Capítulo 93

Cuando Zai llegó yo le tiré las llaves por el balcón y le dije que suba sola, sinceramente no me podía mover de lo mal que me sentía…

- Pau… ¿Qué pasa?
- ¿Cómo qué pasa? ¡Hace tres días, casi cuatro, que no sé nada de Pedro!
- Pero a vos te pasa algo más Pau… Mira cómo estás.
- Hace días que no paro de llorar, y recién comí hoy.
- ¿No habías comido nada Paula?
- Ayer no.
- Pau… No seas tonta.
- Zai, te juro que no sé qué hacer… ¡Quiero saber a dónde está al menos!
- Él es grande y sabe cuidarse solo.
- ¿Pero qué le cuesta avisarme?
- Sí, ahí tenes razón…
- (Suspiré) No puedo más Zai, tengo un nudo de angustia en el pecho que no me deja respirar.
- Tranquilizate amiga.
- ¿Cómo?
- Date una ducha.
- Ya lo hice… No funcionó. Tengo miedo.
- ¿De qué?
- De que haga alguna locura, algo que esté mal, algo que le haga mal a él. Me desespera no saber nada.
- Pero estar así no te sirve de nada Pau.
- Ya lo sé, pero no puedo estar de otro modo.
- Pero te estás haciendo mal a vos, mira cómo estás…
- Necesito saber algo de él.
- Ya va a volver…
- No sé Zai, no sé.
- Confía en que sí amiga.
- (Suspiré y sequé mis lágrimas) Lo necesito acá conmigo.
- Ya van a estar juntos otra vez. (Tomó mi mano)
- Necesito tranquilizarme un poco, y no sé cómo.
- ¿No queres que salgamos un rato a tomar aire?
- No, me siento mal… No me puedo mantener parada.
- ¿Segura que comiste bien?
- Desayune como para cuatro.
- ¿No me mentís?
- No Zai.
- ¿No te pasará otra cosa?
- ¿Qué cosa?
- No sé, pregunto.
- ¿Qué me estás insinuando?
- Nada Pau, nada.
- Ahora decime.
- Que la otra vez me dijiste que tenías un atraso y…
- No Zai, no. (Dije negando con mi cabeza)
- ¿Estás segura?
- No, pero no puede ser…
- ¿Por qué no puede ser?
- Porque no, porque mirame como estoy, no sé a dónde está Pedro… Porque no.
- Pero capaz que sí.
- No Zaira, no. (Respondí enojada, sin dejar de llorar)
- Bueno, está bien… Pero tranquilizate. ¿Por qué no intentas dormir?
- Porque no puedo Zai, no puedo hacer nada, no puedo dejar de pensar en él.
- Yo me quedo acá, por si viene o llama… Vos intenta descansar, dale, te vas a sentir un poco mejor.
- Pero…
- Pero nada, si él es medio boludo y te dejo acá sola es su problema.
- No, es que está mal…
- Mira Pau, no es de forra, Pedro nos ayudó muchísimo a las dos, pero lo que hizo no está bien, debería haberte avisado al menos.
- Está así desde que falleció Nico… Pero nunca había desaparecido tanto tiempo.
- Pero te estás haciendo mierda vos Pau.
- Porque me duele que no confie en mí, me duele no ser lo suficiente para él.
- ¿Eh? Estoy segura de que no es eso.
- ¿Y entonces por qué se va?
- No sé, pero no por vos Pau… Dale, anda a tú habitación y descansa un poco.

Me desperté varias horas después y encontré una bolsita de farmacia…

- ¡Zaira! ¿Qué es esto?
- (Se asomó por el umbral de la puerta) Hacetelo.
- ¿Para qué?
- Para sacarte la duda.
- Yo no tengo ninguna duda.
- Sé que la tenes, aunque lo quieras negar.
- No me lo quiero hacer sola.
- Yo me quedo con vos.
- ¿Y Pedro?
- Pau… A ver… (Se sentó frente a mí y secó mis lágrimas) Vos también estás así por eso… ¿O no?
- Sí, tengo la duda hace bastante y yo ni siquiera podía hablarle porque se enojaba… Y no me animo a hacerlo sola.
- ¿Y conmigo? ¿Te animas?
- No sé Zai, no puedo más.
- (Me abrazó y yo me quebré aún más) Arriba hermosa, capaz sea lo más lindo que te pase en la vida.
- Ya pasé por esto yo Zai, ya lo pasé sola… Y terminó de la peor manera. ¿Entendes?
- (Se separó un poco de mí) Ahora no estás sola, tarde o temprano él va a volver, lo sabemos las dos…
- Pero quisiera estar con él ahora.
- ¿Queres esperarlo a él?
- No, no aguanto más.
- ¿Segura?
- Zai. ¿Vos estás acá para ayudarme o para confundirme más?
- (Rio) Para ayudarte, perdón.
- ¿Me traes un poco de agua?
- Ya te traigo… (Se levantó pero yo la frené)
- Zai…
- ¿Qué? (Preguntó volviendo a mirarme)
- Gracias, en serio.
- No tenes nada que agradecerme, en serio.
- Sos lo más amiga.
- (Sonrío y se acercó a mí) Vos hermosa. (Sonreímos y nos abrazamos) Y no llores más, dale.

Zai me alcanzó un vaso de agua y para ser sincera me temblaba hasta el alma, tenía esa duda hacía días y cada vez que intentaba hablar con Pedro él me ignoraba, o me trataba mal. Nunca me había animado a hacerme el test sola, y aunque ahora moría de miedo (Porque lo necesitaba a él) era hora de hacérmelo y sacarme la duda…

Estaba sola en el baño, y cuando fui a agarrar la cajita no podía dejar de temblar… (Por los nervios y porque seguía sintiéndome demasiado mal, no tenía estabilidad)

Me senté en el suelo, contra la puerta y leí las instrucciones, pero no me animaba… Había algo que me frenaba y era él, era el hecho de que él no esté conmigo, me sentía en una especie de deja vu, sola otra vez en esta situación.

- Pau… ¿Estás bien?
- Sí Zai.
- ¿Te lo hiciste?
- No, no puedo.
- Tranqui…
- No puedo estar tranqui Zai.
- ¿Puedo entrar? (Me levanté y abrí la puerta, para poder abrazarla) Tranquilizate un poco amiga, no te hace nada bien estar así… Se supone que quizás te enteres de algo hermoso.
- Pero no me gusta que sea así.
- Es decisión tuya esperarlo o no.
- (Suspiré y me separé de ella) No sé qué hacer, estoy llena de bronca por lo que hizo, pero también lo entiendo… Y no me animo a hacerlo sola.
- Entonces espéralo… No creo que tarde mucho más en volver.
- ¿Te enojas si te pido que te vayas?
- Enojarme no, pero no quiero dejarte así.
- Te prometo que voy a estar bien…
- Pero…
- Por favor, necesito ubicarlo de algún modo.
- ¿Pero cómo vas a hacer Pau? No tenes ni a donde llamarlo.
- Ay, no sé… (Dije quebrándome otra vez, ella posó su mano en mi espalda y me dijo)
- Lavate la cara, tranquilizate un poco y vemos que podemos hacer. ¿Sí? Bah, si queres que me quede…
- Sí, quedate… Ya sé que soy media ciclotímica. (Reímos y ella se fue del baño, yo lavé mi cara y fui al living, en donde ella estaba)