Capítulo 96

Al día siguiente, fuimos juntos al médico y jamás en la vida creí que podía sentirme así... Ver a ese puntito latiendo en la pantalla me llenó el alma de emoción, de felicidad... De amor.

- ¿Viste que no tenías por qué sentir miedo? (Dije abrazándola por los hombros, mientras caminábamos)
- (Sonrío, apoyó su cabeza en mi hombro y tomo mi mano, con la que la abrazaba) Ya sabes como soy Pepe... (Respondió riendo y yo también reí)
- Ahora solo tenemos que disfrutarlo.
- Vos lo dijiste... (Me miró) Tenemos...
- (Sonreí, haciendo fuerza para no llorar) Te prometo que sí. (Sonreímos y nos dimos un beso)
- Te amo mi amor... (Rosó su nariz con la mía y yo sonreí)
- Te amo princesa... (Ella rio y nos besamos)
- ¿Por qué reviviste ese apodo?
- Porque te hace reír.
- Pero es muy feo...
- ¿Por qué? Sos mi princesa... Bah, depende, capaz seas mi reina.
- Mmm... ¿Por qué?
- Y, porque no sabemos si es princesita o principito... (Dije posando mi mano sobre su panza)
- (Rio) Y falta el sapo que se convierte en rey. ¿No?
- Hey, no seas mala.
- Yo no soy mala.
- ¿No?
- No...
- Mmm... ¿Segura?
- Muy segura. (Reímos y nos besamos)

-

'Gorda, cuando puedas llamame'

'¿Qué pasa Pau?'

'No te lo puedo contar por acá'

Y a los segundos mi celular estaba sonando...

- Zai...
- Pau... Decime ya, sabes que no sirvo para esperar.
- (Reí) Primero... Pepe está acá, conmigo. (Lo miré y nos sonreímos)
- ¿En serio?
- Sí...
- ¿Y se arreglaron?
- Ajam...
- ¿Y te hiciste el test?
- Sí...

- ¿Y? ¡Me estás poniendo nerviosa Paula!
- (Reí e hice una pausa) Estoy embarazada Zai, de diez semanas... Recién venimos del médico.
- ¿Me estás hablando en serio?
- Muy en serio.
- Aiiiiiiiii. ¡Te felicito amiga! No te das una idea de lo feliz que me pones.
- (Sonreí) Gracias Zai...

Cuando corté con Zai, sin decir nada, me acerqué a Pepe que estaba trabajando en el cuarto chico, con su compu y me acosté...

- ¿Te sentís bien amor?
- (Suspiré) Sí, es solo que estoy aburrida.
- Mmm... (Dio vuelta con su silla y yo escondí mi cara con un almohadón, él rio y se arrodilló frente a mí, quitó el almohadón de mi cara y corrió un mechón de pelo que caía sobre mi nariz) Que yo sepa a la gente no se le llenan los ojos de lágrimas cuando está aburrida. (Yo reí)
- Estoy bien, es solo que no quiero estar sola...
- ¿Por qué?
- Porque me da miedo...
- ¿Miedo de qué?
- De que nos pase algo malo.
- No hermosa... (Acarició mi frente y yo suspiré, cerrando mis ojos para dejar en libertad algunas de las muchas lágrimas que acumulaba) Tranquila.
- Es que... (Hice una pausa) Tengo pánico de que vuelva a pasar algo horrible.
- No amor... Olvidate de él, está preso, ya está, nada malo va a pasar.
- Necesito sacar esos fantasmas de mi cabeza...
- Echalos, no los dejes entrar...
- ¿Me abrazas? Por favor.
- Obvio mi amor... Veni... (Me dejé abrazar, me quebré en sus brazos) No llores Pau, dale, disfruta... Sonreí. (Besó mi cabeza y yo suspiré) Es hora de que lo hagas... Te lo mereces. (Hizo una pausa) Estoy seguro que no llega solo por mí, sino también por vos... Nuestro hijo llega para llenarnos de felicidad y amor a los dos, llega para llenarnos de todo eso que nos falta. (Yo escondí mi cara en su cuello y él me abrazó aún más fuerte) Sos libre hermosa, ya pasó todo... Ya está, sé feliz.
- (Lo abracé también y tome aire, para poder hablar) No me sueltes, ayudame... Jamás me perdonaría no saber o no permitirme disfrutar de todo esto.
- Yo estoy acá bonita, y no te voy a soltar. Nunca.
- Te amo, con la vida.
- Te amo mi amor...
- (Me separé un poco de él y lo besé) Seguí trabajando, no quería interrumpirte.
- Mmm... Yo sigo trabajando si vos preparas mate para los dos, y, si dejas de llorar.
- Acepto.
- (Sonrío y me besó) Dale, te espero acá...

Luego de ir al baño y lavarme la cara, preparé el mate y lo dejé en el escritorio, en donde estaba Pepe, y fui a buscar una silla…

- No Pau…
- ¿Qué?
- No podes hacer esfuerzos. (Se paró y me la sacó de las manos)
- No pesa Pepe.
- Dejame cuidarlos.
- (Sonreí) Sos muy lindo, pero en serio que no pesa.
- Sh… (Me besó y llevó la silla frente al escritorio) Sentate ahí, yo me siento en esta.
- ¿Seguro?
- Sí, así estás más cómoda.
- Pero es lo mismo…
- Basta, te quiero cuidar y mimar.
- (Sonreí) Me vas a mal acostumbrar. (Me senté y él también se sentó)
- Siempre lo hago.
- Pero lo sabemos hace menos de un día y ya estás exagerando.
- (Rio) Dale, dejame… (Besó mi mejilla) Y para que no te quejes, ahora cebas vos y mientras yo trabajo.
- Me parece perfecto.

El termo se había terminado y yo abrazaba a Pepe por la espalda, posando mi mentón en su hombro.

- Amor… ¿Te falta mucho?
- Un ratito. ¿Por? ¿Te estás aburriendo mucho?
- (Reí) Un poco… ¿Te enojas si me voy a bañar?
- (Tomó mi mano y la besó) No amor, anda, yo termino con esto y si queres preparamos una picada o algo y nos vamos a la cama a ver una peli y nos dormimos temprano que anoche…
- A veces creo que me lees la mente…
- (Rio) Te conozco, simplemente.
- ¿Preparas la picada vos?
- ¿No era que no querías que te malcríe?
- (Reí) Estoy cansada, quiero la cama ya…
- Yo la preparo amor, anda tranquila.
- Gracias. (Besé su mejilla)