domingo, 19 de enero de 2014

Capítulo 200

Estábamos los dos sentados contra la cabaña, mirando el mar, yo apoyaba mi cabeza en su hombro, mi mano estaba en su rodilla y su brazo sobre mí, con mi mano libre lo acariciaba.

- Amo estar así con vos… (Susurré)
- Yo también mi amor…

Sonreí y con mi dedo índice dibuje un ‘Te amo’ en su brazo… Ella sonrío y besó mi frente.

- Yo también te amo mi amor, mucho.

La abracé por la cintura e hice que nos acostemos sobre la arena, quedando yo sobre ella… La veía sonreír y sentía que no había placer más grande, verla sonreír después de tanto sufrimiento era un verdadero mimo al alma.

- ¿Sabes qué? (Pregunté acariciando su nariz con la mía)
- No… ¿Qué?
- Después de haberte visto llorar y sufrir tanto, verte sonreír me llena el alma.
- (Sonrío aún más) Sos el único responsable de mi sonrisa.
- ¿Loli y Almi?
- No estarían conmigo si no fuese por vos… Sos el único responsable de mi sonrisa, hacete cargo.
- Me hago, me hago. (La besé) Es una de las mejores cosas que logré en mi vida.
- (Sonrío) Gracias mi amor.
- Sonriendo me lo agradeces. (Sonrío, otra vez y nos besamos, hice que demos varias vueltas en la arena, sin dejar de besarnos y terminamos los dos riendo)
- Nos vamos a mojar…
- ¿Y?
- No me quiero enfermar en el principio de nuestras primeras vacaciones con Almi.
- Exagerada que sos… Mujer tenías que ser.
- (Rio) Tarado. Te hablo en serio.
- ¿Y eso qué supone? ¿Qué me tengo que levantar?
- E irme a buscar un abrigo.
- (Reí) Solo porque te amo.
- Y porque te puedo.
- Demasiado… Y vos te aprovechas.
- (Rio) También te amo.

Al ratito, estábamos en la orilla del mar, el agua mojaba nuestros pies… Yo la abrazaba a Pau por la cintura y ella lo hacía por mi cuello.
No dejábamos de besarnos, nuestros labios estaban como unidos por un imán, había algo que nos impedía el separarnos, ese imán era, es y será nuestro amor.

- Mi amor… (Dije sin poder despegar mis labios de los suyos)
- ¿Qué?
- Estás helada… ¿Queres que entremos?
- No, prefiero que me abraces. (Sonreí y ella me abrazó, posando su cabeza en mi pecho, yo también la abracé y nos quedamos así, por un largo rato mirando el mar, pero nuestros labios no resistieron, y volvieron a unirse…

Era totalmente consciente de que hacía demasiado tiempo que estábamos acá, y si fuese por mí, no me iría nunca más. Pero, escuchamos a Lola y a Alma, desde la ventana.

- ¿Qué hacen ahí locas? (Pregunté y caminamos hacia ellas)
- ¿Podemos salir? (Preguntó Lola)
- Sí se calzan y se ponen un buzo, sí… (Dijo Pau, ellas corrieron a hacer lo que les dijimos y volvieron a la ventana, cómo no tenía rejas, las ayudamos a salir por allí y salieron corriendo)
 ¡Paren un poco! No se mojen.
- ¡Ufa! (Dijeron quejándose)
- En serio… (Dije) Pero, si quieren… Nos podemos quedar a ver el amanecer.
- ¡Sí!
- ¿No tienen frío? (Preguntó Pau)
- Sí…
- Amor. ¿Vas a buscar mantas?
- ¿Me tenes de cadete hoy?
- (Rio) Por fis.
- Ahora voy… (La besé y entré en la cabaña, en dónde, además de buscar las mantas, busqué varios chocolates)

Lola y Almi estaban acostadas, Loli con su cabeza en las piernas de Pau y Almi en las mías. Pau y yo sentados otra vez contra la cabaña. Nuestras manos acariciaban sus cabelleras, y la otra entrelazaba nuestros dedos con los del otro.

El sol había comenzado a salir sobre el mar, y no había nada más lindo que eso… La hermosa naturaleza frente a nosotros.

La cabeza de Pau se acomodó en mi hombro y yo besé sentidamente su frente.

- Jamás podría haberme tocado una familia más hermosa.
- Pienso exactamente igual… (Suspiró y aferré mi mano a la suya)
- Siempre juntos, te lo prometo.
- Hasta que la muerte nos separe…
- Te amo Paula, para siempre. (Besé su mano)
- Te amo Pepe, para siempre… Y gracias, si existe un para siempre en mi vida es gracias a vos mi amor…

Recuerdo a mi vieja repitiendo una frase la cual, en aquellos viejos tiempos, no comprendía: ‘Sin espinas no hay rosa’ Y creo que por fin hoy comprendía todo lo que esa frase significaba, todo lo que esa frase comprendía…

Tener a las tres acá, conmigo, ver sus sonrisas, mirarlas a los ojos me hacían re-significar esa frase…

Ellas eran mi rosa, y cada horrible situación que había pasado, que Pau había pasado, que habíamos pasado juntos, cada lágrima de Loli, lo horrible que la había pasado Almi y lo complicado que había sido el tenerla con nosotros, cada una de las espinas.

Lágrimas, angustias, noches eternas sin dormir por estar angustiado, o por intentar contener a Pau, o a mi hija.

Demasiadas cosas pasaron, pero siento que al tenerlas acá conmigo, el pasado ya no me importa, aunque a veces siga doliendo y sienta la ausencia de mi hermano a cada momento, hoy podía decir que era plenamente feliz.

- ¿Tienen sueño? (Susurré)
- Sí… (Respondieron las tres y reí) ¿Vamos todos a dormir juntos?
- Por favor amor.
- ¿Y por qué no me dijiste?
- No sé, me gusta estar acá. (Reímos y nos levantamos, después de sacudirnos la arena nos metimos los cuatro en la cama y al poco tiempo nos quedamos dormidos)

El rayo de sol me daba en los ojos, lo cual me despertó y sonreí al ver a Pau despierta a mi lado.

- Buen día mi amor…
- Buen día. (La besé) ¿Hace mucho estás despierta?
- Un ratito…
- Tenes los ojos muy chinitos…
- (Rio) Bueno che, tengo sueño.
- ¿Y por qué no seguís durmiendo?
- No sé…
- Veni amor… (Hice que se acomodé sobre mi pecho, ya que las nenas dormían las dos al lado de Pau) Dormí otro ratito.
- Entonces vos también…
- Dale… (La abracé y ella también me abrazó por la cintura, besó mi pecho y yo su cabeza, Lola y Alma nos miraron súper dormidas y nosotros reímos)
- Sigan durmiendo hermosas… (Susurró Pau, ellas apoyaron sus cabezas en la almohada y se durmieron en menos de un segundo, nosotros volvimos a reír y yo la abracé más fuerte)
- Frenaría el tiempo acá, estar con ustedes es todo lo que necesito…
- (Sonrío) Yo también lo haría. ¿Pero sabes qué? Entendí que la felicidad puede existir todos los días si los tengo conmigo, asique no creo que sea tan necesario hacerlo.

Y mi mujer tenía razón… Mi rosa, nuestra rosa, considerando a la rosa, felicidad, podía existir todos los días si estaba con ellas, y ya no, no había más espinas.

Fin.

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Quiero decir muchas cosas y a la vez nada, fue una novela que me costó, con la que me enojé conmigo misma por no poder llevarla hacía donde quería, y es el día de hoy que creo que ni siquiera lo logré, pero bueno, no sé, espero que al menos quienes la leyeron la hayan disfrutado, así, como, a pesar de todo, disfruté de escribirla.
Gracias a cada uno que entro a mi blog y leyó la novela, a cada uno que comentó a favor o en contra, pero siempre con respeto.
Y nada, a quienes quieran seguir leyéndome, haré algunas apariciones más cortas y cada tanto por este blog: http://storiesaboutpyp.blogspot.com.ar/


PD: Uno de los tantos 'problemas' que tuve con esta novela fue que llegó un momento en el que no quería publicarla más porque me había cansado de muchas cosas, y fue por eso que dejé de pasarla por twitter, perdón a quienes no se lo merecían, pero la realidad es que por más que hubiese querido, no tenía el tiempo de hacerlo, pero bueno, hoy por ser el último, lo voy a pasar, así todos se enteran.



Y ahora sí... Gracias, y adiós.


sábado, 18 de enero de 2014

Capítulo 199

Era demasiado loco ver toda mi vida y ver mi presente. Era una locura, una locura hermosa, tener hoy a ellos conmigo, a los tres. A Pedro, que me salvó del abismo, a Lola que es mi milagro infinito y a Almi, que fue mi mayor deseo.

Los tres acá, conmigo. Haciéndome feliz.

Nunca había creído en esa frase que dice que todo lo que alguna vez la vida te quitó en otro momento lo retribuía. Pero me estoy dando cuenta de que estuve equivocada, sufrí demasiado en esta vida, y hasta en un momento creí que había sufrido más de lo que cualquier mortal pudiese soportar, pero ahora, cada vez que veo sus sonrisas me doy cuenta de que por fin la vida me regaló algo, me regaló lo más puro de todo. El amor, el amor de mi familia.

Vivir cada día con mi mano aferrada a la de Pepe…

Ver crecer a mi hija, la que creció adentro mío, a la que cuide con mi vida, tan feliz…

Y tener a Alma, que también es mi hija, porque así la siento, viéndola feliz, viendo como de a poco una sonrisa se dibuja en su rostro, que me haya dicho ‘mamá’…

Eso era todo lo que necesitaba.

Estaban jugando con una pelota, mientras yo tomaba sol boca abajo y sonreía al verlos, hasta que la pelota se vino a mi lado y yo la agarré.

- Toma Loli…
- (Agarró la pelota) ¿Venís a jugar con nosotros?
- Mmm…
- Dale mami.
- (Sonreí) Bueno, está bien.
- ¡Sí! (Reí y me levanté, Lola me tomó de la mano y me hizo correr hasta ellos) Mamá también juega.

El juego con la pelota terminó una guerra en la arena, y ésta terminó con todos riendo y llenos de arena.

- Bueno, ustedes dos así milanesas como están se van directo a bañarse.
- Primero Lola. (Dijo Alma)
- No, primero vos. (Respondió Lola)
- Las dos a bañarse, con la malla. E intenten hacer el menos enchastre posible, yo ahora les llevo la ropa. Vayan, dale.

Ellas se fueron y lo miré a Pepe, quién reía.

- ¿Se puede saber de qué te reís?
- De que no son las únicas milanesas eh.
- Ah, bue… Porque vos estás re limpito.
- ¿Y nosotros también podemos bañarnos juntitos?
- ¿Con la malla? (Pregunté riendo)
- No es necesaria…
- Mmm…
- (Me abrazó por la cintura) Te vas a bañar conmigo, y yo te voy a sacar la malla. (Reí)
- ¿No me puedo oponer?
- No, no tenes opción.
- Okei, okei. (Reímos y nos dimos un beso)

Salí del baño en bata, rumbo al cuarto, para poder cambiarme, pero antes de poder hacerlo Pedro me abrazó por la espalda.

- Amor, basta.
- Hey, arisca.
- (Reí) Están las nenas dando vueltas.
- Que sepan que sus papás se aman.
- Qué lindo suena, sus papás.
- ¿No somos eso?
- Sin lugar a dudas.
- (Sonreí y se dio vuelta, para poder darme un beso) Cambiate tranquila. Hoy cenamos afuera. ¿Queres?
- Dale mi amor. (Nos dimos un beso, él agarró su ropa y se fue a cambiar al baño mientras que yo me quedé cambiándome en el cuarto)

Antes de ir al restaurant, Lola y Alma patinaron un largo rato en una plaza.

La cena pasó, entre charlas y risas, pero Lola y Almi estaban algo cansadas, asique después del postre, volvimos a la cabaña.

- Vayan a ponerse el pijama.
- Las esperamos para ver una peli. ¿Quieren?

Ellas asintieron con sus cabezas y se fueron a cambiar. Miramos la peli los cuatro en la cama matrimonial y, cuando terminó, Alma se fue al baño.

Atacamos a Lola a besos, entre los dos y ella reía. Cuando Alma volvió al cuarto se quedó mirando, siempre lo hacía cuando la cargoseábamos a Loli, pero nunca se unía.

- ¿Queres venir Almi? (Pregunté)
- Mmm… Sí. (Sonreí y Alma se unió)

Ahora las cargoseábamos a las dos, y así era feliz. Inmensamente feliz. Por primera vez Almi se quedó dormida sobre mí, y yo acariciaba su pelo sonriendo… Con Lola era lo más natural del mundo, pero me hacía bien saber que de a poco la íbamos transformando a Almi, porque Pepe y yo coincidimos en que no hay nada mejor que un abrazo, un mimo o un beso. No hay sensación más linda en el alma.

- Es hermosa… (Dije y la abracé) Y esta enana también. (Acaricié con mi dedo la mejilla de Loli, que estaba durmiendo sobre Pepe)
- Son hermosas, ellas y vos. (Sonreí y él besó mi frente)
- ¿Las llevas a sus camas?
- Dale.

Pepe las llevó  de a una y cuando llegó a la cama otra vez se sentó a mi lado.

- ¿Queres salir a la playa? (Preguntó)
- ¿Y las nenas?
- Sus habitación dan a la playa, y no nos movemos del frente.
- Mmm…
- Dale, este lugar es re seguro.
- Levantame de la cama y vamos.
- (Rio) Sos una vaguita.
- Convenceme de ir.
- ¿Y cómo lo hago?
- ¿En serio a esta altura del partido tengo que explicarte cómo convencerme?
- (Rio) Cómo te gusta histeriquearme.
- De vez en cuando me gusta pensar que sos mi novio otra vez.
- Sos tan tierna. (Me besó)
- Con uno solo no alcanza eh.
- (Rio) Ay, ay, ay… (Besó mi cuello y detrás de mí oreja)
- Te lleva dos segundos saber cómo hacerlo.
- Te conozco mucho.
- Demasiado. Más que nadie… (Lo abracé) Y me encanta que así sea.
- (Sonrío y me besó) Te amo amor de mi vida.
- (Mordí mi labio muerta de amor) Te amo con el alma Pedro.

Nos besamos y así nos quedamos, por un largo rato, besándonos, mimándonos.

Me sentía plena, me sentía mujer. Su mujer. Y existían pocas sensaciones tan lindas como esa… Tanto había sufrido por no sentirme así, y que al haberlo logrado se le sume el sentirme suya, me hacía sentir plena.

Quería morir a su lado, y no tenía dudas de eso.

viernes, 17 de enero de 2014

Capítulo 198

Estaba preparando hamburguesas a la parrilla, mientras Lola y Alma andaban en patines en el patiecito que había atrás de la cabaña, en donde estaba la parrilla.

- Despacito que se van a matar chicas.
- ¡Pero sí sabemos patinar!
- Ya lo sé, pero este piso tiene montañitas, tengan cuidado.
- Ufa.
- (Reí) Mañana vamos a un lugar en donde puedan patinar bien. ¿Sí?

Las dos festejaron y yo volví a reír, en ese momento llegó Pau, que venía con los vasos y las cosas para poner en la mesa, ya que comeríamos allí.

- No me maten que traigo vasos chicas… (Lola y Alma rieron, Pau dejó todo en la mesa y se acercó a mí) ¿Cómo va eso?
- Ya casi están.
- Buenísimo, traigo lo que falta entonces… (Y comenzó a irse)
- No, no. Para.
- ¿Qué pasa? (Preguntó dándose vuelta)
- ¿No hay un beso para el asador?
- (Rio y me besó) Muchos para después, te lo prometo.
- ¿Después?
- Después. (Me besó) En el medio del humo no me copa mucho.
- Claro. ¿Y yo qué estoy acá?
- Sos el hombre.
- ¿Y eso qué tiene que ver?
- No sé. (Dijo riendo y me besó) Pero te amo.
- Te amo hermosa. (Nos besamos y ella se fue a buscar lo que faltaba)

Cenamos y después de lavar y acomodar todo, salimos a caminar por el centro.

- ¿Podemos ir a los jueguitos? (Me preguntó Loli)
- Sí hija, pero dentro de un rato.
- No, ahora. ¡Quiero jugar al pacman!
- (Reí) Cuando pegamos la vuelta vamos.
- ¿Me lo prometes?
- Sí hija…
- ¡Almi! (Gritó Lola) Cuando volvamos vamos a los jueguitos.

Reí y Lola corrió a Alma, que iba de la mano de Pau. Yo me acerqué a ellas y caminamos juntos un tramo más, hasta que comenzamos a volver y tal como se lo había prometido a Lola, fuimos a los juegos.

Compramos unos alfajores artesanales para comer en la cabaña, y volvimos.

-

Lola se fue a dormir con Pepe y yo con Almi, nos turnábamos, un día y un día. Si bien se dormían solas, nos pedían de ir con ellas. (Sí, las malcriábamos)

- Qué descanses Almi… (Dije y apagué el velador)
- Gracias mamá… (Sonreí y mis ojos se llenaron de lágrimas, era la primera vez que me decía así…)
- Te quiero mucho hermosa. (Dije y besé su mejilla)
- Yo también.

Me quedé con ella hasta que se quedó dormida y salí del cuarto, aún bastante emocionada. Me colgué mirando el mar, hasta que en un momento sentí que Pedro me abrazó por la espalda.

- ¿Estás llorando? (Besó mi cuello)
- Sí, pero no me retes.
- ¿Qué pasa?
- Alma me dijo mamá.
- (Hizo que me dé vuelta y nos sonreímos) Somos una familia.
- Una familia hermosa. (Me abrazó y yo también lo hice) Gracias mi amor.
- A vos Pau. (Besó mi mejilla y sentí que me abrazó más fuerte) ¿Queres un café y nos sentamos en el ventanal a mirar el mar?
- Sí, por favor.
- Me prometiste muchos besos.
- La promesa sigue en pie.
- (Se separó un poco de mí y me besó) Menos mal eh. (Reímos, nos dimos un beso y él se fue a preparar los cafés)

Me senté en el ventanal, en el marco, apoyando mi espalda, cuando Pepe llegó me dio un café y se sentó frente a mí.

- Estás muy pensativa.
- Lo sé…
- ¿Y se puede saber en qué pensas?
- Mmm… No sé, en la vida. Las vueltas de la vida.
- ¿Nostálgica?
- No. ¿Nostalgia de que voy a tener Pepe? (Dije riendo)
- Tenes razón, pero me gusta que te rías.
- Es hora de dejarlo atrás. ¿No?
- (Tomó mi mano) El pasado es tan solo pasado, historia pisada.
- Solo quiero pisar lo feo, hay algunas cosas que no me gustaría olvidar.
- No lo olvides entonces.
- Nunca. (Tomé más fuerte su mano) Jamás podría olvidar la primera vez que tomaste mi mano.
- (Acarició mi mano y sonrío) Creeme que yo tampoco. (Nos sonreímos) Veni amor…
- Estoy acá. (Reímos)
- Más cerca.
- No entramos.
- Me prometiste besos.
- (Reí y me levanté) Veni… (Le di la mano y nos sentamos en el sillón. Me senté sobre sus piernas y lo abracé por el cuello, él lo hizo por mi cintura) ¿Vos estás bien?
- Sí amor.
- ¿Seguro? Me estás reclamando mucho los besos… (Dije riendo)
- Porque quiero tus besos.
- Mmm… (Lo besé) Estás raro, no sé. (Bajó su mirada y yo lo tomé por el mentón, impidiéndoselo) Contame amor, confía en mí.
- Es que… Alquilé esta casa, porque es a la que vine con mi familia, la única vez que nos pudimos ir de vacaciones, con Nico… Y, me invadió de recuerdos, no sé. Es solo eso.
- (Lo besé) ¿Son recuerdos lindos?
- Fueron mis únicas vacaciones de chico, por eso disfruto tanto de traer a las nenas.
- (Sonreí) Sos muy tierno mi amor… (Acaricié su mejilla) Y si son recuerdos lindos no los olvides. ¿Qué estábamos hablando recién?
- Tenes razón, es solo que lo siento a Nico en todos lados. No sé si hice bien en alquilar este lugar.
- Sí lo hiciste fue por algo, capaz que para sentirlo un poquito más cerca.
- Puede ser… (Lo besé) Pero prefiero tus besos.
- ¿Sí? (Volví a besarlo)
- Sí.
- Te amo Pepe, con todo mi alma.
- (Me abrazó más fuerte) Te amo mi vida…

Nos sonreímos y nos besamos, por un largo rato, hasta que sin desunir nuestros labios, nos dirigimos al cuarto, en donde nos amamos.

Yo estaba acostada boca abajo y él hacía rato que tan solo besaba toda mi espalda.

- La que te tenía que dar besos era yo.
- (Rio) Es que me podes mi amor.
- Y vos a mí… Y tus besos ni te cuento. (Cerré profundamente mis ojos)
- Te amo mi amor… (Me dijo entre besos)
- Yo también te amo mi amor.

Subió con besos hasta mi nuca y yo sonreí. Al rato, nos quedamos dormidos, escuchando el sonido de la marea de fondo. Paz absoluta.

jueves, 16 de enero de 2014

Capítulo 197

Habían pasado algunos meses, era verano y nos estábamos por ir a la costa, todos juntos.

Alma finalmente había podido comenzar la escuela con Lola, en el mismo grado, y eso me hacía sentir segura, segura de que ella iba a estar bien, porque aunque al principio a Lola le costó mucho adaptarse a que ya no era más hija única, cuidaba demasiado a su hermana.

Alma estaba cada vez más dada, aprendió a relacionarse con la gente sin desconfiar de ellos y aunque le costaba un poco, tenía buenas notas en la escuela.

Ambas habían empezado a ir a patín, y básicamente vivían arriba de sus patines.

- Amor… (Dijo Pepe entrando al cuarto)
- ¿Qué Pepe?
- ¿Llevamos los bolsos al auto? Así ya quedan guardados y en cuanto nos despertamos, podemos salir.
- Sí, pero me faltan algunas cosas.
- Te estás llevando media casa.
- (Reí) Bueno che, soy mujer.
- Y llevas boludeces.
- Uno nunca sabe lo que va a tener que usar.
- Sos tremenda.
- Tenemos un baúl enorme, para llenar.
- (Rio) Bueno amor, no te voy a poder convencer.
- No. (Reímos  y me dio un beso)
- Bajo lo que ya esté.
- Dale.

- Ustedes dos se van a dormir… (Dije entrando al cuarto de Alma, en donde estaban)
- No mamá, no. (Dijo Lola)
- Sí Loli, porque mañana nos despertamos muy temprano para viajar.
- Y dormimos en el viaje. (Dijo Alma)
- Pueden dormir en el viaje, pero ya es tarde. Dale.
- ¡Ufa!
- Ufa nada, dale.
- ¿Podemos dormir las dos acá? (Preguntó Loli)
- ¿En la misma cama?
- Sí.
- Bueno, pero duermen eh.
- Sí mamá, basta.
- (Reí) Lola, dale.


Me fui y las dejé cambiarse, aunque sabía que iba a tener que volver…

A la mañana siguiente, sentí a Pedro besando mi nuca.

- Amor, buen día.  (Besó mi mejilla y se acostó sobre mí, yo reí) Son las cuatro y media…
- Es muy temprano Pepe.
- Lo sé, pero así no hay gente en la ruta.
- Bueno, pero si no salís de arriba mío, no me puedo levantar.
- (Rio) Tonta. (Besó mi cuello por un ratito, sin salir de encima de mí)
- Olvidate de que me vaya así.
- Era para que te despiertes de buen humor, y no me mates por levantarte tan temprano.
- (Reí) Buen día amor. (Él salió de encima de mí y nos dimos un beso, nos levantamos y yo fui al baño, a bañarme)

Las cambié a Lola y a Alma más dormidas que despiertas y Pedro las bajó a upa, para dejarlas durmiendo en el auto. ¿Cuándo vamos a dejar de hacerles upa? No lo sé.

Íbamos tomando mate con Pepe, mientras ellas dormían atrás.

- Dormí un ratito si queres Pau.
- No quiero dejarte solo…
- No te hagas drama.
- ¿Seguro?
- Sí amor.
- Despertame cuando pares en algún lado.
- Dale Pau, tranqui.

Sonreí y al ratito me quedé dormida.

-

Manejaba feliz, tenía acá durmiendo a las tres. A mi familia, todo lo que necesitaba en la vida. A ellas tres.

Paramos en una estación de servicio, desayunamos todos allí y seguimos con el camino. Hasta que por fin, llegamos.

Teníamos una casa frente a la playa, en realidad una cabaña, hermosa. Ordenamos todo, dormimos un rato y salimos a la playa. Lola y Alma jugaban con la arena, Pau tomaba sol y yo escuchaba el sonido del mar, mientras observaba a las nenas.

- Mi amor…
- ¿Qué Pau?
- ¿Dónde dejaste mi cámara?
- En nuestro cuarto.
- La voy a buscar, así les saco fotos.
- Dale.

Pau les sacó muchas fotos y yo sonreía mirándolas, simplemente mirándolas.

- ¿Vamos al mar? (Preguntó Almi)
- Mmm… Dale. (Respondí)
- ¿Me esperan que voy a dejar la cámara en la cabaña?
- Sí.

Cuando Pau volvió fuimos todos al mar, Pau llevaba de la mano a Lola y yo a Alma.

- Almi. ¿Sabes nadar? (Pregunté)
- No, y no conocía la playa, ni el mar.
- ¿En serio? (Preguntó Lola)
- En serio…
- ¿Y te gusta? (Preguntó Pau)
- ¡Me encanta!
- Cualquier cosa, si te da miedo, me avisas. ¿Sí? (Le dije a Almi)
- Sí.

Pau y Lola estaban un poco más adelante, yo más atrás con Almi.

- ¿Te animas a meterte debajo de una ola Almi?
- Mmm…
- Mira, tenes que cerrar los ojos y taparte la nariz con la mano, y la otra me la das a mí. ¿Queres?
- Bueno, sí. (Sonreí y ella hizo lo que yo le indiqué ante la ola que se avecinaba, y salió riendo)
- Muy bien Alma. (Sonrío) ¿Vamos con Pau y Loli?
- Sí… Pero llévame vos.
- ¿A cococho?
- ¡Sí! (Me agaché, ella se subió a mí y así nos acercamos a Pau y Lola)
- ¿Te mojaste Almi? (Preguntó Pau)
- Me metí debajo de una ola. (Respondió sonriente)
- ¿En serio?
- Sí, en serio. Pepe me enseñó.
- ¿Nos metemos debajo de una las dos juntas? (Preguntó Lola)
- ¿Acá?
- Sí, mira, el agua me llega a la cola… Dale.
- ¿Me bajas Pepe? (Yo la bajé y tomé su mano, ellas jugaron un rato en el agua y salimos del mar, ya que hacía un poco de frío)

martes, 14 de enero de 2014

Capítulo 196

Despertamos a ambas nenas, desayunamos y fuimos todos juntos a la escuela, Lola a clases  y con Alma a hablar para saber sí era posible que arranque allí. Pactamos una charla con la psicopedagoga y un examen para saber en qué nivel se encontraba, para la semana siguiente, ya que era viernes. Pero ese día nos propusieron que se quede un rato, para ver cómo es todo, y se quedó con Lola, ya que tendrían que ir al mismo grado. ¿Nosotros? Nos pidieron que nos vayamos.

- Amor… ¿Vamos al centro?
- ¿No tenes que ir al estudio?
- Más tarde, a una audiencia que ya está lista… (Tomé su mano) Quiero un ratito a solas con mi mujer. ¿Se podrá?
- Obvio que sí. (Besó mi mejilla)
- ¿Vamos a la costanera?
- Ay, sí… Pero después alcánzame hasta por acá…
- Vaguita.
- Dale, no seas malo.
- (Reí) Dale amor.

Nos dirigimos al auto y de allí a la costanera.

- ¿Un submarino? (Pregunté abrazándola por el costado, ya que ella estaba con los brazos cruzados por el frío) ¿Café? ¿Té?
- Mmm…  Un submarino.
- (Besé su cabeza) Me parece que la idea de tirarnos a mirar el río queda censurada. ¿No?
- (Rio) Tengo mucho frío.
- Veni, entremos en ese bar.

Estábamos sentados en una mesa de allí, y ella estaba muy callada, tomé su mano y pregunté.

- ¿Qué pasa amor?
- ¿Estará bien Almi?
- Sí amor, está con Loli.
- Ya lo sé, pero me da cosa, demasiados cambios de golpe.
- Pero son todos cambios para bien.
- Lo sé, pero es chiquita, y me da un poquito de miedo.
- (Besé su mano) Va a estar todo bien, sí, tenemos que estar muy pendientes de ella, pero los cambios va a tener que atravesarlos, tanto ella como nosotros, y todos van a ser positivos.
- Siempre sabes que decir para tranquilizarme, gracias.
- Suelo ser un buen psicólogo, lo sé.
- (Rio) Mientras lo seas solo conmigo.
- Solo con vos.
- (Sonrío) Mejor.
- Celosa y posesiva.
- Solo cuido lo mío.
- ¿Y yo soy tuyo?
- Todo mío.
- ¿Y vos? ¿Sos toda mía?
- Siempre.

Nos sonreímos y nos dimos un beso por arriba de la mesa.

- Te amo… (Me besó)
- Te amo hermosa. (La besé y volvimos a sonreírnos)

Después de pagar la cuenta salimos del bar y volvimos a la escuela, la retiramos a Almi e íbamos los tres en el auto.

- ¿Cómo te fue Almi?
- ¡Re bien!
- ¿Sí?
- Sí, me encantó. Quiero ir con Lola a la escuela.
- Me alegro, pero tenemos que esperar a la semana que viene para saber.
- ¿Por qué?
- Porque tenes que hablar con una psicopedagoga primero.
- ¿Y eso qué es?
- ¿Te acordas de Carolina, la psicóloga?
- Sí.
- Bueno, es casi lo mismo. Vas a charlar un rato con ella.
- Ah…

-

Esa tarde, estábamos con Almi mirando la tele, yo sentada en el sillón de dos cuerpos y ella estaba acostada, con su cabeza sobre mis piernas, hasta que en un momento la veo a Lola asomarse, noté sus ojitos llenos de lágrimas y cuando la vi ella salió corriendo. Suspiré y le dije a Alma.

- Almi. ¿Te quedas un ratito mirando la tele? Yo ya vengo.
- Sí Pau.

Me levanté y fui al cuarto de Lola, abrí la puerta y entré sin decirle nada. Ella estaba de espaldas y me senté detrás de ella.

- Princesa… (Susurré en su oído)
- Andate mamá.
- Mmm… No, sabes que no me voy a ir.
- Sí, andate con Alma. (Me contestó de mala manera)
- Hey, no me hables así Lola. (Suspiré)
- Andate con ella, no me importa.
- Hija… (Hice que se dé vuelta y me miré) Lola… ¿Qué pasa?
- Que estás con ella y yo no puedo ir.
- ¿Quién te dijo que no podes venir? (Ella no respondió y comenzó a llorar, suspiré y la abracé contra mi pecho) No llores mi amor.
- Quiero estar con vos mamá.
- Y podes venir, y podemos estar las tres. ¿No queres?
- (Se separó de mí) Perdón mamá.
- No tenes que pedirme perdón, solo que no me gusta que me hables mal… (Sequé sus lágrimas) Ni que llores… (Volví a abrazarla) Tranquila hija.
- (Me abrazó por el cuello y yo besé su mejilla) ¿Podemos ir?
- ¿No queres lavarte la carita primero?
- Sí…
- Y escúchame una cosa Loli… (La separé tan solo un poco de mí, lo suficiente como para poder mirarla a los ojos) Siempre podes venir con mamá, siempre, siempre. ¿Sí? (Ella sonrío y volvió a abrazarme) Te amo chiquitita.
- Te amo mamá.

Sonreí y la acompañé al baño, en donde se lavó la cara y fuimos al living, la buscamos a Alma y nos fuimos la tres a mi cuarto. A mirar la tele, hasta que se fueron a jugar.

Sonó mi celular…

- Hola Zai.
- Amiga. ¿Cómo andas?
- Acá andamos… ¿Vos?
- ¡Hey! ¿Qué es esa expresión? Deberías estar feliz.
- Lo sé, y lo estoy, pero es un poco complicado, hay que adaptarse, y más Loli.
- Mmm… Me imagino a la pequeña. ¿Celos?
- Sí. (Reí)
- Ay, me la morfo.
- ¿Queres venir? La malcrías un poco a tu ahijada y la conoces a Alma…
- ¿A la hora de cenar? Estoy en un descanso de una producción.
- Dale, sí… Así también está Pepe.
- Llevo helado de postre.
- Okei, te tomaste en serio lo de malcriar.
- Y sí, más si anda celosa.
- (Reí) Sos tremenda.
- Es mi ahijada che. (Reímos)
- Te espero esta noche Zai.
- Dale Pau, nos vemos.
- Un beso.
- Un beso.

lunes, 13 de enero de 2014

Capítulo 195

Lola nos vio a los tres y corrió a nosotros, Pepe la alzó y comenzó a girar, haciendo que ella ‘Vuele’… Alma rio y yo sonreí.

Almorzamos los cuatro juntos en el Mac y ellas, al terminar, se fueron al pelotero. Pepe me abrazó por el costado, por los hombros, uní mi mano a la suya y apoyé mi cabeza en él.

- Verlas juntas es todo… (Susurró en mi oído) Más si lo hago abrazándote.
- Te amo tanto mi amor… Y no te das una idea de lo feliz que estoy…
- (Me abrazó más fuerte) Te amo Pau, muchísimo. (Besó mi mejilla)

Volvimos los cuatro a casa caminando, riendo…

Lola y Alma jugaban en el cuarto, mientras que yo me bañaba y Pepe trabaja, ahora en nuestro cuarto, ya que el antiguo escritorio ahora era el cuarto de Alma.

Salí envuelta en mi bata y cuando entré a mi cuarto reí al ver la cara de Pedro.

- Olvidate.
- Sos mala, no podes aparecer así y decirme que me olvide.
- Pero están las nenas, y Alma viene a cada rato por algo, y no da…
- Lo sé, pero es que sos irresistible.
- (Sonreí y me acerqué a darle un beso) Ahora te traigo un balde con agua helada. (Dije riendo)
- ¿Ves que sos mala?
- Te amo tonto. (Lo besé)
- Te amo bonita. (Nos besamos y me fui a cambiar al baño)

-

Deje la computadora y los papeles a un lado para ponerme un gorro de colores e ir a jugar con las nenas.

- ¿Qué haces con eso papá? (Preguntó Lola riendo)
- Vengo a jugar con ustedes. ¿O soy muy viejo para eso?
- (Alma también rio) No, pero con ese gorro sos gracioso.
- ¿Y las hago reír?
- ¡Sí!
- ¿Y si…? (Las agarré, a cada una con un brazo distinto, las tiré en la cama y comencé a hacerles cosquillas. Ambas reían y yo también lo hacía)

Escucharlas reír era hermoso, las dos eran mis hijas, y verdaderamente lo sentía así.
Había aprendido a querer y demasiado a Alma en este largo tiempo, y el tenerlas las dos acá era todo lo que necesitaba, por supuesto que junto con mi mujer. Eran mis tres mujeres, mis tres amores. Para siempre.

-

Fuese por la razón que fuese, Alma se había quedado sin sus papás igual que yo… Y me hacía demasiado bien el saber que yo estaba ayudando a una nena que en cierto punto estaba en mi misma situación, porque sabía lo horrible que era no tener papás y estar solo en el mundo, y que ella me agradezca, o que me dé un abrazo cuando ella era tan cerrada, me llenaba el alma.

Escuchar a los tres reír era un mimo al alma. Ellos eran mi familia, sí, los tres.

- Mami… ¡Veni! (Dijo Lola, yo sonreí y me acerqué a ellos. Pedro la alzó a Alma acococho y yo hice lo mismo con Lola, y así corrimos a nuestra habitación y nos tiramos los cuatro en la cama matrimonial, para hacer una especie de lucha en ella, y con muchas cosquillas)

Las nenas se quedaron mirando una película, mientras merendaban…

- Amor… Me voy un rato.
- ¿A dónde Pau?
- Voy a comprar unas cosas, necesito caminar un poquito.
- ¿Pasa algo?
- Mmm… Estoy pensando mucho en mis papás, y necesito estar un ratito sola, pero te prometo que en menos de una hora ya estoy acá.
- ¿No preferís que salgamos al balcón a tomar mate? No te pregunto nada si no queres…
- Voy a terminar llorando.
- Sola también, y no voy a poder estar ahí para darte un abrazo.
- (Sonreí) ¿Seguro?
- Obvio que sí mi amor. Veni, dale.

Salimos al balcón y él me abrazó contra su pecho, yo cerré mis ojos, suspirando y sentí sus manos mimándome.

- Tus viejos están acá, con vos… Y más ahora.
- Quisiera poder sentirlos.
- (Posó su mano en mi pecho, del lado izquierdo) Están ahí mi amor.
- (Suspiré) No sé… Me siento muy identificada en Alma, me pega, no sé… (Hice una pausa) No es que no esté feliz, pero me hace remover muchas cosas.
- Te entiendo mi amor.
- (Me aferré a él) Necesito tus mimos por un rato, así se me pasa.

Sentí que besó mi frente y me mimó por un largo rato, estar así con él me daba toda la paz que necesitaba.

Preparé la cena, demasiado inmersa en mis pensamientos, y después de cenar, repetimos lo de la noche anterior.

- ¿Estás mejor Pau?
- Sí…  O eso creo. (Dije metiéndome en la cama, en donde él estaba)
- Mmm… (Tomó mi mano) ¿Miramos una peli?
- Es tarde.
- ¿Un rato la tele? Dale, quiero hacerte unos mimitos.
- No entiendo cómo es que sos tan tierno, te juro… Diez años intentando descubrirlo, y no lo logro.
- (Sonrío) Te amo tanto mi amor… (Me besó e hizo que me acomode sobre él)
- Te amo Pepe. (Besé su pecho y él prendió la tele, puso una serie y  mientras él jugaba con mi pelo yo me estaba quedando dormida)
- Descansa mi amor… (Apagó la tele)
- Vos también Pepe.

-

Al día siguiente, me desperté y Pau ya no estaba a mi lado, extrañado me levanté y me dirigí a la cocina, en donde ella estaba preparando el desayuno. Me quedé parado en el umbral de la puerta mirándola, la amaba tanto. En pijama y con un rodete improvisado y desprolijo en su cabello, así la amaba.

Después de un ratito, preguntó.

- ¿Qué miras tanto? (Preguntó riendo)
- Lo hermosa que sos.
- ¿Así? ¿Recién levantada?
Que aunque estés despeinada me gustas igual, aunque estés en pijama y sin maquillar… (Canté y ella sonrío, me acerqué a ella, la abracé por la espalda y deposité un beso en su nuca) Así sos más hermosa que arreglada…
- Estás loco.
- Es verdad, te queda mejor si estás así, pero con mi camisa.
- (Sonrío) Me haces poner colorada.
- Ay, no podes seguir teniendo vergüenza.
- No, no es vergüenza… Es solo que no puedo creer que un hombre como vos me vea linda todo el tiempo, no puedo creer que sigas acá, conmigo. No puedo creer sentirme tan amada.
- (La giré haciendo que quedé frente a mí, sin dejar de abrazarla) Me podes mi amor… (La besé) Sos hermosa, hermosa, siempre… (Volví a besarla) Y siempre te voy a hacer sentir amada. Lo prometo.
- (Me abrazó por el cuello y besó mi cuello) Te amo mi amor, con todo mi alma.
- Yo te amo a vos mi vida. (Nos abrazamos más fuerte y después nos separamos, para volver a besarnos) Y buen día.
- (Rio) Buen día Pepe.

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Últimos cinco..

domingo, 12 de enero de 2014

Capítulo 194

Entré al cuarto, después de ir al baño, Pedro me agarró de la mano y me abrazó, yo también lo abracé. Nos unimos en un abrazo interminable, ambos emocionados.
Me arrinconó contra al placard, se separó un poco de mí y con su dedo pulgar de la mano derecha acarició mi mejilla, mientras yo sonreía.

- ¿Viste que se podía mi amor?
- Gracias a vos mi amor… (Lo besé) Gracias, esta felicidad es toda responsabilidad tuya.
- No, vos también pusiste mucho de tú parte.
- Pero si fuese por vos ya me hubiese caído.
- (Rosó su nariz con la mía) ¿Cumplí mi promesa?
- A la perfección mi amor, gracias, en serio… Nada sería posible sin vos.
- Yo no podría vivir sin vos, asique estamos a mano. (Nos besamos y nos abrazamos) Y no llores…
- Vos tampoco entonces. (Reímos)
- Te juro que no lo puedo creer.
- Yo tampoco mi amor, pero hay que creerlo. Es nuestra realidad, una vez nos tocó a nosotros…
- Era hora… (Reímos)
- (Se separó un poco de mí) Disfrutalo.
- Ayudame a caer.
- ¿A dónde? (E hizo que caiga en la cama, con él encima de mí. Yo reí)
- Sos un tarado.
- Un tarado que te ama.
- Un tarado que me cambió la vida, que me hizo creer que todo es posible, que la felicidad puede existir, que el amor existe, y que es lo más lindo del mundo. Te amo con todo mi alma Pepe.
- Te amo mi amor, con la vida… (Besó mi nariz) Fue un placer y es un placer generar todo eso en vos, sobre todo porque vos generas lo mismo en mí.
- La vida jamás me podría haber cruzado con alguien mejor.
- Creeme que a mí tampoco. (Nos sonreímos y nos besamos, pero en ese momento escuchamos que tocaron la puerta, nos sentamos) Pasa…

Entró Alma, algo asustada y llorando.

- Almi… ¿Qué pasa? (Pregunté y ella se quedó parada, mirándome) Veni hermosa… (Dije estirando mi mano, ella se acercó a mí y tomó mi mano) ¿Venís acá? (Dije golpeando mi pierna, ella asintió con su cabeza y se sentó sobre mis piernas)
- ¿Nos queres contar que pasa?
- Me da miedo estar ahí sola… Me desperté asustada.
- Tranquila, no pasa nada… ¿Queres un poquito de agua?
- Sí.
- Te voy a buscar. (Dijo Pepe y se fue a la cocina)
- Tranquila Almi, no pasa nada.
- ¿Me das un abrazo?
- Obvio hermosa. (Y la abracé contra mi pecho) Yo no te abrazo porque sé que no te gusta mucho, pero te puedo abrazar todas las veces que quieras… Y tranquila, en serio.
- Ya sé que no pasa nada, pero me dio miedo.
- ¿Y ahora se te pasó?
- Sí…

Llegó Pepe con el agua, Alma se separó de mí y agarró el vaso, tomó un poco y Pepe se sentó a nuestro lado.

- ¿Queres dormir acá hoy?
- No…
- ¿Y si te traemos el colchón acá?
- Mmm… Bueno.
- Entonces ahora te traigo el colchón.
- ¿No queres en la cama? (Pregunté)
- No… Me da… (Y no supo que decir)
- Traemos el colchón Almi, no hay problema. (Y Pepe volvió a irse)
- ¿Queres ir a lavarte la carita al baño?
- Sí…
- ¿Te acompaño?
- Sí…

Bajamos las dos de la cama y fuimos al baño, ella se lavó la cara y volvimos a la cama, Pedro acomodó su colchón y ella se acostó ahí.

Mi mano, sin darme cuenta, estaba como caída hacia su lado y ella la tomó, sin decirme nada y cerró sus ojos. Sonreí y le hice señas a Pepe de que miré, también sonrío.  La habíamos conocido tan arisca que estas cosas eran muy lindas.

Cuando nos aseguramos de que estaba dormida, Pepe me abrazó, por la espalda, y besó mi nuca.

- Qué descanses mi amor.
- Vos también Pepe. Te amo…
- Te amo mi vida.

Nos quedamos dormidos, después de un largo día con demasiadas emociones.

-

Me desperté a la mañana siguiente y al verla a Almi allí mis ojos se llenaron de lágrimas. Todo era real, al fin.

Tanto esperar, tantas luchas, meses, informes, declaraciones, asistentes sociales, psicólogas, visitas… ¡Tanto todo y al fin era realidad! Alma estaba acá, con nosotros.

Me preparé para ir a trabajar y la desperté a Lola para llevarla a la escuela…

- Amor… (Susurré en el oído de Pau) Lola y yo nos vamos, cualquier cosa me llamas. ¿Sí? Qué tengan un lindo día.
- Vos también Pepe. (Respondió súper dormida y yo reí)

-

Me desperté y preparé el desayuno, lo dejé en la cama y acaricié la mejilla de Almi con mi mano…

- Buen día hermosa. (Susurré) Es hora de despertarse.
- Pau… (Dijo sonriendo)
- Hola Almi…
- Era verdad entonces.
- ¿Qué cosa?
- Que ya estaba acá.
- (Sonreí) Es verdad, muy verdad… (Acaricié su mejilla) ¿Queres venir a desayunar acá conmigo?
- Sí… (Se sentó a mi lado y yo besé su frente)
- ¿Te gusta la chocolatada y las galletitas?
- ¡Sí!
- Buenísimo, porque es lo que traje. (Reímos y comenzamos a desayunar)
- Pau… Me da miedo empezar la escuela. (Dijo dudosa)
- No pasa nada Almi, en serio… Vas  a conocer un montón de nenes, aprender cosas nuevas.
- Pero yo solo sé leer, sumar y restar.
- En la escuela te van a enseñar más cosas, y si no alcanza con la escuela, buscamos una maestra fuera de la escuela para que te ayude un poquito más, o te ayude Pepe, o yo… O Loli. No te preocupes por eso hermosa.
- Mmm…
- En serio… ¿No queres ir a bañarte y salimos un rato?
- ¿A dónde?
- A comprarte ropa, o algo para la habitación, o a la plaza… O a donde quieras. ¿Queres?
- Sí…
- Entonces vamos a elegir que te pones.

Alma eligió un jean con una remera clarita, junto con un buzo y mientras ella se bañaba yo ordené todas las piezas, me cambié y salimos juntas.

‘Pasó a buscar a Lola por la escuela y almorzamos todos juntos’

‘Estoy con Almi en el centro, nos encotramos todos en la escuela’


‘Y vamos al Mac…’

‘Dale amor’