 19 de agosto de 2013

Capítulo 49

Al fin vino a la pieza, y yo sonreí.
- Veni Pau.
- ¿Qué pasa?
- Sentate. (Pau se sentó a mi lado) Lee... (Abrí el mail y la dejé leer)
- ¿Esto es en serio? (Preguntó al borde de las lágrimas)
- Muy en serio... (Dije abrazándola por la espalda, apoyando mi mentón en su hombro) Sos libre mi amor. (Ella lloraba y yo la abracé más fuerte)
 - Ay, no lo puedo creer.
- Creelo, está detenido.
- (Se dio vuelta y me abrazó) Gracias Pepe, gracias.
- Sabes que no tenes que agradecerme nada... (Besé su mejilla y me separé un poco de ella) Y no llores bonita...
- (Rio) Te juro que creí que este día nunca llegaría.
- Pero llegó, yo te lo había prometido.
- (Sonrío) Sí, lo sé y creo en tu palabra, el problema es él.
- Era Pau, ya está... A ver, queda el juicio, y sí, vas a tener que volver a declarar y digamos que, no es lo más lindo del mundo, pero ya está, podes ser libre, empezar a vivir sin miedo, y conmigo.
- No te das una idea de cuánto te amo Pedro.
- (Choqué mi frente con la suya) Tanto como yo a vos... (Me acerqué lentamente a ella, hasta unir nuestros labios y terminar abrazados)
- Gracias...
- Es lo que te mereces.
-

No podía creerlo, jamás había creído que iba a ser libre, que iba a poder vivir sin miedo, que iba a poder salir a la calle sin sentirlo detrás mío todo el tiempo.
Me miré al espejo y comencé a reír. ¡Sos libre Paula!

- (Se asomó al baño, por el umbral de la puerta) No sabes lo lindo que es escucharte reír.
- (Sonreí y lo miré) No me va a alcanzar la vida para agradecerte.
- Con que me ames y deje que te ame, te juro que es suficiente.
- (Me abalancé sobre él, abrazándolo y besando su cara) Toda la vida.
- (Me abrazó por la cintura) Te lo suplico. (Sonreímos y nos besamos) ¿Vamos a mirar algo a la cama?
- ¿Estás cansadito?
- Y... Digamos que me cansaste.
- (Reí) ¿Es mi culpa?
- Mmm... No sé, estuve sin dormir varios días por tú culpa.
- Ay, perdón... (Dije rosando mis labios con los tuyos) Ahora te lleno de mimos así podes descansar.
- Por fas.
- (Reí) Veni...
Fuimos de la mano hasta el cuarto, en donde nos cambiamos y nos acostamos. Él apoyaba su cabeza sobre mi pecho y yo despeinaba su pelo.
- A veces me encanta que cambiemos de roles. (Susurré)
- (Besó mi cuello) Sos tan linda, y a mí también me encanta.
- Estás todo contracturado...
- Un poco.
- ¿Te hago masajitos?
- Mmm... Por fas.
Al día siguiente, me desperté con un mensaje de Pepe, casi a la una... Había dormido demasiado, y no recordaba nunca haberlo hecho así de tranquila. Estaba en paz.
'Disfruta de tú primer día de ser libre...'

'Sos un dulce, pero tengo miedo de perderme, jaja'

'Jaja, cualquier cosa yo voy al rescate'

Después de bañarme y comer algo salí, me sentía rara, pero bien.

Caminaba por la calle tranquila, aunque la sensación aún convivía en mí, ahora sabía que era solo eso, una sensación.
Compré para preparar una cena, nunca le había preparado una rica cena a Pepe, y hoy lo iba a hacer… Niños envueltos... Y postre.

'¿A qué hora volves hoy?’

'Mmm... No sé. ¿Por?’

'No, es que tengo algo para vos'

'¿Qué?'

'Es sorpresa, pero necesito saber a qué hora llegas.'

'Cerca de las ocho...'

'Te espero entonces.'

'¿Qué estás tramando?'

'Un día te dije que me daba maña en la cocina, pero nunca te cocine...'

'O sea que... ¿Cena?'

'Para dos...'

'Sorprendeme entonces.'

'Voy a intentarlo.'

Después de preparar todo y ya dejarlo listo para luego meterlo en el horno, merendé y miré un poco la tele...
Tenía que cambiarme, tenía la necesidad de arreglarme, para él.

Eran casi las ocho.

- Pau...
- Estoy en el cuarto Pepe...
- ¿Y la cocina? (Preguntó asomándose)
- (Reí) Cocinándose... Y vos podrías saludarme. ¿No?
- Ay, perdón... (Dijo acercándose a mí y me dio un beso)
- ¿Cómo te fue hoy?
- Bien, te extrañé... Todo el día de ayer juntos me pegó mal.
- ¿Mal? A mí me encantó nuestra reconciliación...
- Mal porque hoy te extrañé mucho... (Sonreí y lo besé)
- Yo también... (Volvimos a besarnos) Prometeme que después de que termine el secundario trabajamos juntos.
- Mmm... Primero enfocate en el secundario.
- Me da un poquito de miedo.
- No... Yo te voy a ayudar.
 - Sos tan lindo... (Lo besé) ¿Te dejo así te bañas?
- ¿Qué? ¿Tengo olor a sucio? (Preguntó riendo y yo también reí)
- No, es que hoy a la mañana no te bañaste.
- ¿Me controlas ahora?
- (Reí) Te pusiste la alarma más tarde porque ayer nos dormimos muy tarde...
- Bueno señorita, saqueme el GPS. (Reímos)
- Tarda así puedo terminar de preparar todo...
- Dale... (Nos dimos un beso y él se fue a bañar, yo fui a la cocina)
Cuando Pepe llegó a la cocina, acababa de terminar de poner la mesa.
- Dos minutitos después hubiese estado perfecto. (Reímos) Sentate.

- ¿Está rico en serio?
- Sí Pau, está buenísimo.
- Bueno, gracias. (Sonreí)
- No me mentiste. (Reímos y después de algunos segundos de silencio)
- Pepe... ¿Vos en serio me ayudarías con el secundario?
- Obvio Pau...
- Pero... Debo dos años y medio. Son un montón de materias para rendirlas libre.
- No tengo problema en ayudarte... Además, te va a hacer sentir mucho mejor con vos el poder hacerlo.
- Supongo...
- Sí Pau, en serio.
- ¿Y cuándo puedo empezar?
- Cuando quieras...
- Cuánto antes.
- Mañana vamos a buscar los programas, anotarte y todo eso.
- Gracias...
- Shh...
- Te amo. (Tomé su mano)
- Yo también te amo hermosa. (Sonreímos y nos acercamos para poder darnos un beso)


-------------

Solo voy a decir algo: ORIGINALIDAD, ya me harta leer historias parecidas a la mía, sinceramente no quiero armar bardo, lo digo acá y en general porque sé que esas chicas me leen, asique espero que tomen esto y que usen sus propias ideas, principalmente por ustedes, se siente mejor escribir ideas propias, así la imaginación nunca tiene límites ;)